En un recorrido interactivo e inmersivo, el Museo del axolote y centro de conservación de anfibios ofrece una experiencia sensorial para conocer a estos animales. Hacen homenaje a los axolotes de Xochimilco, y cuentan con 4 variedades de su tipo y la recreación de un humedal de Tule
Texto y fotos: Daliri Oropeza Alvarez
CIUDAD DE MÉXICO. – Un joven de segundo semestre de Bachillerato ocupa el primer lugar en la fila junto a su mamá. Aprovechan los últimos días de vacaciones de la prepa para dar un paseo. Se enteraron en redes sociales sobre la apertura del Anfibium, el primer espacio que tiene Chapultepec dedicado a la reproducción, conservación y muestra del axolote, está en el Zoológico Alfonso l. Herrera.
El jóven de bachillerato no recuerda haber visto un axolote antes. Su madre sí. Asegura que le es emocionante conocer estos animales pues le da tristeza que estén en peligro de extinción.
Al esperar en la fila, mientras pasan de 20 en 20 personas al museo, llega una madre con su hija y le pregunta al policía que está en la entrada:
–¿Pero sí hay animales vivos?
–¡Si, señora!
La pregunta no es menor, al ser un museo parecería que las cosas son estáticas. Y sin embargo, lo que intentaron crear en el zoológico, fue un lugar donde las personas pudieran guardar una experiencia cercana con los anfibios de origen mexicano.
El espacio despertó la curiosidad de las personas en la Ciudad de México. Desde su inauguración, todos los días ha estado lleno. Por ejemplo, el museo abrió sus puertas el sábado 21 de enero, y el domingo 22 recibieron más de mil 500 personas. En los demás días el promedio ha sido arriba de 500 visitantes.
Al policía que se encuentra en el pasillo central del zoológico le ha tocado guiar todos los días a trece o catorce despistados que preguntan por el nuevo museo del axolote. “Todo derecho, en la siguiente rotonda a la derecha”, les responde.
A pesar de que trabaja en el zoológico, no ha visitado el nuevo lugar donde se encuentran cuatro especies de axolotes, el de Patzcuaro, Zacapu, Lerma y Xochimilco. Del de Xochimilco cuentan con 4 variedades: el blanco, albino, dorado y el Pardo.
El policía es originario de un pueblo de Veracruz. Asegura que él conoce a los axolotes porque los veía en los riachuelos de su comunidad. Migró a la ciudad cuando era jóven, tiene más de 25 años en la ciudad. Le parece preocupante que haya un espacio de conservación ya que para él era normal verlos en su hábitat. Por eso no ha tenido la curiosidad de ir a verlos.
El museo no ha dejado de tener visita todo el día. Uno que otro curioso se pregunta por qué no se mueven algunos axolotes. Hasta siete personas se paran detrás de las vitrinas en forma de peceras para fotografiarlos. En otras vitrinas, donde lo axolotes sí se mueven, las personas aprovechan para hacer un video con su celular.
En su mayoría, en los pasillos hay mujeres y hombres jóvenes o adultas mayores. Sin importar la edad, en todas despierta una gran curiosidad.
El recorrido contempla una parte que provoca mucha curiosidad a quienes llevan al museo del axolote. Hay un espacio simulador de las texturas de los huevos de axolote y otro donde se pueden tocar réplicas viscosas de axolotes para saciar la curiosidad sensorial de quienes lo visitan.
Las capacitadoras aseguran que, sobre todo las infancias quieren tocarlos o sentirlos para conocerlos de otra manera. Sin embargo, por el cuidado que deben llevar los axolotes, no se deben tocar. Es por ello que con estos simuladores buscan despertar la curiosidad por los anfibios desde otra perspectiva.
También hay personas a quienes les provoca una sensación desagradable. Incluso, desde que lo ven, prefieren no tocarlo. Las réplicas de axolotes conviven con el agua y se sienten resbalosas, por lo que las personas experimentan el cómo sería tocar los axolotes.
En el segundo piso del espacio hay un área dedicada a la reproducción del axolote pardo de Xochimilco. Ahí solo entran biólogos y personal especializado. Sin embargp, durante la visita hay una persona encargada de explicar lo que hay en los estantes con peceras distintas.
En las peceras se muestra a los axolotes desde que están en su huevo hasta que comienzan a crecer. Al mismo tiempo reproducen especies con las que el axolote convive de manera natural, para asimilar de mejor manera el ambiente en el que cohabitan. Ahí se ven acociles o charales y otro tipo de peces o plantas que pueden ser su alimento.
En entrevista con Pie de Página, el director general de zoológicos y conservación de la fauna silvestre de la Sedema, Fernando Gual asegura que para llevar a cabo este espacio se echó mano de investigadores de la Universidad Autónoma Metropolitana Xochimilco y de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Asegura que han participado desde biólogos, veterinarios e investigadores expertos en la conservación del axolote. También un número importante de tesistas y becarios de carreras afines. Da cuenta que el gobierno de la ciudad invirtió 31 millones de pesos en sus diferentes etapas.
Él también es médico veterinario, y asegura que espera que el museo pueda ampliar el número de especies de axolotes que tienen actualmente. En el horizonte, ya se vislumbra cuál podría ser la quinta especie en resguardo: el axolote de río.
“Tratamos de que la gente conozca al axolote, es parte de la necesidad de trabajar con anfibios, que la gente se dé cuenta que hay ambientes muy importantes para la vida en el planeta. Pues de ahí surgió toda esta idea de tener un museo del axolote: centro en conservación de anfibios”, cuenta Fernando Gual. También por eso recrearon un humedal de Tule como planta predominante, particular de Xochimilco y Milpa Alta.
El espacio donde ahora está el museo solía ser la casa de los elefantes. En 2010, el Zoológico trasladó al último ejemplar al Zoológico de Aragón. Así este espacio fue utilizado después para un par de antílopes y luego aprovecharon el espacio para demostraciones de vuelos con halcones. Sin embargo, desde 2019 El Zoológico y la Sedema proyectaron la realización de un espacio de conservación.
El espacio se inaugura en el marco de los 100 años que cumple el Zoológico Alfonso l. Herrera.
“De lo que fue en1923 el inicio del zoológico con dos bisontes y tres leones africanos, que fueron los primeros animales que llegaron al zoológico, a lo que es hoy en día, pues han pasado muchas cosas. Sobre todo una transformación de los zoológicos tradicionales a centros de Conservación de la Vida Silvestre. El museo se engloba en esa tendencia y, además, no tendencia, es una necesidad”, expresa en entrevista Fernando Gual, quien además ha trabajado con anfibios en la UAM Xochimilco.
El Museo de Historia Natural de la Ciudad de México ayudó con la museografía y a traducir del lenguaje científico a un lenguaje más coloquial los conceptos para explicar las características de las especies.
El zoológico es de entrada gratuita, y está abierto de martes a domingo, el Anfibium abre de 10 de la mañana a 3:30 de la tarde.
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