Tras el anuncio de su hijo, Lourdes inició una lucha por sus derechos y una red de apoyo para acompañar a familiares de personas trans, a través de la cual pone a disposición de otros padres y madres de familia información para que niñas, niños y adolescentes puedan crecer en entornos seguros y amables en Ciudad Juárez
Por Karen Cano / Fotografías: Rey R.Jauregui / La Verdad
CIUDAD JUÁREZ –Después de regresar a casa de un viaje de trabajo, Lourdes Ortiz Quintana escuchó un anunció por parte de su hijo de 14: “Mamá, soy trans”.
“Me dijo ‘soy un hombre trans’, y yo pensaba que eso sólo le pasaba a la gente grande, no a los niños ni adolescentes”. Era una tarde del 2018, recuerda Lourdes, quien desde ese momento se puso a buscar información sobre identidad de género para apoyar a su hijo ‘Robin’.
Actualmente, Lourdes ha iniciado una red de apoyo a las infancias trans llamada Transcribiendo Historias CJZ, a través de la cual pretende poner a disposición de otros padres y madres de familia toda la información disponible para que niñas, niños y adolescentes puedan crecer en entornos seguros y amables en Ciudad Juárez.
“Es para poder identificar espacios seguros para nuestros hijes, y tener una agenda de psicólogos, médicos, escuelas dónde sé que pueden asistir porque ya recibieron a mi hijo sin violencia”, explica la mujer de 45 años, quien al hablar se expresa con el lenguaje inclusivo, elles, todes, nosotres.
Una persona trans es aquella que no se identifica con su sexo biológico, comenta.
Datos del Consejo Mexicano de Población, señalan que en el país, existen 183 mil 600 adolescentes trans entre 13 y 18 años, según un estudio del 2019. Aunque la mayoría se reprimen ante el temor de no ser aceptados por su familia o entorno.
Denisse Alejandra Huitrón Argüijo, psicóloga de Ciudad Juárez especializada en infanto-jóvenes, considera que muchas de estas personas no hablarán acerca de cómo se sienten respecto a su identidad hasta que sean adultas, cuando ya cuenten con problemas de depresión y ansiedad derivados de ello.
“A mí no llegan por eso (por ser trans), conmigo llegan con depresiones severas, algunos con ideación suicida, me hubiera gustado encontrarme con varios de mis pacientes desde antes, para poderles evitar el daño”, señala.
Niños y niñas pueden tener sus primeras expresiones de género en edades tempranas como a los 2 o 3 años, aunque es en la adolescencia donde esto se hace más necesario para ellos, sobre todo cuando no se sienten identificados con el género que le corresponde a su sexo biológico, lo cual es complicado debido a los cambios corporales que ocurren en esta etapa, añade.
“Es muy complicado enfrentarse a todo esto, el adolescente requiere un acompañamiento, y una red de apoyo en su familia”, cuenta.
Menciona que el miedo de las personas trans es siempre el rechazo y que se siente muy impresionada siempre que algún paciente le expresa que prefiere morir a tener que decir quien es.
‘Robin’ es un adolescente de 17 años, actualmente cursa el bachillerato y tiene notas de excelencia académica; además es una artista, dibujante y escritor.
“Yo supe quién era porque leí información en internet, creo que todes lo hicimos, es como algo curioso que tenemos en común”, explica y ríe, refiriéndose a otras personas trans que ha conocido.
Luego de informarse buscó la forma de relatar a su familia lo que pensaba y sentía. Para él es importante defender su derecho y el de otras personas a su propia identidad, y admite que como hombre trans adolescente ha sido bastante cuestionado.
“Una cosa es la identidad y otra la orientación”, asegura, “desmeritan más a los hombres trans, dicen cosas como ‘que tal si eres lesbiana masculina’ y ya es algo heteronormativo pensar que quiero ser hombre solo para salir con mujeres”.
Lourdes considera que lo más importante para cualquier persona, sobre todo si ésta es menor de edad, es el respaldo de su familia; y que lo demás es un proceso largo pero que puede ser sobrellevado con menos esfuerzo.
“Me puse a buscar información y vi videos de familias trans que se reunían para hablar, fue como llegue a la Red de Familias Trans, en donde hay familias de Estados Unidos, España, Argentina y diferentes partes de México”, relata.
La Red de Familas Trans es un grupo virtual a través del cual se dan consejos y se comparten información respecto a los avances, de los diferentes sitios a donde pertenecen, en materia de derechos para la infancia y adolescencia.
Al ser integrada en ese grupo, Lourdes tuvo la iniciativa de formar la red local que ahora dirige a través de Facebook, la cual tiene menos de un año activa y a la que ya se han acercado al menos 3 personas cuyos hijos o hijas también se identifican como trans. También se han sumado quienes estudian el tema y activistas interesadas en ayudar.
“Se han acercado adolescentes que no tienen apoyo o mamás que quieren información porque creen que sus hijos o hijas son trans, una pasa por un proceso y es bueno ser acompañada también”, indica.
Para Denisse Alejandra, el apoyo y el compartir experiencias entre padres y madres con hijos e hijas trans es fundamental, dado que por lo regular, aunque no por norma, pasan por una etapa de duelo.
“Para ellos es eventualmente como la muerte de un hijo, porque yo esperé, yo gesté a este ser del sexo que tenía asignado, y eso en mi mente también fue asignado, cuando mi hijo sale del closet, yo siento como si mi hijo muriera”, explica.
En medio de todas estas emociones que pudieran ser confusas, agrega la psicóloga, también se cuenta con otras confusiones como son el no entender que una cosa es el género, que es el rol designado por la sociedad en base a si es mujer u hombre; y otra cosa la orientación, que es la atracción sexoafectiva que una persona pudiera sentir por otra debido a su sexo.
