La capital del país está en un punto crítico: Si en las próximas semanas no baja la transmisión de covid-19, la demanda de atención puede rebasar la capacidad de reconversión de camas. La pelota está en la cancha ciudadana, dice Alejandro Peña Viveros, coordinador de atención en el IMSS, institución sobre la que recae la mayor presión de respuesta
Texto: Daniela Pastrana
Fotos: Cuartoscuro e IMSS
CIUDAD DE MÉXICO.- Enero de 2021. Por estos días, el Instituto Mexicano del Seguro Social recibe en la Ciudad de México más de 200 ingresos diarios de pacientes de covid-19. Cada ingreso es un paciente grave. Cada paciente necesitará una cama aislada, oxígeno, aparatos de monitoreo, medicamentos, enfermeras, médicas, radiólogas, personas que laven sus sábanas o que preparen su comida, todas bien equipadas para evitar contagio. Algunos de esos pacientes también necesitarán un ventilador artificial, un anestesista, sedantes.
Así empieza el año. Para poner en perspectiva: en épocas sin pandemia, cada unidad del Seguro Social que atiende enfermedades respiratorias tiene entre 3 y 4 ingresos diarios. Hoy son más de 10 personas las que, en promedio, entran graves cada dia a cada una de las 20 unidades de atención covid que tiene el instituto en la capital.
En entrevista con Pie de Página, el coordinador de atención integral de segundo nivel del IMSS, Alejandro Raúl Peña Viveros, lanza un mensaje a la ciudadanía: covid-19 existe y es una enfermedad seria. La Ciudad de México está en un momento crítico. Y sólo con la ayuda de la gente se podrá enfrentar lo que viene.
“El IMSS y otras instituciones están en una situación crítica, delicada, porque los recursos también son finitos (…) Lo que pase depende de lo que pase a nivel social, si la gente nos ayuda o no. Nosotros seguimos trabajando en la respuesta institucional, pero esperamos que la gente nos ayude a que se detenga la transmisión”.
El término reconversión hospitalaria tiene que ver con la organización de los hospitales, explica el funcionario. Un hospital está organizado de acuerdo con sus servicios: “en la vida normal” éstos se organizan por sectores: medicina interna, cirugía, ginecobstetricia y pediatría. Las “especialidades troncales”.
Los pacientes con covid-19 generalmente tienen un problema pulmonar y desarrollan una neumonía, por lo que tendrían que ingresar a medicina interna o a terapia intensiva. Pero las campas disponibles en los hospitales para ese sector serían insuficientes en estas condiciones.
“Cuando hablamos de reconversión significa que las camas que no son de medicina interna se tienen que transformar en camas para pacientes con enfermedades respiratorias”, dice.
Eso significa tomar camas que no eran para pacientes respiratorios, y prepararlas, lo que requiere de personal especializado, ventilador, monitores, medicamentos. A eso se agrega la seguridad: ampliar los espacios para hacer áreas seguras y evitar la transmisión del virus en los propios hospitales. Pero eso también significa dejar de atender las otras áreas y ha tenido una consecuencia en muchas personas de servicios programados o que no son urgentes y que no han tenido que esperar.
En todo el IMSS tenemos más de 30 mil camas. De esas, 17 mil están dedicadas hoy a la atención del paciente covid. Estamos hablando de que más de la mitad de las camas están dedicadas a las enfermedades respiratorias”, dice.
El sector salud trabaja como un sólo bloque para responder a la pandemia, asegura Peña Viveros. Sin embargo, en el IMSS, por ser la institución más grande de la sanidad pública mexicana, recae 60 por ciento de la presión de la demanda. El resto se distribuye entre el ISSSTE, la Secretaría de Salud federal y las estatales, Pemex, el Ejército y la Marina.
Además, el instituto ha estado funcionando bajo el principio de “cero rechazos”, lo que significa atender pacientes que no son derechohabientes.
“No rechazamos a nadie, aunque no tenga seguridad social. En algunos centros temporales como el autódromo, casi la mitad de los pacientes que atendemos son no derechohabientes”, dice el funcionario.
