Malos vientos para las aguas de altamar

7 septiembre, 2019

Las aguas de altamar del mundo, que se extienden más allá de las 200 millas náuticas, se consideran “aguas internacionales” que comparten quizás el último bien colectivo global. Pero la realidad es que permanecen en gran medida sin control

Por: Thalif Deen / IPS

Foto: The Pew Charitable Trusts

NACIONES UNIDAS, NUEVA YORK.- “Es una jungla allá afuera”, comenta un diplomático, que describe un océano abierto, prácticamente sin ley, que ha sufrido una destrucción ambiental constante, incluida la pesca ilegal y la sobrepesca, las contaminaciones plásticas, la minería indiscriminada de los lechos marinos y la degradación de los ecosistemas marinos.

La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) advirtió que las pesquerías del mundo siguen disminuyendo, con 33 por ciento de poblaciones de peces sobreexplotadas, lo que tiene consecuencias económicas devastadoras para las naciones costeras y los pequeños Estados insulares en desarrollo (PEID).

Aun así, una reunión de dos semanas, la tercera de cuatro rondas de una Conferencia Intergubernamental de 190 Estados, concluyó el 30 de agosto en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York, sin un compromiso serio para concretar un Convenio sobre Biodiversidad mas allá de las Fronteras Nacionales.

La ronda negociadora final para este tratado vinculante para la protección y uso sostenible del altamar, propuesto hace años, se realizará en el primer semestre de 2020, en una fecha aún sin determinar.

Liz Karan, directora del proyecto para proteger la vida marina en altamar de la organización no gubernamental Pew Charitable Trusts, dijo a IPS que tras esta tercera ronda “no han cambiado los desafiantes problemas en las negociaciones que había”.

A su juicio, los países aún necesitan encontrar soluciones para compartir los beneficios derivados de los recursos genéticos marinos. También deben establecer como un nuevo órgano del futuro tratado se coordinará con las organizaciones regionales de gestión pesquera existentes, así como con organizaciones sectoriales como la Organización Marítima Internacional y la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos.

El borrador actual del texto del futuro Convenio, señaló, aún conserva las ambiciosas opciones para crear una red integral de áreas marinas protegidas (AMP) destinada a preservar la vida en altamar.

Sandra Schoettner, de la campaña Proteger los Océanos, de Greenpeace, consideró que “es muy decepcionante ver que el ritmo y la ambición en estas reuniones no coinciden con el nivel de urgencia requerido para salvar nuestros océanos y proteger nuestro planeta contra la emergencia climática y la pérdida masiva de biodiversidad que estamos enfrentando”.

La especialista dijo que la falta de voluntad política para un avance significativo en estas negociaciones es alarmante ya que algunos países claramente todavía favorecen la explotación sobre la protección.

“Mantener las cosas como están no va a salvar nuestros océanos o, en última instancia, la humanidad”, sentenció.

“Por eso es tan frustrante ver a miembros de la ONU como la Unión Europea proponer soluciones insuficientes y que no representan un cambio real para nuestros océanos”, señaló Schoettner.

“Además, esperamos que China, el anfitrión de la COP15, tenga más ambición para estar a la vanguardia de la protección de la biodiversidad”, dijo en referencia a la 15 Conferencia de las Partes del Convenio sobre Diversidad Biológica, que se celebrará el año próximo en Beijing y de donde deberá salir un nuevo Acuerdo por la Naturaleza.

La experta de Greenpeace añadió que “también esperamos que una nación marítima como Noruega tome el liderazgo en este proceso y estamos decepcionados de verlos presionar por un tratado que gestione mundialmente nuestros océanos de la misma manera que los ha llevado al borde del colapso “.

Según la Alianza para el Alta Mar, integrada por 22 organizaciones dedicadas a la protección de los ambientes marinos, el papel clave del océano en la mitigación del cambio climático, que incluye la absorción de 90 por ciento del calor adicional y 26 por ciento del exceso de dióxido de carbono creado por fuentes humanas, ha tenido un efecto devastador para los propios océanos.

La gestión de multitud de otros factores estresantes antropogénicos que se ejercen sobre los océanos aumentará su resistencia al cambio climático y su acidificación, mientras protegerá ecosistemas marinos únicos, muchos de los cuales aún no han sido explorados ni descubiertos, aduce la Alianza.

