México está lejos de valorizar las lenguas indígenas: Irma Pineda

20 febrero, 2022

La poeta Irma Pineda Santiago habla sobre la compilación de Intraducibles, un libro que da a conocer palabras únicas de lenguas indígenas de México sin traslado al castellano; pone su valor en el centro en un país que aún no lo percibe

Texto: Daliri Oropeza

Fotos: Diana Manzo /Istmo Pres

MEXICALI.- Seguimos siendo un país muy racista y discriminador, dice Irma Pineda Santiago, poeta didxiza que actualmente es representante de los Pueblos indígenas ante la ONU. Este contexto es tierra fértil para su más reciente libro: Intraducibles, una compilación de palabras de los pueblos indígenas difíciles de trasladar al castellano por su profundidad, hermosura o por estar ligadas a la cocina o rituales de un propio pueblo. 

La poeta, quien ha destacado por su activismo y creaciones literarias en lengua didxitza, habla del proceso de creación del libro en donde convocaron a hablantes para buscar y donar las palabras. Aunque buscó en las 68 lenguas indígenas, hicieron falta algunas, asegura que «hay lenguas bastante lastimadas”. Sin embargo, los aportes de la obra son multidireccionales, avivan las propias lenguas y provocan aprecio en quienes la conocen.

La clave está en revestir de belleza la palabra, dice la reconocida escritora. Al esfuerzo se sumaron el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI), la UNESCO, la editorial Santillán, crearon un libro potente con ilustraciones por cada lengua que está en sus páginas llenas de color. 

“Es un libro que nos permite asomarnos a la belleza de las lenguas indígenas”, dice Irma Pineda, quien tiene más de una decena de poemarios publicados. Es un regalo, pues no solo permite a las personas no indígenas conocer un modo de existencia que expresan las palabras elegidas. A las personas hablantes, les impulsó a indagar sobre su propia lengua y avivarla.

Todas las palabras de Intraducibles tienen que ver con cuatro grandes temas,

Cosmoexistencia, gastronomía, usos y costumbres y vida cotidiana de los pueblos indígenas, y revelan ese modo de ver el mundo.

“México todavía está lejos de sentir un gran aprecio y valorizar realmente toda la riqueza de las lenguas que tiene”, dice la poeta, sin embargo, este libro busca un efecto para revertir esta situación. Además de toda la importante labor que han hecho las personas más jóvenes de las comunidades indígenas para avivar las lenguas.

El nacimiento de un libro

—¿De dónde nace la idea del libro Intraducibles?

Intraducibles tiene un origen bastante lúdico. Nació de una charla que tuve con Daniela Lavalle, del Instituto de Cultura Mexicana en Houston. Somos amigas desde ese mucho tiempo.

“Hay que tomarnos un mezcalito”, dijimos y platicamos del libro. Primero salió la referencia de uno con título en inglés: Lost in Traduction. Reúne una serie de palabras de diferentes idiomas: japonés, árabe, español. Seleccionaron estas palabras por la dificultad de decirlas de una manera sencilla en el inglés. A partir de eso nace la idea.

En cada uno de los idiomas indígenas existen muchas palabras que resultan muy muy complejas para explicar en el español. Tienen que ver con emociones, sensaciones, tradiciones, que es muy complicado atajar en otra sola palabra.

Pensamos hacer un libro que reúna las palabras de las 68 lenguas que se hablan en México. Pasó de ser una idea que nació así como del cotorreo, a la acción. Así empezamos a buscar aliados. 

Nos acercamos en primera instancia al INALI. Desde su director general, el maestro Juan Gregorio Regino, y varia gente participó, lo abrazaron con mucho entusiasmo. También nos acercamos a la UNESCO, el equipo que dirige Frederic Vacheron abrazó  también la propuesta con mucho cariño y fueron sumando: ideas, propuestas. Se armó un gran equipo pero vimos la necesidad de ampliar la difusión y la publicación.

Así se sumó la Editorial Santillana de San Diego para hacer posible que estos libros puedan llegar a donde tienen que llegar, que es precisamente a la infancia, a las niñas, a los niños, y pues nos ofrecía llegar a las escuelas. 

Así nació y se fueron sumando diversos actores de tal forma que al final queda un libro, creo yo, lindo visualmente por la participación de creadores: desde artistas plásticos que imaginaron, ilustraron cada palabra intraducible pero imaginable y por la participación de la gente de cada pueblo que donó estas palabras.

En un contexto donde predomina el desplazamiento de las lenguas indígenas, ¿cuál es la aportación de este libro?

