Hay que saber que el periodismo tiene límites y que necesitamos reconocer cuando no puedes hacer una historia porque las personas o las comunidades no están listas, dice la ganadora del World Press Photo 2022, en una conversación con la directora de Pie de Página.
Texto: Kau Sirenio e Isabel Briseño
Fotos: Isabel Briseño
CIUDAD DE MÉXICO.- Para la fotoperiodista Amber Bracken, el periodismo tiene límites. En el reporteo, en la mirada, hay que saber en qué momento tomar una foto y cómo contar una historia para no reproducir los discursos hegemónicos. También hay que saber reconocer cuando no puedes hacer una historia porque las personas o las comunidades no están listas para contarla.
Bracken, nacida en Alberta, Canadá, es la ganadora de la foto del año del World Press Photo 2022, el premio de fotografía más importante del mundo, por una imagen que se expone en el Museo Franz Mayer de la Ciudad de México: Se trata de las 215 fosas comunes localizadas en un internado para niños indígenas en Canadá, un caso que conmocionó al país.
La fotografía muestra la hilera de cruces con la ropa infantil y tiene de fondo un enorme arcoíris. Es la primera vez en los 67 años de historia de los WPP que en la imagen del año no aparece ninguna persona. Y la primera, desde, 2001, que la ganadora es una mujer.
Ahora, como parte de las actividades organizadas por el gobierno de Canadá para reconocer la responsabilidad del Estado en las violaciones a los pueblos indígenas, Bracken participa en una charla sobre “periodismo y pueblos originarios” con Daniela Pastrana, directora de Pie de Página y fundadora de la Red de Periodistas de a Pie. Hablan sobre el periodismo en Canadá y México, sobre las mujeres periodistas, sobre los pueblos y sobre derechos humanos.
“Los derechos indígenas son derechos humanos, y el interés en los derechos humanos es lo que nos lleva a cubrir estos temas. Lo que le pasa a ellos nos debe interesar a todos porque nos afecta a todos”, dice la canadiense
Creo en los derechos humanos, la igualdad, libertad para todos y todas. No es lo mismo mi vida que la de una persona indígena, pero debemos luchar por esa igualdad en los derechos”.
Amber Bracken
Daniela Pastrana entiende bien de qué habla. Ella ha trabajado con pueblos indígenas durante más de 20 años y dirigió el reportaje de los pueblos yumanos del norte de México que en 2020 obtuvo el Premio Nacional de Periodismo.
—¿Cómo te acercas a estas historias cuando no eres una persona indígena?— pregunta a Bracken.
—No doy nada por hecho, hasta que no tengo un acercamiento, contar la historia humanizante y no algo que disminuya, ver su experiencia humana. Trato de dedicarle tiempo a las personas porque importan.
La conversación inicia con un reconocimiento del gobierno de Canadá de la colonización sobre los pueblos, la negación de sus derechos incluyendo el sistema de internados.
Las dos periodistas hablan de cuestionarse permanentemente desde dónde estás mirando a los pueblos. ¿Quién eres tú? ¿Cuál es tu lugar en el mundo? ¿Qué crees que sabes? ¿Qué limitaciones tienes?
Bracken cuenta una historia anterior a su foto: La del terrible programa de asimilación de indígenas que durante décadas se mantuvo vigente en Canadá y que llevó a lugares como la Kamloops Indian Residential School en Columbia Británica, que cerró en 1978. Años después se localizó la fosa común con los restos de 215 niño.
“Todos sabíamos que existía el programa, sabíamos lo que había pasado en esas escuelas, pero esto nos conmocionó”, dice.
Pastrana lo equipara con la historia de los 72 migrantes asesinados en un rancho de Tamaulipas, al norte de México, en agosto de 2011.
“Sabíamos lo que pasaba con los migrantes, que desaparecían en el camino, que eran rutas controladas por grupos criminales. Pero cuando vimos los 72 cuerpos apilados en un rancho el país se conmocionó, porque lo sabíamos pero no habíamos volteado la mirada”, dice.
