La defensa de la educación pública se convirtió en el gran articulador contra las privatizaciones de Javier Milei. Este martes se congregó la mayor manifestación en contra del gobierno. Miles de ciudadanos respaldaron la marcha para defender los centros educativos
Texto: José Ignacio De Alba
Fotos: SomosTelam
ARGENTINA. – Masivas muestras de apoyo en favor de la educación pública tomaron las calles de las principales ciudades del país. El encontronazo se da cuando el presidente, Javier Milei, intenta asfixiar los los centros educativos del país. En Buenos Aires, una fiesta popular llegó hasta la Casa Rosada, pese a las amenazas del gobierno que aplicó un protocolo antipiquete.
Las manifestación en Buenos Aires fue tan masiva (unas 500 mil personas) que la policía se replegó. Las multitudes se aglutinaron Plaza de Mayo, pero los contingentes terminaron ocupando varias calles aledañas. En un país que difícilmente genera consensos, el mensaje fue contundente: la educación pública es innegociable.
Los asistentes a la manifestación llevaron libros, los convirtieron en un símbolo de protesta. También se convirtió en un sitio de historias autoreferidas. Como Fernanda Cardo, quien lleva un letrero donde cuenta su historia. Nieta de campesinos analfabetos, hija de taxista, doctora gracias a la universidad pública.
Argentina mostró su rechazo a la destrucción del único vehículo de ascenso social. Pero también fue una defensa por la pluralidad.
Como Fernanda, miles de personas utilizaron la manifestación para contar su historia. La calle aglutinó experiencias. Juntó libros y entremezcló luchas. Las universidades se convirtieron en el paraguas de decenas de demandas. Se pidió frenar las privatizaciones de decenas de empresas del estado, como Aerolíneas Argentinas o el reconocimiento de los 30 mil desaparecidos durante la dictadura; una cifra que este gobierno ha rebatido.
La manifestación no inició este martes, desde semanas antes los argentinos se han expresado en las redes y han convertido las universidades en centros de lucha política. Pese a que el recorte presupuestario ahoga, los profesores se dedicaron a dar clases en la calle para amplificar la idea de que la universidad es pública. Así que se podía encontrar a transeúntes tomando clases de psicología; los estudiantes de medicina convirtiendo la calle en consultorios médicos gratuitos; o los nutriólogos dando asesorías gratuitas en los parques.
En medio del desmantelamiento del Estado, la universidad pública se ha convertido en un resguardo. La manifestación de este martes fue transversal, a pesar de que fue convocada por centros educativos, varias generaciones se encontraron. Una persona de la tercera edad escribió en una cartulina: «Crié una hija sola, hoy es abogada, gracias a la educación pública».
El escenario principal de la marcha fue compartido por variados oradores, desde las madres de Plaza de Mayo. Hasta un Premio Nobel. Taty Almeida, madre de un desaparecido, dijo ante los asistentes: «yo también me formé en la escuela pública», y respondió a Javier Milei, quien critica que la marcha tiene fines políticos, «por supuesto que es una marcha con fines políticos», incluso hizo un llamado: «No bajen los brazos, tienen que hacer lo mismo que han hecho las madres desde hace 49 años, la única lucha que se pierde es la que se abandona».
El Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, dijo en su discurso:
«Este Gobierno compró 24 aviones de combate. No hay plata para la educación, no hay plata para la salud, no hay plata para los campesinos, pero si hay para comprar aviones de combate que el país no necesita. Necesitamos desarrollo, educación. Eso es fundamental».
Además, dijo: «La educación es el presente y el futuro de la Patria, y no vamos a renunciar a eso».
Un dato: cuatro de los cinco premios Nobel que tiene Argentina estudiaron en universidades públicas.
Apenas un día antes de la marcha, el gobierno de Milei anunció que aplicaría un operativo de antimotines contra la manifestación. Se provocó un clima de miedo que intentó inhibir la asistencia. Pero con el paso de las horas, se venció el miedo. Hubo cánticos, baile y gritos. Sobre el reclamo hubo gozo.
Las movilizaciones se encontraron en distintos puntos de la ciudad, pero desde la tarde se concentraron en el Congreso y recorrieron la calle que desemboca en Plaza de Mayo, frente a Casa Rosada. Donde despacha el presidente. Un sitio que la tarde del martes lució abandonado. El gobierno de Milei guardó silencio sobre la manifestación.
También hubo manifestaciones en La Plata, Rosario, Córodoba. Pero la concentración fuerte fue en Buenos Aires, donde de distintos puntos. Según datos de la Universidad de Buenos Aires en el país marcharon cerca de un millón de personas.
Lorenza Pérez, estudiante de la Universidad Torcuato Di Tella, sintetiza la importancia de la educación: «es el centro de la vida pública de Argentina».
El gobierno de Javier Milei ataca por dos frentes a la educación pública. Por un lado los recortes. Las universidades operan con el mismo presupuesto del 2023 para este año. Pero con una inflación del 270%, la decisión equivale a recortar el financiamiento. Apenas en el primer cuatrimestre los centros educativos se encuentran en «estado de emergencia económica».
Desde diciembre, que llegó el gobierno de Milei, han estirado del presupuesto para seguir funcionando. Hay centros de investigación que han cerrado. Los recortes han resquebrajado, sobre todo, áreas relacionadas con tecnología. En Buenos Aires hay varios hospitales y centros de odontología que son operados por universidades, pero con los recortes la atención gratuita al público corre peligro.
La Universidad de Buenos Aires (UBA) sirve para sintetizar la situación de la educación en el país. Esta es la mayor universidad de Argentina, sus distintos centros reciben a 350 mil alumnos. También es el centro universitario más prestigioso del país y una de las tres mejores de América Latina.
Pero desde diciembre se convirtió en un blanco del gobierno encabezado por Javier Milei, quien acusa que la UBA «adoctrina» a los estudiantes. Incluso, esta administración, distribuye números telefónicos o correos electrónicos para que los padres de familia o los alumnos denuncien si sus maestros los están «adoctrinando».
El mismo día de la marcha, si uno entraba a la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, encontraba profesores dando clases a oscuras. Alumnos tomando nota en la penumbra e incluso instalaciones con falta de mantenimiento. El síntoma es evidente, apenas en abril el presupuesto de la universidad pública más importante del país prácticamente se acabó.
La UBA es el mayor centro de estudios del paÌs, se estima que 350 mil estudiantes se forman en sus aulas. Paradójicamente algunos de los funcionarios del gobierno de Milei que hoy atacan universidades se beneficiaron de la educación pública.
El ministro de Economía, Luis Caputo, egresó de la Facultad de Economía de la UBA. De la misma universidad egresó la vicepresidenta Victoria Villarruel. El portavoz de la presidencia, Manuel Adorni, también estudió en la Universidad Nacional de la Plata, y la canciller Diana Mondino obtuvo su título en la Universidad Nacional de Córdoba. En la misma manifestación de este martes hubo varias personas que se confesaron como seguidores de Milei, aunque se oponen a su visión sobre la educación.
Cronista interesado en la historia y autor de la columna Cartohistoria que se publica en Pie de Página, medio del que es reportero fundador. Desde 2014 ha recorrido el país para contar historias de desigualdad, despojo y sobre víctimas de la violencia derivada del conflicto armado interno. Integrante de los equipos ganadores del Premio Nacional Rostros de la Discriminación (2016); Premio Gabriel García Márquez (2017); y el Premio Nacional de Periodismo (2019).
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