Lo que ha vivido este país obliga a repensar qué cambios debe haber en la producción agroindustrial de alimentos y medicamentos, dice Alicia Bárcena, durante la presentación de un informe conjunto de Cepal y la Organización Panamericana de la Salud, que alerta del aumento de los contagios en la región y advierte que no puede haber reactivación económica si no se controla la crisis sanitaria
Texto: Daniela Pastrana
Foto: Duilio Rodríguez
La región más desigual del mundo es ahora el epicentro de la pandemia de covid-19. El escenario, para América Latina, no puede ser más complejo: el virus SARS-COV-2 se reproduce rápidamente en países con altos niveles de informalidad laboral, sistemas de salud precarios, procesos de urbanización acelerados (que aumentan los contagios) y alta prevalencia de enfermedades crónicas. Las medidas de distanciamiento físico necesarias para controlar la transmisión, han provocado la peor crisis económica de los últimos cien años.
Ése es el diagnóstico conjunto de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS), que este jueves, al cumplirse 6 meses de la declaración de la emergencia sanitaria por covid19, hicieron un llamado a los gobiernos de los Estados para intensificar acciones de control de la pandemia y, al mismo tiempo, establecer políticas que tengan como “eje orientador” la reducción de las desigualdades.
“Si no se controla la curva de contagio de la pandemia, no será posible reactivar la economía de los países”, advierte el informe Salud y economía: una convergencia necesaria para enfrentar el COVID-19 y retomar la senda hacia el desarrollo sostenible en América Latina y el Caribe, presentado en video conferencia por Alicia Bárcena, directora de CEPAL y Clarissa Etienne, de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
El documento indica que, para enfrentar la pandemia en todas sus fases, “las políticas de salud, sociales y económicas deben ser integradas, coordinadas, participativas y adaptadas a cada contexto nacional y subnacional” y deber ser guiadas por los principios de vida, salud y bienestar, como prerrequisitos para reactivar la economía.
La emergencia reclama la implementación de políticas de largo plazo que generen “dinámicas virtuosas” de salud y crecimiento. Para ello, “una piedra angular y una apuesta estratégica” debe ser proteger y promover la salud de la población.
Además, “todo lo que se haga durante esta crisis y después de ella debe dirigirse a construir sociedades más igualitarias, inclusivas y resilientes”.
Alicia Bárcena fue clara: Es momento de cambiar el modelo de desarrollo construir un nuevo pacto social para construir un estado de bienestar, que permita pensar seriamente en un mercado más integrado en la región y con más solidaridad a las naciones pequeñas.
“Estamos ante una encrucijada civilizatoria. Cambió todo: las formas de consumo, de producción, de convivencia, y creo que no nos hemos repuesto del shock”,
dijo la directora de Cepal.
Otro tema fundamental será la reorganización del transporte público, donde será necesario hacer cambios que impidan la saturación.
“Vamos a tener que pensar de nuevo las ciudades, las directivas de vivienda, de los centros comerciales, eso implica un cambio muy profundo”, dijo.
También en materia ambiental hay un retroceso en la región:
“Los presupuestos ambientales se están sacrificando, pero no podemos descuidar que la próxima crisis muy probablemente va a ser una crisis de cambio climático. Lo que se haga en el corto plazo va a determinar el largo plazo. No hay que desarticular la emergencia de lo que viene después”
En cuanto a la salud, esta deberá pensarse como un derecho humano fundamental y un bien público, no como un bien comercial, y los estados deberán retomar la rectoría y garantizar intervenciones intersectoriales que aborden los principales determinantes económicos y sociales
“La salud deber ser considerada como un bien público, no como un comodity para el comercio”.
En el caso de México, Bárcena destacó el papel que tuvo en la asamblea general de la ONU para lograr que se garanticen condiciones de igualdad en el acceso a compra de medicamentos, vacunas y de equipo médico. “Lo que estamos viviendo exige una respuesta global coordinada, solidaria, y México ha tenido un papel muy importante”.
Sobre las acciones para controlar la crisis, destacó que se ha logrado ampliar la plantilla del sector salud y las capacidades hospitalarias e inyectar recursos a las poblaciones más vulnerables.
“Creo que el objetivo que se propuso el sistema de México es evitar el colapso hospitalario y apuntalar el ingreso, que es sumamente importante”.
En cuanto al programa integral de salud y alimentación, presentado por el gobierno federal esta semana, la directora de Cepal dijo que asegurar determinantes sociales de la salud “es la clave”
“México, tiene que lograr reducir los niveles de obesidad, diabetes hipertensión. Y lo que ha vivido este país, nos obliga a repensar a la industria agroalimentaria y los riesgos. Es un tema que no podemos abandonar. ¿Qué cambios debe haber en la agricultura, en la producción agroindustrial de alimentos de medicamentos, para que sean más sanos? Y tiene que haber un etiquetado claro”.
Por su parte, Clarissa Etienne dijo que eso es algo en lo que la OPS ha insistido desde 2014. Pero alertó que es fundamental garantizar que los mecanismos de protección social lleguen a los sectores más vulnerables de la población, que son las personas indígenas, afrodescendientes, migrantes y refugiados.
Reconoció también que en toda la región ha aumentado la mortalidad materna y otras enfermedades se han quedado rezagadas en la atención por la emergencia del coronavirus.
Frente a esto, dijo, es fundamental el fortalecimiento a la atención primaria y aumentar la protección social.
Covid ha derivado en la mayor crisis económica y social de un siglo y ha revelado problemas estructurales del modelo de desarrollo de la región, dijo Alicia Bárcena.
Luego, desglosó los números de la crisis: La disponibilidad de médicos y camas en los países de Latinoamérica es la mitad que las que tienen, en promedio, los países más desarrollados. Cerca de 95 millones de personas tienen que invertir en gastos catastróficos de salud, “muchas veces pierden todo su patrimonio y casi 12 millones de personas empobrecen por estos gastos”.
De acuerdo con las previsiones de Cepal, la pobreza va a alcanzar a 231 millones de personas, de las cuales 98 millones estarán en pobreza extrema. Bárcenas aclaró, sin embargo, que estos datos son “sin considerar el impacto que puedan tener medidas sociales, que esperamos que sean positivas y las vamos a evaluar al final de año”.
Por lo pronto, el continente suma 44 nuevos desempleados y 2.7 millones de empresas cerradas.
La pandemia pegó primero a los barrios más altos luego se fue corriendo a los barrios más pobres donde los efectos han sido muy devastadores.
“En las américas, la tendencia es de más 140 mil casos diarios en promedio durante la última semana. Y una curva creciente”, dijo.
Para que América Latina y el Caribe puedan salir de etapa crítica, las agencias consideran en el informe una serie de acciones.
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