Mexicolectivo con su plataforma Punto de Partida pretende convencer a los mexicanos con personajes del pasado, responsables de la violencia y desigualdad en el país.
Por: @albertonajar
La polémica de estos días se llama: “Dime con quién andas y te diré quién eres”.
El viejo refrán es una definición ad hoc de Mexicolectivo, que el pasado 31 de enero presentó una plataforma bautizada como Punto de Partida.
Oficialmente el grupo se presenta como un espacio de participación ciudadana “plural y diversa”, para “recoger e intercambiar ideas y propuestas desde la sociedad civil”.
El objetivo central es “construir un mejor país” ajeno, juran sus promotores, a la polarización política de los últimos años.
No hay novedad en la propuesta. Los grupos de reflexión supuestamente ciudadana y con los mismos propósitos son viejos.
Uno de ellos, que en su momento también tuvo una amplia cobertura mediática fue el llamado Grupo San Ángel, creado a mediados de 1994 cuando el país vivía una inédita crisis política.
El objetivo era convocar a una especie de diálogo nacional, acercarse a los candidatos a la presidencia de la República -Ernesto Zedillo, Diego Fernández de Cevallos y Cuauhtémoc Cárdenas- y construir por consenso una especie de proyecto de país.
La idea que promovió el movimiento fue evitar lo que llamaron “un choque de trenes”, ante los episodios de violencia política de ese año: la aparición pública del EZLN y el asesinato de Luis Donaldo Colosio.
Parte de la convocatoria fue solicitar abiertamente al entonces presidente Carlos Salinas de Gortari que no promoviera la polarización política del país.
En el Grupo participaron personajes de ideologías y formación distintas, como el panista Vicente Fox, el escritor Carlos Fuentes, el politólogo Jorge Castañeda o la profesora Elba Esther Gordillo, entre otros.
Finalmente, el Grupo San Ángel se disolvió después de las elecciones presidenciales de ese año, que ganó Ernesto Zedillo, postulado por el Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Casi 29 años después de ese episodio surge Mexicolectivo, parecido al movimiento original pero con algunas diferencias.
Por ejemplo, además de la supuesta convocatoria a un diálogo nacional, ambos grupos coinciden en reivindicar una presunta posición política neutral.
El Grupo San Ángel, decían sus promotores, no era un proyecto contra el gobierno. En Mexicolectivo afirman que no son anti 4T.
En el movimiento de 1994, empero, participaron algunos personajes abiertamente opositores al gobierno de entonces.
El más recordado –no por su habilidad política- es Vicente Fox Quesada, quien seis años después se convirtió en el primer presidente no priísta de la historia.
Aunque en los hechos el locuaz personaje se comportó de peor manera que los mandatarios del PRI, la bandera que le llevó a participar fue la de opositor.
Ahora en Mexicolectivo la mayoría de quienes participaron en la confección de la plataforma son adversarios del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Otra coincidencia es la participación, entre los convocantes, de personajes sumamente cuestionados o impresentables.
En el grupo de 1994 se encontraba la profesora Elba Esther Gordillo, lideresa del sindicato magisterial.
Ahora a la presentación de la plataforma Punto de Partida asistieron las senadoras Josefina Vázquez Mota y Xóchitl Gálvez.
También participaron Rafael Acosta, Juanito, y Dante Delgado Ranauro, fundador del partido Movimiento Ciudadano.
Una diferencia importante es que el Grupo San Ángel fue un movimiento de la élite política e intelectual, que nunca tuvo el propósito de consultar masivamente a los mexicanos para definir su agenda.
Mexicolectivo también es una élite, pero del pasado. Los políticos que allí participan formaron parte de otros gobiernos o en su momento fueron considerados como parte de la Conciencia Intelectual del país.
Ya no lo son y en algunos casos, por su historia personal y política, generan dudas sobre el verdadero propósito del colectivo.
La tesis central del movimiento es buscar a los ciudadanos de a pie, consultarles sobre sus problemas y pedir ideas para solucionarlos.
Pero es difícil pensar que puedan conseguirlo si en la carta de presentación aparecen personajes como el exrector de la UNAM José Narro Robles, o Beatriz Pagés Rebollar.
El primero definió a los jóvenes sin posibilidades de estudiar o trabajar como ninis, un término despectivo y clasista muy popular en las filas de la oposición.
La segunda abiertamente ha pedido a los militares que desobedezcan al comandante Supremo de las Fuerzas Armadas, el presidente López Obrador.
En los hechos la convocatoria de Batriz Pagés es un claro llamado a un golpe de Estado en México.
¿En serio con estas cartas credenciales pretenden acercar a su movimiento a los jóvenes despreciados por Narro, o a vecinos de comunidades acechadas por la delincuencia que sobreviven gracias a la custodia militar?
Si eso piensan entonces Mexicolectivo con su plataforma Punto de Partida están diseñados para otra nación.
En todo caso sería recomendable una auditoría para determinar si el pago por las asesorías que hubieran contratado fue provechoso. Tal vez los estafaron.
Al final la polémica de la semana revela, otra vez, la desesperación de los opositores a la 4T por encontrar una causa, personaje o algo que les unifique.
El primer intento fue con Sí por México, inspirado –al menos en su imagen- en el movimiento del dictador Augusto Pinochet para conservar el poder en Chile durante el referéndum de 1988.
Luego fue la extraña coalición Va por México, donde participan PRI, PAN y PRD, alguna vez adversarios entre sí. Por lo menos en el discurso.
Un nuevo episodio es el frente opositor Unidos, que pretende participar en las elecciones presidenciales de 2024 con un candidato ciudadano.
El resultado de los dos primeros movimientos es negativo: no lograron arrebatar a Morena el control de la Cámara de Diputados, y perdieron la mayoría de las gubernaturas y congresos locales en disputa.
La efectividad de Unidos está en el aire. Mexicolectivo parece disputar a Claudio X. González y los empresarios que lo apadrinan la bandera de la llamada sociedad civil.
Quién sabe hasta dónde llegue este nuevo capítulo opositor. Lo único claro es que son iguales:
Todos pretenden engañar a los electores con una supuesta propuesta de diálogo, desarrollo y paz.
Pero los creadores de esos movimientos y quienes les aplauden y promueven son los causantes de la profunda desigualdad en el país.
Varios de los convocantes de antes y de ahora son cómplices de la escalada de violencia que empezó en 1994 y se agudizó en los dos gobiernos anteriores al de López Obrador.
De nuevo se construye un ídolo de barro con el polvo de viejos lodos. Y hay muchos que lo idolatran.
Productor para México y Centroamérica de la cadena británica BBC World Service.
Periodista especializado en cobertura de temas sociales como narcotráfico, migración y trata de personas. Editor de En el Camino y presidente de la Red de Periodistas de a Pie.
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