Esta película narra la historia de una amistad y, sin diálogo de por medio, plantea distintos problemas de nuestras formas de relacionarnos
Texto: Andi Sarmiento
Foto: Tomada del trailer oficial
CIUDAD DE MÉXICO.- Mi amigo robot nos narra la historia de una amistad entre un perro y un robot. La cinta del cineasta español Pablo Berger estuvo nominada a Mejor película animada en la pasada entrega de los Óscar. Sin necesidad de diálogo alguno, nos plantea distintos problemas que pueden surgir en nuestra forma de entender lo que significa una amistad.
Se ubica en una sociedad donde ya no existen personas, sin embargo, los animales se han encargado de desarrollar todas las actividades humanas, desde los oficios hasta su forma de sentir y relacionarse. Asimismo, la tecnología ha avanzado al grado en que los robots ya no son sorprendentes y además, estos tienen capacidad de sentir, pensar e imaginar.
Es así como Perro consigue a Robot, quien le cambia la vida.
Perro vive una vida monótona y rutinaria, sin familia ni amigos en la gran ciudad de Nueva York. Pero todo cambia cuando se encuentra un anuncio en la tele sobre un compañero robot, entonces, por primera vez en mucho tiempo siente emoción, la ilusión de poder tener un amigo.
Inmediatamente desde que llega Robot a la casa, comienza a aprender sobre lo que es su entorno. Comienza a dar el cariño que recibe y ambos forman un fuerte vínculo. Robot recibe conocimiento y explora todo lo que es nuevo para él en el mundo; mientras tanto, Perro consigue a alguien con quien pasar el tiempo, alguien que lo escucha, alguien que lo quiere y a quien puede querer. Inician un vínculo de reciprocidad en el que cada uno es el soporte del otro.
No obstante, ocurre un suceso que se sale de sus manos y que los obliga a separarse durante un tiempo. La película nos enseña la importancia de formar vínculos que nos complementen pero sin hacernos dependientes, que nos ayuden a crecer como personas y no que nos hagan necesitarlos para progresar. Esto lo vemos con Perro, quien durante la separación no deja de pensar en su amigo y se sigue esforzando por volverlo a ver, sin embargo, en ese tiempo de distanciamiento vemos un enorme cambio en su actitud, pues ahora ya tiene un propósito en la vida: reencontrarse con Robot.
Sin darse cuenta que su actitud ante la vida es distinta. Comienza a hacer actividades nuevas para distraerse e incluso conoce gente nueva. Algunas frustraciones e inseguridades permanecen, pero el haber tenido interacciones cercanas con alguien le ayudan a aumentar su seguridad y confianza en sí mismo, cuando esto pasa las respuestas ante el entorno son un poco más armoniosas.
Ahí el importante papel que tienen los amigos en los tiempos que son difíciles anímicamente. Tener pilares de apoyo nos ayuda a sobrellevar las adversidades que se puedan llegar a presentar y el simple hecho de tener con quien hablar o salir marca una enorme diferencia en nuestra percepción de las cosas.
Es fundamental que contemos con diferentes puntos de vista que impidan que nos bloqueemos en un ciclo de tristeza o angustia, como estaba pasando con Perro. De igual manera, es esencial que estos lazos nos aporten en nuestro desarrollo personal; esto quiere decir que nos hagan sacar la mejor versión de nosotros mismos, pero sin necesitar que estén para ello. Es la diferencia entre una relación sana y constructiva y una basada en la dependencia; esto aplica para todo tipo de vínculo, ya sea amistoso o amoroso.
Perro y Robot se complementan el uno al otro y ambos se mantienen fuertes por el deseo de volverse a encontrar.
Pero finalmente, el punto de quiebre viene cuando ya no son capaces de superar los obstáculos y pierden su oportunidad de volverse a ver. Entonces deben afrontar con mucha tristeza que ya no se reencontrarán.
La película, así como nos habla de formar vínculos también nos habla de aprender a terminarlos. Nos enseña que esto no tiene que ser siempre violento, que dos personas pueden distanciarse porque por más que no haya problema entre ellas a veces las situaciones externas salen de sus manos.
Es ahí cuando uno tiene que ver la situación de manera objetiva y pensando no solo en uno mismo, sino en el impacto que tienen las acciones sobre del otro. Por más que cada uno quisiera volver a estar junto al otro, llega un punto en el que entienden que sus caminos ya se alejaron, lo cual no quiere decir que se hayan olvidado, simplemente los hechos no se dieron para que esa relación siguiera durante más tiempo. Por lo menos no físicamente, porque ellos saben que amigos serán para siempre aunque ya no se tengan presencialmente.
Perro y Robot se separan sin rencor, al contrario, sus recuerdos juntos y sus enseñanzas se vuelven parte importante de sus personalidades y la amistad que vivieron es la que los guía para formar lazos nuevos con gente nueva. Mi amigo robot relata todo lo que ocurre antes, durante y después de la formación de nuevos vínculos así como la importancia de estos.
Nos muestra que está bien alejarse de algunas personas y que además, otras nuevas vendrán todo el tiempo, y cada una nos aportará algo distinto en nuestro cotidiano. Que es mejor tomar distancia y quedarse con un buen recuerdo que forzar relaciones que con el tiempo serán arruinadas.
Es una cinta para reflexionar sobre cómo nos relacionamos con quienes nos rodean y cuestionar la manera en que hemos aprendido a cortar lazos o también, la forma romántica que se nos ha enseñado de luchar por una relación. Robot y Perro hicieron lo que estuvo a su alcance para salvar su unión, pero igualmente fueron lo suficientemente conscientes de que la situación ya no era rescatable y fue el mismo cariño que se tenían el que les hizo aceptarlo, dejarse ir y seguir adelante.
Me gusta escribir lo que pienso y siempre busco formas de cambiar el mundo; siempre analizo y observo mi entorno y no puedo estar en un lugar por mucho tiempo
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