—La aportación, creo, es recuperar en lo cotidiano muchas de estas palabras que a veces por la castellanización o por la dificultad, precisamente, de explicarla a los otros que no hablan la lengua en la que está la palabra, se han diluido, se han perdido.

Que la gente vea su lengua, su palabra, proyectada en un libro pero ya no solo escrita sino también ilustrada, imaginada por un artista el modo cómo se puede representar visualmente. Eso le da un gran sentido a esa palabra en sí. Le otorga sentido, pero también la ha revestido de belleza. Hace que la gente regrese a estas palabras, recupere el cariño y el amor que tiene por su propia lengua.

He podido hablar con maestros que han solicitado los libros a sus escuelas, muchas rurales. Cientos de personas lo han descargado en línea, de intraducibles.org

Me han dicho: “Ay, es cierto, en tal lengua esta palabra que se usaba hace mucho tiempo, mi abuelo la usaba pero ya después dejé de escucharla, hay que recuperarla”. Eso ha sido muy importante. Me han comentado algunas palabras que escuchaban de los abuelos pero las perdieron y que ahora al verlas palabras en los libros, se animan a recuperarlas, se animan a seguirlas usando en lo cotidiano. Y esto es muy interesante.

Lo que provoca intraducibles

—¿Avivar el uso de la lengua?

—Hay palabras que se siguen usando todavía, están muy vivas, hay otras que sí se ha hecho realmente una labor de recuperación, de rastreo, que a mí me parece importante. Por eso es de destacar el papel que tuvieron las personas quienes donaron estás palabras Intraducibles. Y le decimos donar porque pues al final hicieron este enorme esfuerzo de ser como rastreadores, investigadores, en su propia lengua. 

Cuando lanzamos la convocatoria y solicitamos que enviaran de una a tres palabras en su lengua pero que sean complejas en su traducción al español. La gente estaba haciendo una propia reflexión sobre las palabras de su idioma, estuvo haciendo este rastreo, la investigación, y al final pues se seleccionaron las palabras que decidieron mandar.

Luego vino un jurado integrado por especialistas entre creadores, escritores,  lingüistas que seleccionaron las palabras que finalmente integran el libro. Pero todo ese primer trabajo de rastreo de las palabras que hizo la gente eso es bien bien importante, bien interesante y me parece necesario destacarlo porque se volvieron investigadores de su propia lengua. Esto revincula hacia el propio idioma.

Entiendo que las lenguas son mayormente orales, sin embargo, ¿por qué es importante verlas escritas, dibujadas?

—Sí, son orales. Pero hemos estado desdibujando y borrando algo de la historia: la escritura ideográfica y pictográfica. Tal vez muchas lenguas no han sido escritas en el alfabeto latino que conocemos ahora, pero siempre fueron escritas. Hay por ejemplo, en el caso de mi lengua que es el zapoteco hay  investigaciones del doctor Víctor de la Cruz, de formas de escritura que datan, bueno, pues siglos antes de la Era Cristiana.

Sí se escribía las lenguas indígenas, ahí están las estelas de los mayas, de los mixtecos, de los zapotecos y todo lo que no se ha encontrado. El asunto es que se escribía de un modo distinto al que actualmente conocemos, pero ya había una práctica de la escritura. 

Eran otras formas de escritura, pero efectivamente, lo que está ocurriendo ahora es que hay una mayor difusión de las lenguas porque los mismos jóvenes hablantes, las chicas, que están escribiendo en sus lenguas o que están haciendo otras formas de arte pues tienen ahora la ventaja de las redes, del internet, y eso facilita que haya difusión.

Y es muy importante la difusión porque permite que otra gente que no sea indígena tenga acceso a las lenguas, conozca las lenguas, no necesariamente que las aprenda pero que sí las conozca.

—¿Por qué es importante que se conozcan las palabras? 

—Porque sensibiliza sobre las culturas indígenas. El gran problema que ha habido para nosotros como pueblos indígenas, para las culturas y lenguas que hablamos es la discriminación, es el racismo. 

Yo siempre digo que hay dos formas de discriminación y racismo una por maldad, porque no te importan las lenguas, las desprecias; y la otra forma es por ignorancia, no podemos apreciar lo que no conocemos.

En la medida que la gente no indígena conozca más de las culturas indígenas, puede tener un aprecio por ellas y una valoración. A medida que los hablantes se sientan menos discriminados, menos despreciados, menos marginados, por hablar una lengua en esa medida van a querer seguirla hablando.