Esto es algo que no tiene precedentes en la historia del IMSS. Y que lo coloca frente a desafíos importantes, porque implica una carga asistencial extra a un sistema que ya de por sí tiene una fuerte presión
“No hay ningún antecedente histórico de una reconversión tan importante, y sobre todo, que necesita ir generando estrategias de muy corto plazo. En el último mes hemos tenido que reconvertir en la Ciudad de México una cantidad que supera las mil camas. ¡En 30 días! Las camas existen físicamente, pero hay que equiparlas, preparar al personal, reclutar más personal. Ha sido impresionante el trabajo y sin duda la parte mas importante ha sido la de los trabajadores: ellos se han solidarizado muy fuerte para estar tratando a los pacientes y evitar que nos desborde”
Sin embargo, el médico también alerta: “El IMSS y otras instituciones están en una situación crítica, delicada, porque los recursos también son finitos. Es decir, hay un límite de camas, un límite de operación y pues la afectación en la Ciudad de México y en el Estado de México es altísima, de tal manera que esto implica un esfuerzo titánico, sin precedentes en el instituto”.
¿Y cómo llegaron las defensas del instituto a esta batalla? La respuesta es esperada: Hay un rezago histórico, estructural, de falta de camas y de médicos. No es de tres o cuatro años, sino de un problema no atendido muchos años.
“La falta de estructura obliga a tener una estrategia de reacción rápida, pensamos que en el futuro estas carencias se van a ir compensando gradualmente”, dice Peña Viveros.
También aclara: es un tema internacional, ningún país, por más robusto que sea su sistema de salud, lo está logrando
“Hay países muy poderosos ricos y con una infraestructura muy superior, que se la están viendo muy complicada. Ahí es donde viene el tema de la demanda de servicios, que te rebasa. Nosotros tenemos mas de 200 ingresos al día en la Ciudad de México. Cada ingreso signfica un paciente grave, un paciente que requiere la atención, en tiempo y recursos, muy importante. ¡Imagínate! Eso implica una capacidad de respuesta lo más eficaz posible y hace necesario que estemos todos los días trabajando para ubicar los egresos, dar las pre-altas, que implican también movilizar de recursos administrativos y financieros para que puedan continuar con el tratamiento en su casa. No es una situación sólo de cuantos médicos tienes, sino de la altísima demanda de servicios”.
— Que se vuelve peor si el sistema de salud tiene tantas carencias, por ejemplo, del personal…
— El sistema de salud depende de lo que pasa a nivel social, si la gente nos ayuda o no, en la cuestión de la sana distancia, lavado de manos, en fin, todo eso que ya se ha dicho. Si eso no se da, obviamente la consecuencia es que en los hospitales, la demanda te rebasa. Entonces, el tema de la falta de personal si es una realidad para todas las instituciones. El IMSS ha hecho un esfuerzo para contratar muchas más enfermeras, médicos, la función de los voluntarios que han venido solidariamente de muchos estados a ayudar a los equipos que ya estaban operando ha sido muy importante. Ese es el punto crucial: tenemos las camas, pero cómo formas al personal para que esas camas estén operando.
— ¿Cuánto es el aumento? ¿Cuántos pacientes ingresan de manera normal en un año que no hay pandemia?
— Varía mucho, pero en un hospital promedio, en un día normal, que esté atendiendo problemas respiratorios, a lo mejor tenemos unos 3 o 4 ingresos por día. Ahorita tenemos 20 unidades operativas trabajando en el tema de covid entre hospitales de tercer nivel, de segundo nivel y temporales. Y además, la complejidad no es la misma. Cuando hablas de cientos de ingresos con neumonía de pacientes graves, imagínate el impacto que tiene en la operación. Afortunadamente, la mayoría de los pacientes tienen manejo ambulatorio. Digamos que 80 por ciento de los pacientes que se infectan de covid, su manejo es en casa. Pero basta ese 20 por ciento que sí tiene que llegar al hospital para tener la enorme demanda que estamos viendo en los hospitales.
Después de 10 meses de emergencia, el médico no tiene dudas: covid-19 es una enfermedad extraña.
