A través de la animación Stop Motion, Moral Orel es una serie que critica los discursos de una sociedad tradicionalista fundada sobre los principios de la Iglesia, los cuales, más allá de buscar el bien común, adoctrinan y censuran a las infancias
Texto: Andi Sarmiento
Foto: Tomada del trailer oficial
CIUDAD DE MÉXICO. – Moral Orel es una animación stop-motion estadounidense creada por Dino Stamatopoulos en 2005 y cancelada en 2008 que nos cuenta la historia de Orel, un niño de once años que habita en la pequeña ciudad de Moralton; ahí, vive con su familia que es en extremo religiosa.
La serie es una crítica no solo a la Iglesia, sino también a los discursos y malinterpretaciones que se propagan en una sociedad tradicionalista sobre Dios con tal de adoctrinar y censurar a las infancias.
Orel es un fiel protestante que está aprendiendo a convivir bajo los mandamientos de Dios que le enseñan en su casa y en la iglesia; además, se encuentra en una etapa de dudas y descubrimiento.
Es por ello que constantemente tiene cuestionamientos no sobre lo que se le dice, sino al contrario, sobre cómo llevar una vida meramente regida por valores cristianos. Pero el problema no es únicamente esta fe ciega que sigue sin refutar ni analizar, el meollo del asunto está en lo que se le enseña y en los discursos a medias y tergiversados que el niño interpreta siempre de la peor manera.
A modo de sátira, la serie utiliza a Orel para demostrar el absurdo en muchos planteamientos que muchos realmente no están basados en una verdadera creencia, más bien la usan como excusa para imponer conductas a los niños.
Cabe mencionar que este humor con que se narran los hechos, puede no ser del agrado de todo público, pues esta es una comedia para adultos que toca temas que incluso para un mayor de edad pueden no ser gratos, pues caen incluso en lo grotesco y conforme avanzan los capítulos se va tornando un poco más bizarro.
La estructura de inicio es algo simple: Orel aprende algo ya sea en su casa o en la iglesia, lo lleva a cabo de alguna manera catastrófica y concluye con un sermón de su padre a base de golpes para que este le explique medianamente cómo debe actuar en realidad.
A través de cinturonazos y manipulación, su padre lo va formando para convertirse en un hombre que no cuestiona, que se comporta como indica el modelo establecido.
La inocencia con la que actúa Orel resalta las ambigüedades de lo que la Iglesia ha establecido como moralmente correcto, así como las fallas e inflexibilidades en lo que se profesa.
Dichas ambigüedades son en las que históricamente muchos se han excusado para cometer abusos de todo tipo, crímenes que han sido expuestos e ignorados ante el público pasando de largo con argumentos falaces, justificando con Dios el daño que le hacen a otros. En esta serie, el niño hace sin pensar lo que los adultos en la vida real hacen conscientemente.
A su vez, Moralton representa esta hipocresía al plasmar a una sociedad decadente de valores que tiene la palabra moral desde su mismo nombre y sin embargo, los mismos habitantes que recitan mensajes moralistas son los primeros que los rompen. Detrás de lo que los adultos aparentan ser hay actitudes y pensamientos que demuestran que realmente no creen lo que dicen sino que lo usan a su conveniencia.
Un capítulo que lo ejemplifica bien es en el que el padre de Orel le dice a su hijo que debe ser más maduro, pero no le da una explicación de lo que eso conlleva. En consecuencia, Orel comienza a analizar el comportamiento de los adultos que le rodean, pues tiene como referente que la adultez es sinónimo de madurez. Como resultado el niño se vuelve amargado y alcohólico.
Los mismos adultos que enseñan a los niños a no odiar son los mismos que se violentan entre sí. Buscan enseñarle a las infancias sobre lo que es mejor, como si ellos no estuvieran inmersos en los vicios, las peleas o traiciones. Sus enseñanzas buscan conductas irreales que ignoran que existen cosas como el enojo, el estrés, la crisis o la depresión.
El problema no es solo la creencia en sí, sino la forma en que esta se divulga y se ejerce en la vida cotidiana. Cada quien puede tener su ideología de manera individual, pero se vuelve un dilema cuando esta cae en un fanatismo irracional e incuestionable y también, cuando instituciones y figuras de poder se aprovechan de esta fe para lucrar y dominar.
Moral Orel nos enseña la importancia, por un lado, de razonar lo que se nos dice, independientemente de cual sea nuestra creencia asegurarnos que estamos seguros de lo que se nos dice y no solo lo estamos replicando sin más. Por otra parte, refleja lo esencial de profundizar en los discursos teocráticos que se esparcen; el sustento que pueda tener alguna religión se pierde cuando en la práctica se usa la teoría para censurar y adoctrinar, además, si no se analiza los escritos verdaderamente a profundidad se puede caer en malinterpretaciones y acciones que contradicen los supuestos valores que se están defendiendo.
Moral Orel se encuentra disponible en Youtube subtitulada al español
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