No es una guerra de aranceles: es de clases

30 marzo, 2025

Los aranceles de Trump no castigan a las élites, sino a las clases trabajadoras de Estados Unidos y México. En lugar del ojo-por-ojo arancelario, México debería tener en la mira a los oligarcas que apoyan a Trump: los mismos que evaden impuestos y concentran riqueza alrededor del mundo

Por Noé M. Mendoza Fuente

Deja vú arancelario: esto ya lo vivimos

Trump ha dicho en reiteradas ocasiones que ‘arancel’ [tariff, en inglés] es para él, la palabra más bella en el diccionario. En el discurso trumpista, los aranceles se plantean como una herramienta nacionalista. La idea es elevar el costo de los productos importados y con ello incentivar a las grandes empresas a mover sus instalaciones a los EEUU, generando empleos en suelo norteamericano. El objetivo aparente es revertir los incentivos que durante la globalización motivaron a empresas estadounidenses a trasladar sus procesos de manufactura hacia países con menores costos de producción como México y China.

La justificación económica detrás de los aranceles trumpistas es contraria a la evidencia. Diversos estudios muestran que los aranceles que impuso Trump en su primer mandato (2017-21), lejos de incentivar a la industria local, le generaron costos adicionales; costos que fueron asumidos casi en su totalidad por los consumidores e importadores estadounidenses. Recordemos que entre 2018 y 2019 Trump impuso aranceles a un amplio espectro de productos provenientes de China, Canadá, México y la Unión Europea – entre otras jurisdicciones. En un escenario similar al actual, la respuesta más común de los países agraviados fue un ojo por ojo arancelario. En 2018, frente a los aranceles trumpistas del 25 y 10% al acero y aluminio mexicanos, el gobierno de AMLO introdujo impuestos a la importación de productos de acero, Bourbon y diversos productos agropecuarios provenientes de EEUU (e.g. carne de puerco, manzanas, queso y papas). 

Eventualmente, Trump retiró los aranceles a México. ¿Hay evidencia de que esta primera ofensiva benefició a la industria estadounidense? Los estudios revelan, que como consecuencia de la escaramuza arancelaria de 2018-19 se encarecieron las manufacturas de los EEUU. El principal efecto fue aumentar el costo de insumos vitales para diversas industrias estadounidenses.

Bravuconería e inflación

En 2025 pareciera que la escaramuza arancelaria del 2018 revive y se refuerza. ¿Por qué la administración de Trump persigue una política económica que, se sabe, no generará los impactos publicitados? Quizá la respuesta reside en que las políticas económicas, son ante todo actos políticos.  En relación con los aranceles, el objetivo político es abandonar el multilateralismo en la diplomacia y en el comercio. La ofensiva arancelaria debe ser leída como un mecanismo de coerción política. La evidencia científica sugiere que los aranceles trumpistas no fortalecerán a los industriales estadounidenses. Lo que sí logran es otorgar victorias simbólicas y mediáticas a la base social de Trump. Los aranceles son en esencia, un acto de bravuconería política.

Podemos suponer que la bravuconería arancelaria de Trump se mantendrá vigente en el futuro previsible, como una espada de Damocles diseñada para que gobiernos como el mexicano hagan todo tipo de concesiones a los EEUU. México ha encarado esta bravuconería con firmeza tanto en 2018-19 con AMLO como en 2025 con Sheinbaum. Sin embargo, este 2 de Abril – o en cualquier otro momento – podrían hacerse efectivas las amenazas arancelarias a la industria automotriz y agregarse más productos. México no puede controlar los designios de su vecino del norte pero sí podemos responder de manera diferente. Es claro que mantener la táctica del ojo por ojo arancelario es un tiro en el zapato en un momento de alta vulnerabilidad económica: las perspectivas de crecimiento para México en los siguientes dos años son poco alentadoras – por decir lo menos – de acuerdo a la más reciente proyección de crecimiento publicado por la OCDE. Si después del 2 de Abril México responde a Trump con un ojo por ojo arancelario, el efecto previsible será aumentar las presiones inflacionarias en nuestro país.

Proyecciones de crecimiento del último reporte de la OCDE

Cambiar el eje de la confrontación

Si para México el ojo por ojo arancelario es un balazo en el zapato, ¿cómo puede el estado mexicano responder con firmeza sin auto debilitar nuestra ya de por sí vulnerable situación económica? Una alternativa es cambiar el eje de la confrontación política. En una guerra arancelaria los daños son asumidos principalmente por las clases trabajadoras. El ojo por ojo arancelario, en sus efectos, encarna una confrontación entre pueblos. Pero la ofensiva de Trump es un enfrentamiento de clases, no un conflicto entre pueblos. Los oligarcas que apoyan a Trump están determinados a explotar y oprimir tanto a los trabajadores estadounidenses como a los mexicanos. 

La respuesta firme de México debe dirigirse a los oligarcas que apoyan el proyecto de Trump. Tras haber tomado las riendas del Estado norteamericano, oligarcas como Elon Musk empujan una agenda que privilegia la acumulación del gran capital y el achicamiento del Estado. Musk forma parte de una red de oligarcas que quieren un mundo donde los estados nacionales no distribuyan la riqueza, no regulen los mercados y no provean a sus poblaciones con redes de protección social. Los oligarcas aliados de Trump son una nueva clase económica y política que Yanis Varoufakis ha bautizado como los ‘tecnofeudales’.

