La película Manifiesto revive el encuentro de André Bretón y León Trotsky para reagrupar a los artistas y escritores revolucionarios y nos recuerda la capacidad de las personas para unirse por un sueño común
Texto: Andrea Sarmiento Pastrana
Foto: Especial
CIUDAD DE MÉXICO.- La más reciente película del director argentino Alejandro Rath relaciona dos personajes históricos, extranjeros para nosotros, pero que coincidieron en México. La historia está basada en el encuentro del escritor surrealista André Bretón y el político revolucionario León Trotsky. La reunión de estos hombres, conocida como “el encuentro entre el águila y el león” dio como resultado la publicación del Manifiesto por un arte revolucionario independiente, en el cual se habla de la importancia del arte y su libertad para la revolución.
Manifiesto (la película) es la historia de dos actores que deben interpretar a Bretón y Trotsky durante este suceso. Ambos se van a una casa retirada de la urbanidad, sin internet, únicamente ellos dos y Maya, una perra. Los diálogos del filme son, en su mayoría, el par recitando sus líneas.
La trama evoluciona hasta que ya no hay diferencia entre el actor y el personaje. Es como si los varones fueran trasladados a la época actual con sus angustias atemporales.
Vemos principalmente a quien hace de André Bretón pasar por un verdadero estrés y agotamiento, ya que es quien debe plasmar el manifiesto en papel. Además, se nos presentan algunas cartas que escribe como si fuera un diario, en ellas se refleja cómo en un principio ve la situación como un simple papel actoral más, y nos habla desde la perspectiva de un actor trabajando; pero conforme la narrativa avanza se expresa como si realmente fuera el escritor redactando el documento.
Una producción que se basa en diálogos reflexivos y filosóficos donde se plasman las ideas revolucionarias de Trotsky y se combinan con la poesía y el imaginario de Bretón. Uno es un líder en la lucha de clases y la justicia social, el otro es un exponente surrealista, corriente que se basa en los sueños y la imaginación. La obra es el punto donde estos movimientos se encuentran, nos enseña que lo social va de la mano con lo estético, y viceversa, que para enfrentar a las grandes opresiones es necesaria la libertad en el arte.
Realmente no vemos la personalidad de los actores sino la de sus personajes, y ambas son muy características. El surrealista pierde el límite entre el sueño y la vigilia, además, es quien se deja expresar más sus emociones; le cuesta trabajo plasmar la emoción en papel por lo que lidia con un gran agobio del que no se libera hasta que termina el trabajo, aparte, esto perjudica en su horario de dormir, es la angustia de un soñador al que le cuesta soñar.
Por otra parte, el otro no hace más que expresar su deseo de justicia, cada diálogo refiere a su lucha. Incluso Maya, su perrita, tiene esta necesidad de libertad, de salir de la rutina y vivir independientemente del cuidado de los humanos. A él no le cuesta escribir su parte del texto, no tiene problema en proyectar sus ideas físicamente, contrastando con su compañero.
El subconsciente es un lugar sin estructura ni reglas, es la forma pura del ser humano, es la parte de cada quien que existe sin la influencia de los otros. Manifiesto es un viaje por la mente del surrealista. Podemos percibir lo que siente por medio de los efectos, bailes y música que acompañan el filme. Abundan simbolismos a los cuales se les pueden dar muchas interpretaciones.
Las palabras no son la única manera de dar a entender una idea, de hecho, considero que son la manera menos adecuada para manifestar lo emocional. Para decir o escribir es necesario aprender a comunicarse de una manera específica en que nuestro entorno nos entienda, para ello requerimos modificar la idea principal y pasarla a algo más estructurado como una oración. En cambio, otros modos de hacer arte como la pintura, la escultura, el baile o la música pueden ser más universales; considero que son el método más adecuado para transmitir lo que ocurre en nuestro interior.
El manifiesto compuesto por Bretón y Trotsky nos muestra la capacidad que tienen las personas para unirse ante un problema que les sobrepasa. Los dos hombres provenientes de contextos distintos, pero que se juntan por una misma causa que no les afecta solo a ellos.
La importancia del manifiesto viene en que en un mundo de pobreza, hambre y desigualdad, nos queda la imaginación como ruta de escape, que es inherente de los seres vivos. Los sueños, los pensamientos y todo lo que el cerebro es capaz de crear son de las pocas cosas que ni el mayor dictador nos puede arrebatar.
A su vez, cualquier cambio o logro que se busque a nivel social viene de una idea que comienza en lo individual y con el tiempo se vuelve un sueño común. A pesar de que se puede creer que lo privado y lo público están separados, es todo lo contrario. Lo personal es político, como dijo Kate Millet, y no hay nada más personal que nuestros pensamientos, de los cuales surge cualquier inconformidad que genera la rebelión.
La película se puede ver aquí:
YouTube: https://www.youtube.com/watch?v=JJS81F9Fl9E
Cine Ar Play: https://play.cine.ar/INCAA/produccion/7352/reproducir
Me gusta escribir lo que pienso y siempre busco formas de cambiar el mundo; siempre analizo y observo mi entorno y no puedo estar en un lugar por mucho tiempo
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