Los sociólogos Armando Bartra y Elvira Concheiro sostienen que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador lidera la «segunda oleada de la izquierda latinoamericana» frente a un mundo donde los modelos están agotados
Por José Ignacio de Alba
En el mundo global, un gobierno de izquierda no puede funcionar si está aislado. Por eso, dice Armando Bartra, es indispensable entender que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador necesita el acompañamiento de otros países.
Bartra, sociólogo, filósofo, investigador del campo y autor de más de 30 libros, pone como ejemplo la experiencia de Venezuela, donde una guerra comercial hundió al gobierno con postulados de izquierda en una profunda crisis, debe servir de experiencia a otros países.
“Si no vemos los golpes, los tropiezos, los fracasos, estaremos perdiendo una oportunidad enorme para seguir avanzando”, dice Bartra, quien frente a la idea del escritor Eduardo Galeano de la inaccesibilidad de la utopía contrapone una cita de Julio Cortázar: «Lo bueno de las utopías es que son realizables«.
Estamos en el foro “Utopías de la Izquierda del Siglo XXI”, organizado por estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Bartra asegura que los modelos están agotados y que la a llamada Cuarta Transformación da nuevos aires al continente, que sufrió en años pasados un repunte de gobiernos de derecha.
“México va a tener que abrir camino de una nueva forma, el neoliberalismo va quedando atrás, con postulados como ‘primero los pobres’. Pero tendremos que lidiar con las consecuencias que dejó el modelo en derrumbe”, dice. “La utopía latinoamericana forzosamente tiene que realizarse, por lo menos, en un panorama subcontinental”.
Bartra y Elvira Concheiro participaron en el foro realizado por el colectivo “Relevo XXI”, realizado el pasado martes 15.
Ambos han asesorado al gobierno de López Obrador. Ambos son luchadores sociales que se han mantenido en la academia. Ambos sostienen que México está inaugurando una segunda oleada de “emancipación”.
Para ellos, detrás de nuestro país se encuentran Argentina, Bolivia y Uruguay. Además, pronostican que Brasil y Ecuador elegirán a gobiernos de izquierda en los próximos años.
¿Qué significa esto? “No quiere decir acabar con el capitalismo como gestor del mercado, sino simplemente establecer una rectoría estatal sobre la economía”, dice Bartra.
Luego aclara: el camino que han seguido los países latinoamericano de izquierda es “recuperar al Estado como depositario de la soberanía”; una “refundación del Estado”; la recuperación de los recursos naturales o, al menos, la rectoría sobre sus recursos.
Para Bartra, en Latinoamérica los intereses de los estados-naciones quedaron soterrados por los intereses de la compañías multinacionales y de organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional.
Por eso, dice, la izquierda quedó recluida en resistencias locales, muchas de ellas con una fuerte reivindicación sobre la identidad.
Esta idea se agravó con la caída definitiva del socialismo. El sociólogo lo llama “una fluctuación (…) la utopía nos hizo volver al pasado, las utopías del futuro, como el socialismo que estuvieron en buena parte del siglo XX y el siglo XIX quedaron desfondadas. Nos fuimos a las utopías locales, a los caracoles zapatistas”.
Sin embargo, para Bartra, la visión de país de López Obrador y las resistencias locales quedaron empalmadas en las elecciones:
“Yo voté por Marichuy, porque era importante fortalecer la causa de los pueblos originarios. Pero no había manera, había una elección y en esa elección había que votar por la izquierda”.
Ahora, insiste: las luchas obreras, campesinas dieron la victoria a López Obrador. Se refiere a los más de 30 millones de personas que llevaron a López Obrador al gobierno. Por eso es importante destacar que ningún gobierno de izquierda ha logrado llegar al poder sin la ayuda popular.
Desde su visión, “América Latina vive una legitimidad inédita” para cambiar a un esquema de “nación-popular.
Con un elemento adicional, que Bartra ve como uno de los grandes logros de López Obrador: intentar una transformación política de gran calado de forma pacífica.
Elvira Concheiro, doctora en sociología e investigadora UNAM, dice que “vivimos en un sistema político que está condicionando las posibilidades de la transformación”.
La socióloga explica que el capitalismo se encargó de hacerle creer a la gente que no estaba capacitada para proponer alternativas. Por eso, asegura, hay una pérdida de conciencia sobre la sociedad como colectivo:
“Las clases sociales están desarticuladas y tenemos que construir una sociedad que implique superar la condición de fragmentación (…) todos nuestros esfuerzos deben estar enfocados en la rearticulación, más allá de las siglas de algún partido”.
Para Concheiro, una forma de recuperar el sentido de colectividad es acabar con la información fragmentada “nos tenemos que involucrar en lo que pasa en Yucatán, por ejemplo…”
En ese sentido, dice, “el feminismo es un movimiento adelantado, porque avanza en desde un punto de vista de la conciencia. Y para mí el feminismo más progresista está trabajando desde la articulación de genero, raza y clase”.
Desde su perspectiva, la sociedad debe avanzar a lo que ella llama una “democracia radical”:
“Tenemos que pensar que los proyectos sociales nos involucran a todos de una manera más contundente de lo que nos imaginamos, por eso para el capitalismo la más peligrosa de las utopías es la democracia radical, porque implica que todos intervengamos en los procesos políticos. Las utopías serán posibles cuando tomemos conciencia sobre la fuerza que realmente somos”.
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‘Anarquismo es poner bibliotecas’
Cronista interesado en la historia y autor de la columna Cartohistoria que se publica en Pie de Página, medio del que es reportero fundador. Desde 2014 ha recorrido el país para contar historias de desigualdad, despojo y sobre víctimas de la violencia derivada del conflicto armado interno. Integrante de los equipos ganadores del Premio Nacional Rostros de la Discriminación (2016); Premio Gabriel García Márquez (2017); y el Premio Nacional de Periodismo (2019).
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