“Uno esperaría la tos, la fiebre y no, así como tienes pacientes covid clásicos, a veces el cuadro es muy atípico, hemos tenido jóvenes que han es estado en el hospital y que desgraciadamente han fallecido. Hemos atendido casos en los que la comorbilidad es muy importante, pero también, los cuadros a veces son atípicos, que llegan por diarrea o por una enfermedad que no parece respiratoria, y cuando les tomamos una placa de tórax, los cambios en el pulmón son impresionantes. Es un virus muy agresivo, muy silencioso, de alta transmisibilidad, que obviamente nos ha representado un desafío importante desde el punto de vista médico para identificar al paciente con mayor velocidad”.
A eso se agrega, dice, que muchos pacientes mueren porque cuando llegan al hospital ya no hay nada que hacer. “Llegan en una etapa muy avanzada, no sé si es porque tienen miedo o no quieren ir al hospital. Y hay mucha gente que, a pesar del semáforo rojo, no se la cree”.
— Eso es parte de los fenómenos de la comunicación, para nosotros también ha habido retos. Pero parece que hay una tensión entre científicos y médicos que están en la operación cotidiana. Los tiempos de la ciencia, aunque han sido muy rápidos, no van con los tiempos d ellos hospitales ¿Cómo afecta esto? ¿O cuáles son los aprendizajes?
— En la historia nunca había sido tan rápida la información científica, en menos de un año hay miles de artículos publicados y un gran esfuerzo científico en la vacuna. La ciencia avanza rápido. Pero sí, con un virus que muta, que no es muy estable, eso impide tratamientos muy dirigidos. Dentro de lo bueno que ha dejado la pandemia yo pensaría que hay tres cosas: uno es el trabajo colaborativo, Sin un trabajo en equipo no sería posible. La solidaridad de los mexicanos dentro de los equipos de salud ha sido espectacular, impresionante. El segundo lugar, en la parte médica, tiene que ver con el manejo de los pacientes. En todo el mundo ni siquiera tenemos un tratamiento específico. La otra cuestión es cómo organizarnos: en ninguna parte del mundo se estaba preparado para tal cantidad de pacientes contagiosos y los hospitales se tuvieron que preparar, con puertas, bioseguridad, capacitaciones, muchas cosas que hoy ya aprendimos y hay una gran experiencia en normas y procedimientos que son un parteaguas para una próxima pandemia, aunque esperemos que no sea de este tamaño. Y también, pues cómo administrar mejor los recursos, evitar cosas que no son necesarias. El camino te obliga a usar mejor lo que tienes.
— Después de 10 meses parece que estamos en el peor escenario, con los números más altos de contagios y un registro de fallecimientos muy alto. Que podemos esperar para las próximas semanas
— Esperaríamos que a mediados de este mes de enero al menos se detenga el ascenso en la Ciudad de México. Que llegue a la punta, para tener unas dos o tres semanas con los pacientes hospitalizados y empecemos a bajar. Es lo que esperamos
—¿Cómo llega el IMSS a este momento?
— Nuestra obligación siempre será la de no darnos por vencidos. Tenemos que seguir. Ahora esperamos reconvertir 400 camas más. Tenemos que seguir con la reconversión y evitar que se crucen la línea de la oferta y la demanda. El IMSS tiene que seguir adelante y dándole la capacidad de vida a mucha gente, pero también tiene un límite, y por eso es tan importante la participación de la gente, si la gente nos ayudar evitando contagios, ahí baja la demanda y la oferta sería mejor. Nosotros seguimos trabajando en la respuesta institucional, pero esperamos que la gente nos ayude y que se detenga la transmisión. Es cierto que el personal se cansa, han sido meses enteros de cuidarse y evitar el contagio con la familia. Ha sido muy complejo. Pero es importante entender que nos tienen que ayudar. Sí es una enfermedad seria. Sí existe el covid. Y la principal forma de controlarlo es evitar el contagio. La propia población tiene que hacer un esfuerzo para evitarlo.
Quería ser exploradora y conocer el mundo, pero conoció el periodismo y prefirió tratar de entender a las sociedades humanas. Dirigió seis años la Red de Periodistas de a Pie, y fundó Pie de Página, un medio digital que busca cambiar la narrativa del terror instalada en la prensa mexicana. Siempre tiene más dudas que respuestas.
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