Durante cinco días autoridades y familiares de desaparecidos realizaron una búsqueda de personas desaparecidas en la Sierra Madre Oriental, en un estado donde se espera a casi 5 mil ausentes
Texto: Daniela Rea
Fotos: Claudia Muñiz y Angélica orozco
El pasado 30 de agosto, el Día internacional de las víctimas de desaparición forzada, integrantes de Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Nuevo León arrancaron un mega operativo de búsqueda en Nuevo León.
Después de cinco días de búsqueda en distintos puntos de la Sierra Madre Oriental, con la intervención de las comisiones nacional y estatal de búsqueda, de la fiscalía estatal y de las integrantes del colectivo de familiares de personas desaparecidas, se encontraron restos de ropa, partes de autos que fueron desvencijados, radiofrecuencias y restos de campamentos o lugares de detención.
Leticia Hidalgo, integrante fundadora de FundeNL, narró a Pie de Página que la mayoría de las búsquedas se realizaron en el municipio de Hidalgo, pues desde octubre del 2019 a enero de este año al menos 15 familias reportaron desapariciones. Y a raíz de la realización de un mega operativo contra la delincuencia en la zona en el mes de mayo, las familias exigieron una mega búsqueda de personas desaparecidas.
“Desde febrero pedimos a la Comisión Nacional de Búsqueda que viniera a las diligencias, luego vimos que se hizo el mega operativo contra la delincuencia y les dijimos que ahora teníamos que hacer una mega búsqueda. Hicimos reuniones virtuales para organizarlo con las comisiones, la fiscalía local, nuestro equipo de antropología, nosotras”.
Leticia, madre de Roy Rivera, desaparecido en Monterrey.
En Nuevo León, según datos de la Comisión Nacional de Búsqueda, hay 4 mil 572 personas desaparecidas; y hasta entre el 2006 el 2016 la Procuraduría General de Justicia de Nuevo León reportó que encontró 114 sitios con fosas, 119 cuerpos y 477 restos óseos; esto de acuerdo con datos recabados por el sitio periodístico A dónde van los desaparecidos.
La mega búsqueda inició el 30 de agosto en un lugar dentro del municipio de Hidalgo en el que hay un pozo profundo que, por declaraciones de detenidos, se sospecha que ahí se arrojaban cuerpos de personas.
“Es un pozo profundo, es un pozo con un tubo que fue hecho por una mina, no traían herramientas para revisarlo, explorarlo, por lo que se hizo el compromiso de la CNB de que en dos meses máximo vendrían a intervenir ese tubo. En los alrededores encontramos ropas, manchas de incineración”.
El segundo día, el domingo, se hicieron búsquedas en el río Sabinas.
Nos hicieron caminar así nomás en el río y les dijimos que no, que eso es lo que hacíamos cuando no sabíamos buscar. Ahora, antes de salir a buscar, revisamos las fotos gratis de google para ver qué ha cambiado en el territorio, qué se ve alterado en el tiempo, y entonces decidir dónde caminar”,
dice Leticia.
Es decir, que pese a la organización de la mega búsqueda, hubo fallas de la autoridad como la falta de revisiones previas del terreno para definir los espacios a explorar y la solicitud de permisos para ingresar a predios particulares.
El tercer día acudieron a La Majada, un lugar donde hay otro pozo profundo. Ahí, relata Leticia, se introdujo una cámara y se pudo detectar 12 metros de profundidad y piezas de autos desvencijados.
“Las autoridades no se quisieron meter para hacer exploración hasta que la abuelita de uno de los desaparecidos dijo que si ellos no entraban ella entraría porque quiere encontrar. Así que no les quedó de otra que amarrar una cuerda a una camioneta y descender. Adentro no se encontraron restos, se encontró una boa. Y nosotros nos preguntamos ¿de qué se alimentaba esa boa ahí dentro?”.
Las búsquedas siguieron, el cuarto día en las faldas del cerro Potrero Grande y en el punto conocido como Las Letras; el quinto y último día en el cerro Potrero Chico.
“Son puntos que están relativamente cerca y desde Potrero Chico empezaron a hacer señales con el espejo; y el quinto día que fuimos a Potrero Chico había ahí un espejo; se encontraron rastros como de un campamento: radiofrecuencia y otros indicios”, explica Leticia Hidalgo, lo que le hace pensar en la posibilidad de campamentos donde tienen a personas y éstas son movidas constantemente.
Para las familias de FundeNL la mega búsqueda realizada muestra que sí se pueden hacer procesos interinstitucionales e interdisciplinarios; pero éstos deben ser constantes porque los terrenos se usan en varios momentos para tener campamentos de secuestrados o para esconder cuerpos humanos.
“Necesitamos servirnos de herramientas como drones, cámaras, fotografías aéreas. Necesitamos que las autoridades sigan explorando el uso de éstas para tener búsquedas efectivas; necesitamos que éstas sean constantes; que se tengan los permisos para acceder a los terrenos, que los tramite la autoridad; que se revise el territorio antes por google, no solo caminar por caminar”, agregó.
Leticia Hidalgo considera que “aun cuando no hayamos encontrado restos humanos, esos lugares están descartados porque ya los recorrimos con nuestros ojos y los de las autoridades; y es así en esa colaboración que los vamos a encontrar”.
Reportera. Autora del libro “Nadie les pidió perdón”; y coautora del libro La Tropa. Por qué mata un soldado”. Dirigió el documental “No sucumbió la eternidad”. Escribe sobre el impacto social de la violencia y los cuidados. Quería ser marinera.
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