9 febrero, 2023
La protesta contra las violencias económicas ha sido encabezada por colectivas que toman las calles para hacer mercaditas a modo de lucha antisistémica. Hay más de 50 colectivas y cientos de mujeres, la mayoría de periferias de la ciudad. La Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México realizó un informe al respecto.
Texto y fotos: Daliri Oropeza Alvarez
CIUDAD DE MÉXICO.- Consignas feministas provocan sonoridad en un auditorio blanco y cuadrado de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México (CDHCM). Resaltan los pañuelos morados y verdes. Mantíkora entona algunos de los coros de lucha que las mujeres corresponden. Todas protestan con mercaditas.
Están en primera fila. Son integrantes de colectivas que forman parte del movimiento contra la violencia económica a las mujeres. Desde la pandemia, este modo de manifestarse convocó más expresiones. La CDHCM realizó 87 acompañamientos a través de los cuales generó el informe: Protesta feminista contra la violencia económica.
En el informe, se abordan los elementos contextuales que habilitan esta protesta contra las violencias económicas, como la desigualdad económica y laboral; las violencias estructurales de género; la economía feminista o del cuidado; solidaria y autogestiva; y las experiencias en América Latina.
Para Mantíkora es muy importante que la Comisión documentara y realizara el informe, pues es un modo de visibilizar las consecuencias que tienen estas violencias; pero también los modos en que se realiza una protesta pacífica y colectiva.
“Necesitamos visibilizar la lucha de las mujeres dentro de la economía, y a las mercaditas como expresión de lucha, tanto de las madres que lo hacen para llevar el alimento a casa, o todo lo que movernos las mujeres con nuestro trabajo, remunerado o no. También somos un chingo de mujeres que somos autogestivas, que desde la autonomía estamos aquí, se podría decir, resistiendo”, asegura Mantíkora en entrevista.
En la presentación, la titular de la CDHDF, Nashieli Ramírez habló de la importancia de realizar este informe:
“[La violencia económica] Se manifiesta en la desigualdad económica, la doble explotación a las mujeres, tanto en su trabajo productivo, como en su trabajo reproductivo; así como también en la desestimación de los trabajos del hogar, de cuidado y de crianza, que aún están altamente feminizados, y que tan solo recientemente comenzaron a ser contabilizados como parte del PIB nacional, a pesar de su carácter como Actividad Esencial y de contribuir al desarrollo de los países”, dijo en el micrófono.
Mantícora lleva más de 17 años participando en este movimiento con protestas en la calle con ventas y tianguis itinerantes. Ella organizó las tomas del metro Hidalgo con mercaditas ante la emergencia de la pandemia y porque arriba hacía frío. Asegura que esto le ha permitido ser autónoma y seguir con sus ideales anarquistas sin tener un jefe. Promociona sus jabones y remedios herbales, que sembró y produjo, ahora los vende.
Son más de 50 colectivas en la Ciudad, de acuerdo con lo que expuso Nashieli Ramírez, quien detalló que la Alcaldía Cuauhtémoc es la demarcación donde mayormente convergen estas expresiones: “La mayor parte de ellas, más de la mitad de las integrantes viven en la periferia de la Ciudad, lo que invita a considerar este asunto desde la mirada metropolitana”, dijo la titular de la CDHCM.
De acuerdo con los datos que analiza el informe de la CDHCM, las mujeres dedican 15.9 horas semanales más al cuidado que los hombres, incluyendo cuidados pasivos que son cuidar mientras se realiza otra actividad. Sin cuidados pasivos, la brecha se reduce a 6.9 horas.
El rango de edad de mujeres con mayor prevalencia de violencia económica es de 25 a los 54 años. El informe resalta que uno de los grandes aportes de la economía feminista ha sido visibilizar el trabajo no remunerado que realizan las mujeres y que contribuye sal desarrollo social y económico.
El informe realiza un mapeo de experiencias de implementación de sistemas de cuidados en América Latina, con ejemplos de Argentina, Uruguay, Nicaragua, Venezuela, Chile y Brasil.
El documento tiene un abordaje desde lo que significa la economía comunitaria, solidaria y autogestiva los modos en que se en que se ha implementado la búsqueda colectiva de alternativas para la sostenibilidad de la vida basadas en teorías feministas.
Analiza los procesos sociales contra la exclusión económica centrados en las mujeres y pone ejemplos de expresiones políticas vinculadas con las desigualdades y las exclusiones económicas. Hace una caracterización de los elementos de la protesta contra las violencias económicas a las mujeres.