Por el hecho de que se trata de  aguas internacionales, añade, las medidas de conservación necesarias solo pueden implementarse a través de un tratado internacional vinculante.

Peggy Kalas, coordinadora de esa Alianza, dijo a IPS que cada uno de los grandes temas de la negociación presenta problemas difíciles pero que, probablemente, la discusión de los recursos genéticos marinos  y las preguntas sobre el acceso y la distribución de beneficios son uno de los más complejos.

Para la especialista, “ciertamente, uno de los puntos clave más ambiciosos para este acuerdo es proporcionar un marco para el establecimiento de una representativa y bien manejada red de AMP”, como instrumento para proteger la riqueza biológica de los océanos.

En los PEID, la mayoría de los cuales están amenazados por el aumento del nivel del mar provocado por el cambio climático, Kalas consideró que “un enfoque global y un órgano de toma de decisiones ayudará a esos estados más pequeños y con menos capacidad, de actuar solos, a proteger áreas más allá de la jurisdicción nacional”.

Para la coordinadora de la Alianza, la moratoria propuesta para la minería en aguas profundas es un proceso separado de la discusión que se lleva a cabo con respecto a la minería en los fondos marinos. Esa discusión continuará dentro de los límites de la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos y no dentro de las negociaciones para el tratado internacional.

El srilankés Palitha Kohona, quien copresidió (junto con la holandesa Elizabeth Linzaard) el Grupo de Trabajo Ad hoc de la ONU sobre Diversidad Biológica más allá de la jurisdicción nacional, dijo a IPS que durante las negociaciones pasadas dentro de esa instancia, se llegó a un compromiso histórico entre la UE y el Grupo de 77 países en desarrollo (G77) más China.

Los dos bloques acordaron apoyar la búsqueda de áreas protegidas marinas de la UE, mientras que la demanda del G77 de participación en los beneficios, relacionada con productos desarrollados por la industria que utiliza recursos genéticos marinos más allá de la jurisdicción nacional, principalmente por la industria farmacéutica, sería atendida por la UE.

Si bien esta combinación de fuerzas entre el G77 y la UE permitió al Grupo de Trabajo finalizar sus recomendaciones por consenso, un grupo de países cuyo motivo común permaneció oculto, continuó expresando reservas, dijo Kohona, exjefe de la Sección de Tratados de la ONU.

Sin embargo, estos Estados, que incluían a Corea del Sur, Estados Unidos, Noruega y Rusia, no bloquearon el consenso durante las negociaciones en febrero de 2015.

El diplomático dijo que las preocupaciones de los países del Sur en desarrollo necesitan tanta atención como los planteamientos de la UE sobre las AMP, si se quiere que el tratado sobre los océanos se logre, pero para tener éxito a su juicio falta trabajar mucho más.

Es cierto, argumentó Kohona, que os océanos están bajo un enorme estrés global con áreas muertas que continúan expandiéndose y necesitan atención urgente, pero en ningún caso  puede ignorarse el llamado del Sur para no ser excluido del próximo desarrollo en la industria, la revolución de la industria farmacéutica basada en recursos genéticos marinos.

“Los precedentes y compromisos dentro del marco de la Ley del Mar necesitarán una mayor exploración”, reafirmó.

Schoettner, de Greenpeace, anticipó que las apuestas son aún más altas desde ahora, cuando se entra en la etapa final de las negociaciones.

En 2020, los líderes mundiales deben entregar un tratado oceánico mundial, que permita la creación de santuarios oceánicos totalmente protegidos en aguas internacionales.

Con el fin de aprovechar esta oportunidad histórica para salvaguardar los océanos para las generaciones futuras, Greenpeace, dijo, insta a los jefes de Estado y de gobierno y a las demás autoridades en la materia a comprometerse con un tratado sólido.

Solo así, dijo, sus negociadores tendrán un mandato claro para abogar por el éxito en lugar de simplemente gestionar la derrota.

“La solución está justo frente a nosotros, ahora todo lo que nos hace falta es la voluntad política de dar una oportunidad a nuestros océanos y a las personas que dependen de ellos para sobrevivir”,  concluyó.

Este trabajo fue publicado originalmente en Inter Press Service, con quien la Red de Periodistas de a Pie tiene un convenio de publicación de contenidos. Puede consultar la publicación original en este link

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