—¿Cómo es para las mujeres periodistas en México?— pregunta Bracken a Pastrana
—Es un tema muy complicado. Porque en los medios tradicionales hay una estructura patriarcal muy vigente, desde las asignaturas de coberturas, hasta el acceso a cargos de toma de decisión. En el periodismo independiente es distinto: la mayoría de los medios con los que trabajamos son dirigidos por mujeres. Pero incluso en esos espacios las relaciones no son fáciles. Hay que empezar desde nosotras a entender lo que no estaba bien. Pero pienso que ya hay muchas mujeres en los medios luchando por romper estas estructuras desiguales.
Más tarde, cuando alguien en el público las felicita por su sensibilidad, ambas coinciden en que no es que las mujeres tengamos más sensibilidad, sino que “somos personas que hemos sido socializadas” para ser más empáticas y encargarnos de los cuidados.
Comúnmente le digo a los compañeros de Pie de Página que sí, que aunque nos han enseñado que somos nosotras las que debemos cuidar y procurar, ellos también pueden hacerlo. Y que sí, si se esfuerzan también pueden ser amorosos, cuidadosos, dedicados y sensibles”, dijo Pastrana.
Bracken habla de la importancia de la responsabilidad en las imágenes, porque a diferencia de los textos, las imágenes pueden ser mal interpretadas. Por eso es muy celosa, dice, de los derechos de autor, y de que sus fotografías no sean usadas por cualquier medio. Cuida los títulos, los textos que acompañan las imágenes y se involucra en el proceso de edición.
Asegura que la parte más importante de ser fotoperiodista es “escuchar, interpretar y ver y no necesitas nada elegante para poder hacerlo”.
Una persona del público le pide que describa en tres palabras lo que mira en su fotografía ganadora.
“Visibilidad, porque a estos niños los hicieron invisibles. Rendición cuentas para enfrentar lo que sucedió. Y esperanza, que esto ayude a sanar”, responde.
Las dos periodistas destacan la importancia de escuchar y entender lo que está sucediendo. Y de trabajar con personas locales, que conocen y te ayudan a entender la situación. “Pero no mirarlas desde nuestros lugares, como fixers o como guías, sino como personas con las que puedes aprender”, dice Pastrana, coautora del único manual de periodismo incluyente que hay en México.
Habla de las experiencias de trabajo de la Red de Periodistas de a Pie, organización que fundó, junto con otras colegas, hace 15 años, y que trabaja para fortalecer el periodismo local.
Nosotros creemos en el periodismo circular, así le llama una colega de Chiapas, Ángeles Mariscal: si contamos una historia de alguna comunidad hay que regresarle algo a esa comunidad».
También, dice, “tiene que haber gente de todas las diversidades incorporadas en todos los equipos, no para cumplir la cuota; las cuotas han tenido una función importante, pero tenemos que pasar ya a un estado en el que las diversidades de género, étnicas, sean cotidianas en los equipos, porque eso nos permite realmente aprender de las diferencias»:
El principal reto para contar historias de comunidades somos nosotras mismas, dice Pastrana. “Necesitamos acercarnos sin prejuicios, para entender qué es lo que te están tratando de decir, porque a veces por las propias diferencias de las lenguas y de los lugares desde los que miramos, entendemos cosas diferentes”.
También, dice “hay llegar con idea de que vas a contar una historia de alguien con desventajas, estructurales, pero tienes que acercarte desde la igualdad, porque son personas que tienen otras formas de entender el mundo en el que estamos pero que tienes los mismos sentimientos de alegría, enojo, tristeza que podemos tener nosotros”.
Bracken complementa:
Creo que hay que cuestionarnos desde la empatía: cómo me sentiría yo si estuviera en su lugar. Hay que tener una mentalidad de servicio, la escucha activa ayuda. Porque nos enseñaron en los medios que no debemos aceptar un no, pero yo creo que hay que estar preparados para el no. Es decir, con los políticos sí creo que debemos insistir, pero con los pueblos hay que entender cuando las comunidades o las personas no están listas para compartir su historia”.
Sobre todo, insiste, hay que desprenderse del ego.
“No se trata de ti, de un título cautivante, de una historia ganadora, se trata de la persona de la historia. Y creo que hay que aprender a no seguir lo que brilla. Hacer un periodismo lento”.
Aquí puedes ver toda la conversación:
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