El FMI reconoce que México ocupa el lugar 12 entre las 20 economías más grandes del mundo, un avance que se logra en el gobierno del presidente López Obrador y su política económica ajena al neoliberalismo del pasado.
Por Alberto Nájar / @anajarnajar
México es la economía número 12 del mundo.
No es una declaración del presidente Andrés Manuel López Obrador. Tampoco un discurso de campaña de Claudia Sheinbaum, o el mensaje de algún obradorista en sus redes sociales.
La fuente de la información es el último reporte del Fondo Monetario Internacional sobre las 20 economías mas grandes e importantes del mundo.
Según el FMI el Producto Interno Bruto (PIB) cierra el año con un equivalente a 1.81 billones de dólares, lo que representa un crecimiento de 400 mil millones con respecto a 2022.
Así, la economía mexicana se ubica este año por arriba de Corea del Sur, que registró 1.7 billones de dólares en el PIB anual, así como de Australia (1.69) y España (1.58 billones).
El país se ubica en el segundo sitio con la mayor economía regional, sólo por debajo de Brasil que ocupa el lugar nueve en el estándar anual del FMI.
Los datos del Fondo significan que México ha logrado recuperarse de la caída de 8 por ciento en el PIB durante la pandemia de covid-19, y no sólo eso, sino que este año se espera un crecimiento de 3.5 por ciento según el Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía (Inegi).
Los datos, sin embargo, son una cara de la nueva realidad de nuestro país, y de alguna manera representan un aval del FMI al modelo económico que ha seguido el gobierno de López Obrador.
La explicación se llama Corea del Sur. El país asiático era usado como ejemplo a seguir por los promotores del modelo neoliberal y de libre mercado al extremo que dominó en México desde 1986 y hasta 2019.
En universidades como el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) se destacaba cómo los coreanos lograron transformar una economía basada en la agricultura de autoconsumo, a una de las mayores potencias exportadoras del mundo.
Una economía devastada por la guerra de separación con Corea del Norte, donde intervino activamente Estados Unidos, y que a mediados de los años 60 parecía no tener remedio.
Pero la realidad cambió cuando los distintos gobiernos coreanos decidieron aplicar la estrategia del FMI y otras grandes potencias occidentales, y en un lapso relativamente corto ocurrió el milagro.
Corea del Sur pasó a integrar el exclusivo club de Los Tigres del Pacífico o Los Dragones de Asia, formado además por Singapur, Taiwán y Hong Kong.
Los cuatro vivieron un acelerado proceso de industrialización que los convirtieron en grandes exportadores de automóviles y componentes electrónicos, entre otros.
El modelo neoliberal, promotor del uso intensivo de mano de obra barata, con énfasis en el libre mercado y exportador de maquiladoras, era la clave para sacar a México de la profunda crisis económica vigente en los años 90.
Al menos era la recomendación a los estudiantes de economía en las grandes universidades neoliberales. Había que enfocarse en las nuevas generaciones a las que se podía moldear para adaptarse a las necesidades del mercado.
El resto, los nacidos antes del nuevo modelo económico, era sacrificable: por sus condiciones de desnutrición, pobreza y pésimo nivel educativo, no estaban en capacidad de incorporarse al nuevo tren neoliberal.
Para ellos sólo había dos caminos: mantenerlos bajo precario subsidio, o esperar a su emigración o muerte. Los marginados no tenían espacio en el nuevo modelo económico.
Fue la receta de los Dragones de Asia, especialmente Corea del Sur, y por eso se le consideraba el modelo a seguir, el maestro al cual aprender.
Fue, de hecho, la estrategia de la mayor parte de los países de América Latina.
Pero ahora resulta que México, que desde hace unos años sigue un modelo diferente al neoliberal, ha rebasado al país que era su ejemplo.
Lo consiguió con una línea económica que camina en sentido contrario a las recetas del pasado:
A diferencia del modelo neoliberal, que privilegia a la macroeconomía y favorece a los grandes consorcios empresariales, la política económica en la era AMLO se basa en la atención prioritaria a los marginados y pobres.
No se sacrifican generaciones de mexicanos, como se recomendaba en las universidades neoliberales, ni tampoco se promueve la mano de obra barata y el control salarial como medida de contención inflacionaria, como fue la estrategia durante varias décadas.
Se trata de la Economía Moral, como llama López Obrador a su modelo económico, y que con el reciente balance del FMI obtiene un inesperado y valioso respaldo.
Algo que pasó desapercibido en el país, especialmente en los medios convencionales, pero que parece confirmar que sí existe el crecimiento económico sin aplicar las viejas recetas impuestas por décadas en la mayoría de los países de América Latina.
Al menos en la economía, reconoce el FMI, otro camino es posible.
Productor para México y Centroamérica de la cadena británica BBC World Service.
Periodista especializado en cobertura de temas sociales como narcotráfico, migración y trata de personas. Editor de En el Camino y presidente de la Red de Periodistas de a Pie.
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