Martha nos hace repensar la relación que llevamos con nuestros mayores y a reflexionar cómo tratamos a nuestros abuelos, tíos, bisabuelos, nuestro enorme rechazo hacia la vejez, desde el ambiente laboral hasta el familiar
Texto: Andrea Sarmiento Pastrana
Foto: Trailer oficial de la película
CIUDAD DE MÉXICO.- Martha es una mujer mayor que ha trabajado más de 30 años como archivera en la misma empresa. Tiene una vida rutinaria, vive sola y cena todos los días con su vecina Sonia, otra mujer mayor quien está enferma; esta monotonía se rompe el día que es llamada por su jefe quien le dice que su trabajo ahora será realizado por una computadora. Luego de esto Martha toma la decisión de suicidarse.
Esta película nos muestra principalmente dos problemas: el daño que provoca la digitalización del trabajo y la discriminación hacia las personas mayores.
En Martha (México, 2010), una película de Marcelino Islas que interpreta en el papel protagónico Magda Vizcaíno, vemos que el avance tecnológico es un arma de doble filo, que mientras la máquina le facilita algunas cosas a la empresa, deja desempleada a una mujer.
No podemos negar que el progreso de la ciencia refleja una evolución que personalmente considero impresionante, me fascina ver el potencial humano y descubrir todo lo que nuestro cerebro es capaz. Sin embargo, creo que este asombro nos ha cegado y estamos perdiendo el límite entre lo humano y lo digital. Vivimos en una época donde si lo puede hacer un aparato es mejor; lo vemos en los taxis que han sido desplazados por proyectos como Uber, o en las cajas de autocobro que son cada vez más comunes en los supermercados. En lugar de optimizar estos servicios y dar mayor atención a los trabajadores se vende la opción digital como lo más eficiente y se empieza a reemplazar el trabajo humano por máquinas.
Y no se piensa en lo que viene luego, en quienes perderán su trabajo y la vida que tendrán después. Lo que pasa con Martha es lo mismo que pasa con el padre en Charlie y la fábrica de chocolate y si lo llevamos al extremo terminamos en Wall-E. Tres películas con tramas completamente distintas pero que la base es la misma: los humanos siendo desplazados por los inventos. Se le da prioridad a lo que funcione más rápido, a lo que implique menos esfuerzo sin importar que esto signifique romper con nuestras interacciones.
A su vez, existe un rechazo hacia quienes crecieron sin las nuevas tecnologías, se les hace a un lado y su lugar es tomado por quienes las manejan mejor. Martha nos enseña a una mujer que vive una depresión como consecuencia de este fenómeno.
En el transcurso de la película distinguimos un enorme rechazo hacia la vejez, desde el ambiente laboral hasta el familiar. Tanto a ella como a Sonia se les minimiza constantemente, a pesar de que Martha lleve más de tres décadas en la empresa, su jefe y su secretaria (ambos mucho más jóvenes) le dan el avión sin importarles lo que piense o lo que necesite, no les interesa escucharla. Por ello no les importa correrla sin más, no le prestan atención a que ese es su único ingreso ni a que mientras más años tengas será más difícil encontrar un nuevo trabajo. “Hoy mi jefe me dijo que ya no sirvo para nada”, le cuenta Martha a su amiga, porque el mundo laboral desecha todo lo que no considera útil, y en este sector entran la vejez y las discapacidades.
A pesar de que ambas cuentan con ayuda de algunas personas, Martha y Sonia son su único apoyo verdadero.
Martha tiene a Eva, la chica encargada de pasar los archivos a la nueva computadora. Con los días se van conociendo y ella es la única que muestra el mínimo respeto hacia Martha, le ayuda en lo que necesita y platica con ella, entre otras cosas, sobre el suicidio. Sonia tiene a su familia la cual vive en Torreón, se preocupan por ella lo suficiente para viajar cuando Sonia se pone mal, sin embargo, la muestran más como una carga; su hija repite ay mi mamá todo el tiempo, no la toman en serio y toman decisiones sobre ella sin siquiera preguntarle. Realmente la quieren y piensan en su bienestar, pero está tan normalizado minimizar lo que piensan las personas mayores que ni siquiera consideran escuchar sus quejas, por pensar que no tiene idea de lo que ocurre o lo que dice.
La película tiene una ambientación triste, poca música y mucha pausa en los diálogos. Al no ser un filme muy largo, desde un principio nos plantea la trama de forma breve y sin darle vueltas al asunto. No es necesario mucho tiempo para lograr empatizar con nuestro personaje principal y su vecina.
Eva y Martha nos dicen que la depresión no tiene edad, una ya es sobreviviente de suicidio y la otra lo está considerando. Observamos la evolución de esta depresión; en la película los sucesos ocurren en una semana y en estos días nos mantiene con una intriga constante sobre cómo terminará, si se quitará la vida o no, si perderá por completo la ilusión y la esperanza al haberlo perdido todo y si logrará conseguir la fortaleza para salir adelante.
Martha nos hace repensar la relación que llevamos con nuestros mayores. Nos ayuda a reflexionar sobre cómo tratamos a nuestros abuelos, tíos, bisabuelos y todas las personas a quienes tal vez, inconscientemente, hemos dejado de lado o hemos visto con menos valor. Hay que cuestionarnos siempre el trato que tenemos con otras personas, preguntarnos por qué tenemos esas actitudes y si realmente estamos respetando su dignidad.
Martha está disponible en la plataforma Filminlatino:
https://www.filminlatino.mx/player?type=film&mediaId=10601
Me gusta escribir lo que pienso y siempre busco formas de cambiar el mundo; siempre analizo y observo mi entorno y no puedo estar en un lugar por mucho tiempo
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