“México, ¿pieza clave en la lucha por reconocer el ecocidio como crimen internacional?”

4 octubre, 2025

Crío utiliza la selva cercana a Kinchil como un vertedero de excrementos de pollos. Foto: Patricio Eleisegui.

La organización Internacional Stop Ecocidio visitó México para impulsar el reconocimiento del ecocidio como delito a nivel internacional. La iniciativa pretende fortalecer la protección de los ecosistemas frente a crímenes ambientales de gran escala y abrir la discusión sobre la necesidad de incluir el ecocidio en el marco jurídico mexicano

Texto: Jade Guerrero

Foto: Patricio Eleisegui / Archivo Pie de Página

CIUDAD DE MÉXICO. – La idea de reconocer el ecocidio como crimen internacional ha cobrado fuerza en los últimos años. El término se refiere a los daños graves, permanentes o duraderos cometidos contra los ecosistemas con pleno conocimiento del impacto que generan.

La presencia en México de Stop Ecocidio Internacional también permitió escuchar de primera mano la visión de sus representantes. Rodrigo Lledó, director de Stop Ecocidio Américas, compartió para Pie de Página la relevancia de esta visita y el propósito central de impulsar la ley de ecocidio como un paso clave para fortalecer la justicia ambiental en el país:

“Estamos en México para promover y dar a conocer esta iniciativa, para buscar apoyos, tanto a nivel parlamentario, pero también a nivel de gobierno. Actualmente la Corte Penal Internacional conoce de cuatro crímenes que son los crímenes internacionales más graves, como lo son: el genocidio, los crímenes de lesa humanidad, crímenes de guerra y la agresión o guerra de agresión. Y la idea entonces es que el ecocidio se convierta en el quinto crimen de competencia de la Corte Penal Internacional”.

Por qué la Ley de Ecocidio es crucial

“El ecocidio ya estuvo en los borradores del Código de Crímenes Contra la Paz y la Seguridad de la Humanidad, pero desgraciadamente finalmente no fue adoptado en la Corte Penal Internacional”, Rodrigo Lledó.

La ley de ecocidio busca frenar la destrucción deliberada de ecosistemas al establecer sanciones severas para responsables individuales y corporativos. Su inclusión a nivel internacional reforzaría los marcos legales ambientales, muchas veces insuficientes, y fijaría un estándar moral y jurídico para los países. Además, no solo atendería los daños pasados, sino que obligaría a gobiernos y empresas a adoptar prácticas sostenibles para proteger el futuro del planeta.

Aunque la propuesta de tipificar el ecocidio ha ganado fuerza a nivel internacional, su camino no ha estado libre de obstáculos. La iniciativa se ha visto en pausa debido a intereses políticos y económicos que han frenado su avance en instancias como la Corte Penal Internacional. Sobre estas resistencias y la importancia de retomar la discusión, Rodrigo Lledó, director de Stop Ecocidio Américas, explicó:

“En su momento hubo resistencia de países que iban a ser parte de la Corte Penal Internacional y que eran países petroleros; estamos hablando de Estados Unidos, del Reino Unido y de Países Bajos. Incluso hay una investigación que hizo la propia Polly Higgins, la fundadora de Stop Ecocidio, que se da cuenta un poco de esto, y que de alguna manera hicieron presión para retirar este crimen internacional del Estatuto de la Corte Penal Internacional y efectivamente al final no quedó”.

¿Un nuevo panorama de protección ambiental a nivel mundial?

De aprobarse la ley de ecocidio, el panorama global de protección ambiental se transformaría de manera significativa, pues los crímenes contra los ecosistemas dejarían de quedar impunes y existiría un marco jurídico sólido para sancionarlos. Este cambio abriría la posibilidad de responsabilizar a quienes provocan daños masivos y deliberados contra la naturaleza, estableciendo un precedente internacional que pondría límites claros a la destrucción ambiental. Sobre este punto, Rodrigo Lledó señaló:

“Cuando se incorpore, lo que va a hacer es prevenir la destrucción ambiental que hoy día está siendo totalmente impune. Fíjese, hablamos de conflicto armado y se han cometido daños ambientales severos tanto en la guerra de Ucrania como en los actos que se están perpetrando en Gaza; allí lo que está sucediendo es básicamente destrucción del medio ambiente como un arma de guerra, para acabar con los medios de subsistencia de la población local. Bueno, todo esto se podría evitar si es que hubiese un crimen internacional, si esto acarreara responsabilidad de quienes causan estos grandes desastres ambientales que son completamente evitables.