Da cuenta del surgimiento de la protesta feminista contra la violencia económica en la ciudad. Habla que, en 2015 comenzaron a organizarse diversos grupos de mujeres, la mayoría autoidentificadas con la práctica y con la teoría feminista, que de manera colectiva y horizontal construyeron alternativas económicas frente al sistema patriarcal y capitalista.
Describe la historia de la Mercadita feminista contra la violencia económica realizada en 2015. El informe resalta que en este año se realizó una mecadita nombrada Autosostén. En 2016 se realizó la bazara y en 2018 un espacio llamado Marea Coatlicue.
De experiencias más recientes, en plena pandemia, el informe describe el nacimiento del Frente feminista en lucha contra la violencia económica 2021. En ese año también ubica la Asamblea general de mercaditas feministas, el Proyecto fénix, el tianguis disidente, la mercadita Vassincelos. En 2022 describe Feministlán en el barrio, rinconcito feminista y la mercadita Pilares Evangelina Corona.
El informe describe los elementos con que las expresiones de esta protesta feminista se llevan a cabo, por ejemplo, los productos y servicios que son agrícolas, artesanías, textiles, comida, bordados, pinturas, en la mayoría de elaborados por cuenta propia o de manera colectiva, aunque también puede ser ropa de segunda mano, juguetes, productos medicinales, cosméticos o de autocuidados.
Resalta que se considera el pago o también el trueque por aquellos servicios o productos, que pueden incluir atención y conciencia de salud menstrual, joyería, artículos ornamentales, transporte, asesoría legal, terapia psicológica o algunos talleres de economía solidaria.
Describe que esta propuesta cultural y política de protestar con mercaditas va acompañada también de manifestaciones artísticas, performance, danza, cursos, pedagogía, obras de teatro, marchas, conciertos, comedores comunales del trueque, rifas o colectas a favor de las víctimas.
Habla de la apropiación del espacio público que realizan las mujeres colectivas organizadas en Mercaditas y también virtualmente para el intercambio de bienes, servicios, así como de la acción colectiva y artística y política que esto implica.
Uno de los puntos que aborda la caracterización de esta protesta es que son espacios horizontales y la mayoría son separatistas. O sea que no incluyen hombres.
Nashieli Ramírez enfatizó que cuando este movimiento es antisistémico como ejercicio de protesta, y por su horizontalidad resulta en una aportación a la vida democrática y la participación de las mujeres en los asuntos públicos:
“La protesta feminista contra la violencia económica se caracteriza por la horizontalidad en la toma de decisiones y la elección de vocerías que transmiten las decisiones tomadas por todas las integrantes; por ser espacios separatistas; por el tipo de productos que intercambian; por la diversidad de intercambios (pecuniarios y no pecuniarios) y por brindar otros servicios útiles, como la asesoría legal, el acuerpamiento sororo, empático y solidario; la provisión de cuidados y la orientación psicoemocional como herramientas contra la violencia de género. Resistencia radical”, describió Nashieli Ramírez.
Copetes también participó y asistió a la presentación del informe. Afuera del auditorio, donde instalaron una mercadita, concede esta entrevista mientras atiende a las servidoras públicas que compran la joyería mística que vende.
Llegó desde Nezahualcóyotl, aunque sus principales puntos de protesta son por el centro de la ciudad. También han realizado protestas de mercaditas descentralizadas. En alianza con otras colectivas como Nos queremos vivas Neza, ha organizado mercaditas en la periferia del oriente de la ciudad.
Es parte de la colectiva Afrodita aborta segura. Que su colectiva se dedique a acompañar a mujeres al aborto no le impide realizar las protestas a través de mercaditas, de hecho, parte del dinero que recauda va para el misoprostol que ocupan como acompañantes.
Asegura que para el informe, le realizaron entrevistas a su colectiva. Ahí expresaron las quejas ante la represión que han vivido por sus protestas. Asegura que esta forma de protesta le ha dado sentido:
“Hay distintos modos de intercambio, así como formas de ver el feminismo. Yo me mantengo a mí misma, vivo sola, como mujer Independiente, porque creo que todas necesitamos eso poder salir de la casa de nuestros padres. Esta forma nueva de protestar me ha dado tiempo de poder seguir estudiando, de aprender tema sororidad, de acompañar, de sentirme útil siendo defensora”.
Botas llenas de Tierra. Tejedora de relatos. Narro sublevaciones, grietas, sanaciones, Pueblos. #CaminamosPreguntando De oficio, periodista. Maestra en Comunicación y cambio social. #Edición #Crónica #Foto #Investigación
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