Este trabajo de revalorización de las lenguas que están volviendo actualmente, que muchos lo hacen también, en realidad, las propias comunidades de pueblos pero comunidades de hablantes, de lingüistas, de jóvenes, activistas, me parece bastante importante y necesario.

Retrato a Irma Pineda / Foto: Diana Manzo

Un breve diagnóstico del uso de los idiomas en el país

El español de México es muy rico por lo importante de las lenguas que están palpitantes en toda nuestra comunicación. ¿De qué manera aporta a que, las personas no indígenas o desindigenizadas aviven los pensamientos o se den cuenta de las cosmoexitencias?

—El libro Intraducibles pretende un acercamiento a personas no indígenas y hacia estas palabras que son tan ricas pero también a la diversidad de lenguas que existen. Desafortunadamente no pudimos conseguir y no nos llegaron palabras en todas las lenguas que se hablan en el país.

Hubiésemos querido tener al menos un ejemplo de cada lengua. No fue posible porque hay lenguas pues bastante lastimadas, bastante heridas, y que están prácticamente agonizando como las lenguas del Norte. Las que están más vivas pues han sido las del Sur. 

Los ejemplos que aparecen en el libro Intraducibles nos permite ver, como una rendija por donde asomarnos, esta belleza de las palabras. 

Hablo de la belleza en el sentido de lo que significan las palabras pero también en el sentido de la obra. Cada obra plástica acompaña a cada una de estas palabras. Es un libro que nos permite a eso asomarnos a la belleza de las lenguas indígenas.

¿México  está cerca de la normalización del uso de las lenguas indígenas?

—Lamentablemente, me atrevo a decir que seguimos siendo un país muy, muy, racista, muy discriminador con todo, no solamente con pueblos indígenas, discriminamos a la gente por ser pobre, discriminamos a la gente por clase, discriminamos por la lengua, discriminamos… 

Los pueblos indígenas o la gente indígena reunimos todos estos aspectos de la discriminación. Muchos de los indígenas, no solo son indígenas sino además son pobres, y además sin acceso a la educación. México todavía está lejos de sentir un gran aprecio y valorizar realmente toda la riqueza  de las lenguas y cultural que tiene. Es triste tener que decirlo, pero es una realidad que aún vemos.

Por otro lado, quiero destacar el papel de la juventud en los pueblos indígenas; están haciendo cosas impresionantes a partir del uso de la tecnología y las redes crean videos, crean audios para radios comunitarias,  o abren las propias radios comunitarias. 

Están haciendo obra gráfica, plástica, están generando materiales didácticos. Cosa que la SEP lleva años diciendo que sí va a hacer pero nunca hace. Pero las juventudes se las comunidades están generando talleres de enseñanza de lenguas, creando los materiales didácticos. 

Estudian disciplinas que ayudan a sus propias lenguas y culturas. Eso me parece muy destacable y está siendo importante. Creo que poco a poco se va reflejando hacia fuera, ahora vemos la propia esencia de las lenguas en espacios públicos, en los medios de comunicación. Poco a poco han ido intentándolo pero hacen un trabajo muy importante.

Es una triple labor la que hacen los jóvenes, reaprender de los abuelos, compartir en la comunidad y compartir hacia afuera

—Trabajo que se ha venido haciendo desde otras generaciones. Es decir, a la mejor yo no hubiera tenido la conciencia sobre mi propia lengua si no hubiese  sido por el trabajo de la gente que me antecedió: Víctor de la Cruz, Macario Maza, y antes de ellos otras generaciones. Afortunadamente, mi generación ha hecho sus aportes. De tal forma que los que son ahora jóvenes tienen mayor conciencia respecto a su lengua y a su cultura y están trabajando mucho para visibilizarla y fortalecerla.

Todo el trabajo de los activistas por las lenguas y las culturas indígenas desde hace muchos años está teniendo frutos ahora. Eso nos da esperanzas de que el trabajo no ha sido en vano, la lucha por las lenguas, por las culturas, que también está vinculada a la lucha por los territorios, territorios físicos,  por el medio ambiente, por… que toda esta lucha ha tenido sentido, ¿no?

Quiero decirle a la gente que no es indígena que abra su corazón y que a partir de su corazón aprenda mirar toda la belleza y toda la riqueza que hay en las lenguas y en las culturas indígenas. Yo creo que van a aprender mucho. Tienen mucho que ofrecer cada una de las culturas indígenas. Hay mucho que aprender de cada una de estas culturas. Y yo creo que si abren su corazón van a enriquecerse más.

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