Es decir, una persona trans, independientemente de su género, puede además ser homosexual, lesbiana, bisexual, o identificarse con cualquier otra variante del espectro sexual.
“Y es muy importante señalar que no es un trastorno”, explica, “aunque se indique así en algunos manuales, y no vamos tan lejos, hace no muchos años se creía que la homosexualidad era una enfermedad mental, y ahora sabemos que no, estamos retomando el tema”.
Para una persona trans a veces es importante cambiar su cuerpo. Y aunque esta es una práctica que se piensa siempre como algo exclusivo de personas adultas, cada vez son más las personas que deciden tomar un tratamiento que feminice o masculinice su cuerpo desde la adolescencia, indica el doctor Jesús Octavio Torres Jiménez, endocrinólogo pediatra.
Con más de 15 años de servicio, 12 de ellos atendiendo a personas trans, Torres Jiménez atiende actualmente a unas 20 personas que llevan un tratamiento hormonal, de estas 4 son menores de edad; el más joven tiene 13 años.
“Los padres tienen que estar de común acuerdo, y firman un consentimiento en dónde se les informan cuales son los medicamentos que se utilizan, cuales son los pro y los contra, cuanto se debe administrar”, explica el médico.
Una persona puede iniciar su tratamiento, y de hecho es recomendable que lo haga, desde los 9 o 10 años de edad, antes de la llegada de la pubertad; pues entonces se les da bloqueadores hormonales que impiden que sucedan en su cuerpo los cambios característicos de la adolescencia, como la menstruación, el crecimiento de pechos, el vello facial o el aumento de masa muscular, informa.
Después, se les suministra el respectivo tratamiento que les dará las características que desean, haciendo el proceso más sencillo. Explica que mientras algunos cambios como la voz, el vello facial, la llamada manzana de Adán, y otros, son irreversibles; otros requieren de un tratamiento constante o muy prolongado.
Aunque esto depende del género y de la persona en concreto que este en tratamiento; en el caso de las mujeres trans, los proceso regularmente requieren de cirugías cosméticas.
“Se comenta con cada paciente que es lo que quiere y como quiere llevar el proceso, la mayoría lleva procesos de manera gradual, algunos optan por después realizar tratamientos quirúrgicos que son definitivos, otros no”, explica.
Las únicas contraindicaciones para la medicación, es padecer alguna enfermedad crónicodegenerativa o del hígado; así como alguna sensibilidad a tratamientos hormonales, situaciones que suelen ser extrañas.
En el caso de las personas menores de edad, se recomienda que primero sean valoradas por psicología, expone.
El cambio de imagen corporal no garantiza el respeto a la identidad deseada. Aunque que hay personas que han podido realizar este proceso de manera discreta, son delatadas al momento de presentar su documentación legal, lo que conlleva muchas veces al rechazo y la discriminación.
“El cambio de documentos no es solo porque es un derecho, también puede ayudar a erradicar ataques del tipo verbal o físico”, considera Luis Mendoza Padilla, presidente del Centro Humanístico de Estudios Relacionados con la Orientación Sexual (CHEROS).
Desde la ciudad de Chihuahua y por medio de amparos, esta organización logró en el 2019 que más de 100 chihuahuenses trans en todo el estado pudieran hacer su cambio de identidad en documentos oficiales. Ejerció la presión suficiente para que este cambio pudiera actualmente realizarse como un simple trámite administrativo, y sin necesidad de judicializarlo.
“En Chihuahua, en cualquier comunidad, basta con acudir al registro civil” dice Mendoza. Sin embargo, para las personas menores de edad es un tema pendiente, en esos casos el cambio de identidad solo puede realizarse en Jalisco, Oaxaca y la Ciudad de México.
“Se maneja que hay 200 mil niños niñas y adolescentes trans en México; no estamos hablando de una minoría, ni de un capricho o una preferencia, es un derecho”, señala.
Actualmente, este organismo mantiene amparos que buscan permitir el cambio de identidad legal a 4 menores de edad en el estado; entre ellos, dos juarenses.
“Estos casos son los primeros, pero creemos que al igual como sucedió antes, estos casos abren el camino una vez que resulten positivos”, indica.
‘Robín’, el hijo de Lourdes es uno de los juarenses que está amparado para cambiar su nombre en documentos oficiales. Su mamá asegura que este paso es una necesidad en la vida de su hijo, para que, por ejemplo, sus maestras y maestros respeten su género y nombre, ya que por ahora cada promoción de grado debe acudir hablar con ellos sobre la identidad del adolescente.
“Tengo que explicarles que mi hijo se llama de un modo, aunque en su acta de nacimiento diga otra cosa, a veces hay resistencia”, manifiesta.
Luis Mendoza explica que anteriormente se logró que un adolescente trans, hombre, ubicara su nombre en un certificado de graduación de preparatoria, en la ciudad de Delicias.
“Los procesos son tardados, el juzgado a veces no reconoce y tiene que hacer su estudio y análisis y ubicar tesis y resoluciones existentes. Ahora la referencia que tenemos son las modificaciones y sentencias que han salido en otros estados, pero aún estamos esperando una respuesta”, reitera Lourdes.
Considera que el camino es largo, pero también está convencida que ella, al igual que todas las personas que se encuentran actualmente abogando por los derechos de la infancia trans, están haciendo de la sociedad un lugar más seguro para las siguientes generaciones.
“Me siento muy segura, muy empoderada, la Red de Familias Trans nos ayuda a fortalecernos, aunque todavía falta mucho”, asegura Lorudes quien no solo lucha por los derechos de su hijo, también ha dedido ayudar a otros papás y mamás a apoyar sin prejuicios a sus hijos en medio de una sociedad conservadora.
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