Todo por venir (empezando por la campaña de vacunación) será usado en la guerra electoral entre los dos bandos en los que ha quedado dividido el país: Va por México y Juntos Hacemos Historia, las dos grandes coaliciones rumbo a 2021
Tw: @chamanesco
Esta semana han quedado registradas ante la autoridad electoral las dos grandes coaliciones que buscarán obtener la mayoría en la 65 Legislatura de la Cámara de Diputados.
Por un lado, Morena, el Partido del Trabajo y el Partido Verde Ecologista de México han registrado la alianza oficialista Juntos Hacemos Historia, que postulará candidatos comunes en 151 distritos electorales y varias gubernaturas.
Del lado opositor, PRI, PAN y PRD han registrado Va Por México, una coalición parcial en 176 distritos electorales que busca arrebatar a los partidos afines al gobierno la mayoría que hoy tienen en San Lázaro con la que el presidente Andrés Manuel López Obrador ha hecho transitar la agenda de reformas constitucionales y legales de la llamada “cuarta transformación”.
De los siete partidos políticos nacionales tradicionales, sólo Movimiento Ciudadano (MC) ha decidido competir solo, aunque sus postulados y discurso público también se ha ubicado en el antilopezobradorismo.
El Movimiento de Regeneración Nacional, junto con su tradicional aliado (el PT) y un impresentable nuevo compañero de viaje (el PVEM), busca mantener la mayoría legislativa para, en palabras del líder morenista Mario Delgado, “darle larga vida a la cuarta transformación”.
Llama la atención que Mario Delgado asegure que esta alianza parte de “principios y valores”, pues hasta hace pocos años, la mayoría de los dirigentes y cuadros fundadores de Morena criticaban el oportunismo y la desfachatez del Partido Verde, al que consideraban un “partido canalla”, defraudador de la ley electoral, entregado al mejor postor, cómplice de los peores atracos nacionales y artífice de las peores prácticas electorales como la telebancada, las Juanitas y un sinfín de artimañas para burlar el modelo de comunicación política.
Hoy, morenistas y “verdeecologistas” harán campaña juntos para defender el lopezobradorismo.
Además, López Obrador contará con la representación de tres partidos más en la boleta electoral; partidos que por ser de nuevo registro no pueden formar parte de la coalición Juntos Hacemos Historia, pero que han declarado abiertamente su afinidad con la 4T: el Partido Encuentro Solidario (rebrote del extinto Partido Encuentro Social), Fuerza Social por México (encabezada por Pedro Haces, líder de lo que él mismo llama la CTM del nuevo régimen) y Redes Sociales Progresistas (el nuevo partido de Elba Esther Gordillo fundado a partir de un movimiento magisterial afín a AMLO en 2018).
En total, serán seis las maneras de votar por la vigencia de la 4T en la boleta del 6 de junio de 2021.
Del otro lado, los partidos antes mayoritarios justifican su alianza en la necesidad de construir una nueva mayoría de diputadas y diputados que construya y consolide los contrapesos y equilibrios ente los Poderes de la Unión, y que preserve la pluralidad política de la nación.
En la plataforma común que registraron el pasado miércoles ante el Instituto Nacional Electoral, PRI, PAN y PRD afirman que hoy esa pluralidad está en riesgo.
“En los últimos dos años, México ha vivido un proceso sistemático de concentración de poder que amenaza gravemente a nuestra democracia y a las libertades que hemos construido en las últimas décadas. El gobierno ha dado pasos acelerados hacia la construcción de un régimen con tendencias autoritarias, mediante el debilitamiento de los controles y contrapesos indispensables en cualquier democracia, el desmantelamiento de programas y bienes públicos de probada eficacia, la utilización clientelar de los recursos públicos, la construcción de enemigos –reales o ficticios–, la constante polarización social, el desprecio a las instituciones y la estigmatización, cuando no la abierta persecución, hacia la oposición y los críticos”, señala el documento en su párrafo nuez.
El llamado “acuerdo estratégico” del PRI, PAN y PRD –otrora rivales acérrimos– se aterriza en una plataforma de 40 puntos distribuidos en siete capítulos: División de Poderes, Libertad de Expresión, Democracia, Pacto Federal, Estado de Derecho, Lucha Contra la Corrupción y la Impunidad, y Un Presupuesto al Servicio de Todas y Todos los Mexicanos.
Entre las propuestas concretas, estaca la de restringir la eliminación de los fideicomisos, reorientar el presupuesto hacia sectores y programas abandonados por el actual gobierno (salud y atención a niños con cáncer, las estancias infantiles, los refugios para mujeres, por ejemplo), y la creación de una partida especial para el programa nacional de vacunación contra covid-19.
Se habla también de replantear el pacto fiscal, devolverle el carácter civil al combate a la delincuencia, fortalecer los organismos públicos autónomos y blindarlos ante intentos de captura por parte del Poder Ejecutivo y hacer una nueva reforma del Estado para adoptar un régimen semiparlamentario que fortalezca la República federal y el equilibrio entre los tres Poderes de la Unión y de los tres órdenes de gobierno.
Se propone modificar el formato actual del informe presidencial, para que el presidente comparezca ante el Poder Legislativo, en sesión de Congreso General, “y obligarlo a conocer, escuchar en vivo y dar respuesta a las opiniones y observaciones de legisladores de todos los grupos parlamentarios, así como de la ciudadanía”.
Una vieja demanda de la izquierda antes opositora, hoy en el gobierno, a la que el PRI y el PAN se negaron sistemáticamente.
De propuestas así está hecha la coalición Va por México, a la que se han sumado informalmente la Coparmex, de Gustavo de Hoyos; Sí por México, de Claudio X. González, y México Libre, de Flipe Calderón y Margarita Zavala.
Su objetivo es claro: frenar a López Obrador.
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En 2018, el país se dividió electoralmente en tres grandes coaliciones en las elecciones presidenciales: PAN-PRD-MC, que postuló a Ricardo Anaya; PRI-PVEM-Panal, que postuló a José Antonio Meade y Morena-PT-PES, que llevó al poder a López Obrador.
Tres años después, las fuerzas políticas se decantan en sólo dos opciones para los electores: apoyar o descarrilar a López Obrador. A eso se reducirá el debate público, la confrontación política y la politización de todos los temas nacionales, incluida por desgracia la crisis sanitaria por la pandemia de covi-19.
Será imposible que, en los próximos meses, puedan construirse canales de diálogo o acuerdos para hacer frente a la pandemia y otros graves problemas aún irresueltos por la administración.
Todo por venir (empezando por la campaña de vacunación) será usado en la guerra electoral entre los dos bandos en los que ha quedado dividido el país.
El mismo presidente ha encauzado todo para que así sea. En repetidas ocasiones, ha llamado a sus opositores a juntarse para confrontarlo. Parece disfrutar de esa polarización que, inevitablemente, marcará el tono de las elecciones de 2021, el rumbo de las campañas e, irremediablemente, el destino de la patria.
Periodista desde 1993. Estudió Comunicación en la UNAM y Periodismo en el Máster de El País. Trabajó en Reforma 25 años como reportero y editor de Enfoque y Revista R. Es maestro en la UNAM y la Ibero. Iba a fundar una banda de rock progresivo, pero el periodismo y la política se interpusieron en el camino. Analista político. Subdirector de información en el medio Animal Político.
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