Los bordados de las zapatistas dan cuenta de las ideas, propuestas de autonomía, luchas y sueños que tienen desde su cotidianidad en las comunidades y en sus recorridos. No hay ocurrencias, el viaje en barco del Escuadrón 421 a Europa lo habían bordado con anterioridad
@: @Dal_air
Los colores de este bordado son los de las diferentes capas de la tierra de una montaña. Los bordaron mientras navegaban más de 52 días en la mar para cruzar el Atlántico. ¿A qué fueron los zapatistas a Europa?, se preguntan por todos lados ahora que el Escuadrón 421 recorre el territorio de la antes Europa: Slumil K’ajxemk’op.
Paulina Dominguez, experta en bordado del colectivo Texthilo, describe esta paleta de colores: “Esos son los tonos de la tierra de los territorios zapatistas. Es plasmar a partir de lo que ven en su cotidianidad otra realidad. Es como una montaña, un barco. Y cómo esta montaña se mueve por el mar. Pensé que al inicio todo era metafórico. Después vi que no, que sí hay barco y montaña”.
Hay registros de bordados zapatistas que realizaron desde tiempos de La Otra Campaña que dan cuenta de un sueño: viajar en barco para aprender de todas las luchas. Y ahora la primera parada es Europa.
“Las zapatistas están bordando su propia lucha e historia. Es bordar no sólo la lucha, sino también los sueños, las expectativas, qué es lo que quieren construir. El bordado es una forma de expresión, y las y los zapatistas han sabido cómo aprovecharla”, asegura Paulina.
Paulina piensa en cuántas preguntas les surgieron en el mar, como “¿Y así como nosotros defendemos la tierra, ¿hay quien lo defiende al mar?”, dijo el Escuadrón 421 en alta mar.
“¿Qué piensan cuando bordan, cuando hacen esos puños cerrados arriba de mujeres zapatistas?, ¿qué pasa cuando se reflejan a ellas mismas?, ¿qué pasa cuando hablan de esta lucecita?, ¿qué pasa en sus cabezas cuando hacen estos bordados? Y al verlos. Es un proceso creativo y reflexivo que conlleva muchísimas actividades sensoriales”, reflexiona la integrante de Texthilo y de la RUA el modo en que ellas mismas se ven y se plasman, por ejemplo con el puño arriba, fuertes.
Hay un tejido que muestra una realidad, una intención, pero también hay un tejido que es invisible, que se hace mediante el intercambio de la lengua, la cultura propia, la vestimenta y los diálogos.
Una de las mejores tejedoras de lo visible y lo invisible fue la Comandanta Ramona, una de las dos mujeres que formaban parte de la delegación zapatista en las conversaciones de paz de 1994 en la Catedral de San Cristóbal. Pequeña, de mirada profunda, de huipil blanco con bordados rojos a la usanza tsotsil. Tejedora de textiles, Ramona desempeñó un papel clave en la preparación del levantamiento armado en el 94 en Jovel (San Cristóbal de las Casas).
Ramona rompió el cerco impuesto a los zapatistas por el gobierno de Ernesto Zedillo, asistió al Zócalo y a la Asamblea constitutiva del Congreso Nacional Indígena de octubre de 1996, después de encabezar una marcha para entrar al Zócalo. Sus manos fueron capaces de bordar el tejido invisible de la esperanza de la liberación de los pueblos.
“He visto más mujeres zapatistas bordar pero también hay hombres, como vemos en el Escuadrón. Estas tareas son las que refuerzan, la colectividad le da forma a una comunidad, y estas surgen de distintas maneras, cocina, milpas, talleres, en las escuelas. Una de estas es el bordado”, dice Paulina con una sonrisa.
El bordado también puede ser la palabra colectiva.
“A la hora del bordado, puede haber una mejor reflexión, y fomentar valores como la paciencia, ver puntos de vista, la tolerancia para escuchar puntos de vista contrarios. En estos momentos de bordado la palabra es preciada y enriquecedora. Con un pensamiento más crítico, más ampliado. Abre el espacio a la escucha, la reflexión y la palabra. Es importante la colectividad para el bordado y el bordado para la colectividad, es un vaivén”, asegura Paulina, quien conoce de cerca las técnicas de bordado, la simbología y los tipos de estilos que han explorado las zapatistas.
Resalta que es de suma importancia la colectividad para el bordado, ya que se trata desde quién va por los hilos, quien corta la tela, quien cose, hasta quiénes realizan el bordado o quién organiza la cooperativa, hasta decidir por qué usar los tonos cafés para el barco que bordaron durante el viaje en la mar.
Deportes como el fútbol, cuestiones científicas con la tierra, teóricas como los postulados de la hidra capitalista, universos completos en torno al maíz, o cómo no los conquistaron. Bordar un viaje en barco, con pulpos y sirenas zapatistas como lo hicieron en tiempos de la Otra Campaña parecía, más que una intención de conquistar el mundo, una voluntad de tejer lo invisible, el devenir de la inspiración del recorrido que hizo el Comité Clandestino Revolucionario Indígena. Conocer todas las luchas para entrelazarlas.
Y ahora ese tejido invisible es una fuerza en el corazón de las, los, loas europeas insumisas. En los dolores, en las rabias, encuentran el hilo y en ese hilo la posibilidad de pasar a la acción, a la organización.
¿Qué tan lejos llega la palabra o el bordado?
Botas llenas de Tierra. Tejedora de relatos. Narro sublevaciones, grietas, sanaciones, Pueblos. #CaminamosPreguntando De oficio, periodista. Maestra en Comunicación y cambio social. #Edición #Crónica #Foto #Investigación
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