“Entonces creemos que el ecocidio tiene que establecerse allí con una redacción adecuada, no solamente para tiempos de guerra, sino también para tiempos de paz”.

México clave para la ley de ecocidio

En México enfrentamos graves daños ambientales ligados a megaproyectos y, al mismo tiempo, es uno de los países más peligrosos para los defensores de la naturaleza. Una ley de ecocidio en México tendría un impacto trascendental, no solo por la grave crisis ambiental que atraviesa el país, sino también porque es uno de los lugares más peligrosos del mundo para quienes defienden la naturaleza.

Es por eso que su reconocimiento como crimen internacional significa un avance en la protección de los ecosistemas frente a megaproyectos, industrias extractivas y actividades ilegales que destruyen territorios, además de ofrecer un marco jurídico que podría brindar mayor seguridad y respaldo a activistas y comunidades que hoy arriesgan su vida al alzar la voz contra estas prácticas.

“La idea precisamente es darle la vuelta, porque hoy día los defensores ambientales son considerados en cierto modo como terroristas o gente que hace desorden, pero si en realidad consideramos que ellos lo que pretenden es defender el medio ambiente del cual vivimos todos, ¿no?, del cual necesitamos todos. Entonces, darle la vuelta quiere decir que quienes serán delincuentes serán precisamente los que causan los daños ambientales y no los que defienden la naturaleza”, explica Rodrigo Lledó.

Sin embargo, se reconoce lo importante que es el país de México para la implementación de la ley de ecocidio a nivel internacional, así surge la siguiente pregunta: ¿Qué aportaría México al movimiento internacional? Para esto, Rodrigo Lledó explica:

“México es un país que es un referente en la región, es un país importante; probablemente, junto con Brasil, hoy día son los países que están empujando, digamos, todo el debate internacional sobre medioambiente. Entonces, que México incorpore el ecocidio en su legislación interna va a ser sin duda seguido por otros países de la región. De hecho, hay países que, por lo que hemos conversado, nos están diciendo: ‘Mire, si lo hace México, nosotros a lo mejor también lo haremos, lo secundamos’. Entonces, México tiene la gran oportunidad de transformarse en una suerte de líder de este cambio que necesitamos”.

Si bien México cuenta con leyes ambientales, su alcance y aplicación no han garantizado detener la devastación de los ecosistemas, ni ha respetado los derechos humanos, pues en muchos casos las sanciones administrativas o civiles no representan un verdadero freno frente a los intereses económicos que impulsan estas prácticas.

De ahí surge la propuesta de acudir al derecho penal: porque tipificar el ecocidio como un crimen de la mayor gravedad no solo elevaría la responsabilidad de quienes lo cometen, sino que también enviaría un mensaje claro de que la destrucción de la naturaleza es una agresión contra la vida misma y debe enfrentarse con las herramientas más contundentes de la justicia. Sobre este punto Rodrigo Lledó continúa:

“Necesitamos leyes ambientales que sean de carácter preventivo, que sean de carácter administrativo, que establezcan una serie de requisitos, pero también para los casos más graves necesitamos los delitos ambientales y, en el caso de la destrucción a gran escala, estos grandes desastres ambientales que a veces afectan a más de un país, que destruyen completamente un ecosistema, necesitamos que sea un delito grave, es decir, un delito internacional”.

Rodrigo subraya que, aunque el panorama ambiental parece desolador, iniciativas como la tipificación del ecocidio ofrecen una ruta concreta para transformar el marco jurídico y frenar la devastación de la naturaleza. Su mensaje para México es claro: conocer y respaldar estas propuestas es clave, especialmente para las nuevas generaciones, pues representan una oportunidad real de preservar el mundo que heredarán. Frente a la indiferencia global, insiste en que sí existen movimientos, instituciones y personas comprometidas en abrir camino hacia un futuro más justo y sostenible.

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