Pero el poder de los tecnofeudales es más frágil de lo que aparenta. Su capacidad de acumular riqueza depende de estados nacionales que permitan la extracción de rentas en sus territorios sin mayores consecuencias fiscales. Es bien conocido que empresas como Apple se apoyan en complejas prácticas de evasión fiscal para evadir impuestos en los territorios donde obtienen sus ingresos. De acuerdo con estimaciones del Atlas del Mundo Offshore, México perdió en 2021 alrededor de 5 mil millones de dólares en impuestos corporativos a través de una forma de evasión fiscal conocida como ‘traslado de beneficios’. El traslado de beneficios ocurre a través de diversos mecanismos: moviendo activos financieros intangibles a través de paraísos fiscales, realizando pagos de intereses dentro de un mismo grupo corporativo y/o manipulando los precios de las transacciones entre una empresa multinacional y sus filiales en distintos países. Estos mecanismos de evasión fiscal son sumamente complejos de monitorear, pero el trabajo de investigación de centros como Skatteforsk – Centre for Tax Research  y el Observatorio Fiscal de la Unión Europea contiene estimaciones y herramientas útiles para abordar el problema.

Infográfico del Atlas del Mundo Offshore

Un impuesto mínimo a los oligarcas

En este escenario global donde empresas multinacionales y multimillonarios evaden impuestos cotidianamente, el economista francés Gabriel Zucman ha propuesto una medida radical y viable: un impuesto mínimo a las grandes empresas a través de medidas extraterritoriales. Existe un acuerdo internacional para establecer un impuesto corporativo mínimo global del 15% para las multinacionales con ingresos que exceden los 750 millones de euros anuales. En 2021, México se adhirió a este acuerdo político gestado dentro de la OCDE. Sin embargo, empresas como Tesla pagan impuestos muy por debajo del mínimo global. Entre 2022 y 2024 Tesla – la compañía donde Musk es accionista mayoritario – pagó impuestos equivalentes a tan solo 0.4% de sus ingresos reportados en EEUU. Como referencia, vale la pena recordar que en México una persona moral paga una tasa general del 30% sobre sus ingresos. 

¿Cómo funcionaría la propuesta de Gabriel Zucman en México? Imaginemos el caso de Tesla. 

Paso 1: Determinar la cuota de mercado

El estado mexicano determinaría la cuota de mercado que México representa para las ventas de Tesla a nivel global. Supongamos que México, en 2024, representó un 5% de las ventas globales de Tesla.

Paso 2: Determinar los impuestos efectivos

El estado mexicano también determinaría el monto efectivo de impuestos corporativos que pagó Tesla a nivel global. Supongamos que en 2024 Tesla pagó impuestos corporativos equivalentes al 1% de sus ingresos. 

Paso 3: Determinar la brecha del impuesto corporativo mínimo

El impuesto corporativo mínimo global del 15% establece una base mínima que debería pagar cualquier empresa que exceda los 750 millones de euros en ingresos anuales. Si Tesla pagó impuestos globalmente por tan solo el 1% de sus ingresos, esto significa que su brecha con el impuesto mínimo global del 14%.

Paso 4: Implementar un impuesto extraterritorial

Sobre la base de que México representa el 5% de las ventas globales de Tesla, el estado mexicano legítima y soberanamente podría cobrarle impuestos a Tesla equivalentes al 5% de la brecha de esta empresa con respecto al impuesto mínimo global. Es decir, México le cobraría un impuesto extraterritorial a Tesla equivalente a 0.7% de sus ingresos globales anuales (5% de la cuota de mercado x 14% de la brecha con el impuesto mínimo). 

Distribución del impuesto corporativo mínimo global 

(% del total de los ingresos de Tesla)

Si todos los países donde Tesla tiene operaciones implementaran esta medida extraterritorial – la cual parte del impuesto mínimo global promovido por la OCDE – la multinacional liderada por Elon Musk terminaría pagando una tasa efectiva del 15% sobre sus ingresos globales, aún después de poner en práctica todos los mecanismos de evasión fiscal que, al día de hoy, le permiten pagar mucho menos impuestos que cualquier pequeño contribuyente. 

Una respuesta firme y necesaria

En lugar de responder con un “ojo por ojo” arancelario que solo profundizaría el daño económico y social a ambos lados de la frontera, México debe cambiar el eje de la confrontación. La verdadera disputa no es entre los pueblos de México y EEUU, sino una confrontación de clases: entre una élite oligárquica que evade impuestos y concentra cada vez más riqueza, y las mayorías trabajadoras en todo el mundo que enfrentan las consecuencias. En este contexto, el estado mexicano debe dirigir su firmeza hacia quienes realmente se benefician del trumpismo: las corporaciones – como Tesla – que son expertas en eludir su responsabilidad fiscal. Aplicar medidas como el impuesto mínimo global a través de medidas extraterritoriales no solo es viable, sino urgente para recuperar soberanía fiscal y proteger el interés público.

*Noé M. Mendoza Fuente es un mexicano radicado en Noruega. Trabaja como coordinador del Atlas del Mundo Offshore, una iniciativa conjunta del centro de investigación Skatteforsk – Centre for Tax Research alojado en la Universidad Noruega de Ciencias de la Vida (NMBU) y el Observatorio Fiscal de la Unión Europea alojado en la Universidad Parisina de Economía (PSE). Noé es candidato a doctor en el Programa de Estudios de Desarrollo y Medio Ambiente Internacionales de NMBU. 

Mexicano radicado en Noruega. Trabaja como coordinador del Atlas del Mundo Offshore, una iniciativa conjunta del centro de investigación Skatteforsk – Centre for Tax Research alojado en la Universidad Noruega de Ciencias de la Vida (NMBU) y el Observatorio Fiscal de la Unión Europea alojado en la Universidad Parisina de Economía (PSE). Candidato a doctor en el Programa de Estudios de Desarrollo y Medio Ambiente Internacionales de NMBU.