El fotógrafo guerrerense Yael Martínez construye una memoria histórica sobre los cuestionamientos morales y políticos hechos hacia las comunidades rurales que se dedican a la producción de goma de opio y la flor de amapola en el estado de Guerrero, uno de los lugares históricamente más marginados y violentados del país
Texto, fotografía y video : Yael Martínez
GUERRERO.- Es el segundo estado más pobre y uno de los más violentos del país, y desde los años setenta del siglo pasado ha sido uno de los principales productores de amapola. Actualmente se le ubica como el tercer productor mundial de opio después de Afganistán y Myanmar, según el Informe Mundial sobre Drogas 2017 realizado por la Oficina de la ONU para las Drogas y el Delito (UNODC).
La información del organismo internacional ubica a México como el tercero en la lista de potencial producción de opio secado al horno en 2015, con un estimado de 499 toneladas de droga producida. Casi toda se produce en la región de La Montaña de Guerrero.
La memoria histórica y social de este estado está marcada por la violencia, herida por la ausencia, la incertidumbre y el dolor. Deja entreabierta la tesitura profunda del desgarramiento social, atrapado en el narcotráfico, la corrupción institucional y el desamparo social.
Como fotógrafo, desde 2013 he realizado trabajos sobre la violencia y la desaparición forzada en México y he tenido la posibilidad de recorrer distintas partes del país donde se evidencia la ruptura del tejido social. Inicié esta investigación sobre las drogas y las comunidades productoras de amapola de la montaña de Guerrero, el estado de donde soy originario. Mi apuesta es reflexionar sobre la estructura social, política, cultural y económica que se ha generado en torno al cultivo de amapola en mi estado natal.
Busco hablar desde un aspecto íntimo de la comunidad, documentar lo que no se ve a simple vista y encontrar la forma de visibilizar las dificultades de estas comunidades de esta región; encontrar claves sociales y culturales que me lleven a generar un testimonio personal sobre la problemática que enfrentan las familias en estos momentos complejos con la pandemia de covid-19, la crisis económica mundial y la caída del precio de la goma de amapola su principal sustento de vida.
Quiero hablar de México como un espacio simbólico; una tierra que es una analogía de un cuerpo, una comunidad, un país; donde convive la realidad más terrible con la ilusión de un sueño y una historia.
*Este trabajo se hizo con apoyo del Fondo para Investigaciones y Nuevas Narrativas sobre Drogas (FINND), que surge de la alianza entre la Fundación Gabo y Open Society Foundations (OSF). Agradecimiento especial a Tlachinollan Centro de Derechos Humanos de la Montaña y a Lenin Mosso por el acompañamiento en el desarrollo de este trabajo
*Yael Martínez recibió el Premio Eugene Smith 2019, y fue becario del Programa de Fotografía y Justicia Social de la Fundación Magnum. Ganó el 2º Premio de los concursos World Press Photo 2019 en la categoría de proyectos de larga duración. Su trabajo ha sido publicado por: The Wall Street Journal, Bloomberg news, Lens NY times, Time, Vogue Italia, Vrij Nederland, Aperture. Desde 2020 es miembro de la agencia Magnum.
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