19 junio, 2022
Las elecciones legislativas francesas confirmaron su reestructuración política al mostrar nuevamente tres grandes bloques. Por un lado, la derecha liberal empresarial representada por Macron; la izquierda social, reconfigurada por La Francia Insumisa y la Unión Popular; y por último, la extrema derecha de Marine Le Pen
Texto: Iván Cadin / @ivankdin
Foto: Julien de Rosa / AFP
PARÍS, FRANCIA.- La coalición legislativa del presidente francés, Emmanuel Macron, no pudo obtener la mayoría absoluta, como era su pretensión, y tras la segunda vuelta de las elecciones legislativas (donde se registró una abstención del 54%) perdió más de 100 escaños en comparación con la legislatura anterior.
Según las cifras oficiales del Ministerio del Interior, la alianza Ensemble, donde se encuentra el partido del presidente, La República En Marcha (LREM), será la primera fuerza política de la Asamblea Francesa con 245 diputados (de un total de 577 asientos), a una distancia de los 289 necesarios para contar con mayoría absoluta y lejos de los 351 que lograron en 2017 tras la primera presidencia de Macron.
Por su parte, la Nupes (Nueva Unión Popular Ecológica y Social), la alianza parlamentaria de izquierdas formada tras la elección presidencial de abril pasado (por La Francia Insumisa, los verdes, los comunistas y los socialistas), se ha convertido en la segunda fuerza política y en la principal oposición a Macron al agrupar 131 diputados, una cifra igualmente lejana a la mayoría absoluta, meta que se fijó su líder, Jean-Luc Mélenchon, para con ella obligar a Macron a elegirlo como Primer Ministro. En la anterior composición parlamentaria la Nupes no existía y cada fuerza era independiente. Juntos conformaban 58 diputados.
Como tercera fuerza política se ubicará Agrupación Nacional (AN), el partido de extrema derecha de Marine Le Pen, quien tendrá 89 escaños, su mayor número de representantes desde 1986, cuando su padre Jean-Marie Le Pen contó con 35 asientos. En la anterior legislatura sólo tuvieron ocho diputados.
En la cuarta posición estará la derecha tradicional de Los Republicanos, partido que pasó de tener 100 diputados en la legislatura 2017-2022 a conformar ahora un grupo de 74 escaños.
Las elecciones legislativas francesas estarían confirmando la reestructuración política que este país experimenta al mostrar nuevamente los tres grandes bloques imperantes desde la pasada elección presidencial. Por un lado, la derecha liberal empresarial representada por Macron (y en cierta medida por una parte de Los Republicanos); la izquierda social, reconfigurada en su centro de gravedad por el desplazamiento del Partido Socialista a manos de La Francia Insumisa y la Unión Popular; y por último, la extrema derecha de Marine Le Pen.
Macron deberá hacer alianzas
Élisabeth Borne, la Primera Ministra elegida por Macron hace apenas unas semanas, tras conocerse las proyecciones que indicaban que no tendrían la mayoría absoluta salió a fijar la postura oficial del gobierno: “La Asamblea Nacional no había tenido una tal configuración (de asientos) bajo la Quinta República. (…) Debemos respetar este voto (…) y asumir una responsabilidad. Trabajaremos para construir una mayoría que actúe. No hay otra alternativa para dirigir el país y hacer las reformas necesarias”.
El control del legislativo era imprescindible para que Macron llevara a cabo y sin sobresaltos su plan de acción. Con los nuevos números que arroja la Asamblea, deberá ahora negociar si es que quiere pretende pasar los puntos clave de su programa, donde se encuentran temas muy candentes de la agenda francesa como la edad de retiro y algunas reformas del modelo social francés. La pregunta es con quién negociará para hacer pasar sus reformas.
Una mayoría de analistas coincide en que lo hará con Los Republicanos, por ser una organización política con más afinidades que divergencias. Pero hay otras voces que indican que también intentará hacerlo con diputados de la propia Nupes con el fin paralelo de desestabilizar esta alianza con el supuesto de que a la coalición de izquierdas bien la pudo unir un programa en común pero también una pura lógica pragmática y de cálculo utilitario, una manera de “rescatar los muebles que quedaban”, en alusión a los partidos de izquierda que, a excepción de La Francia Insumisa, cosecharon pésimas votaciones en la pasada elección presidencial, y que la Nupes fue más bien una forma de salvarse de la desaparición política ante los malos resultados.
Macron deberá medir bien el pulso de la sociedad francesa y de sus grupos opositores para hacer sus próximos movimientos. En esta elección varios personajes clave allegados a su gobierno no recibieron el apoyo de los votantes. El actual presidente de la Asamblea Nacional, Richard Ferrand, de LREM, perdió en la contienda. Mismo caso con Christophe Castaner, líder del grupo parlamentario del partido del presidente. Igualmente, algunos de sus ministros deberán renunciar al no haber ganado las candidaturas que disputaban.
Paralelamente a esto, Macron ha experimentado un agitado inicio de segundo periodo entre el alza de precios debido a la inflación, duras críticas a miembros de su gabinete por presuntas denuncias de violación, la fuerte desorganización de la final de futbol de la Champions League, entre otras sacudidas recientes.
Se reconfigura la izquierda
Tras conocer los resultados, Jean-Luc Mélenchon saludó «la derrota total del partido presidencial. (…) Es el fracaso de la macronie, el fracaso moral de quienes dieron lecciones a todos.”
Hace una semana, tras la primera vuelta, la Nupes llegó prácticamente empatada en la intención de voto con el partido del presidente Macron. Ante ello, los liderazgos de la Nupes llamaron a una movilización durante la segunda vuelta para así evitar el abstencionismo y lograr hacer de esta elección legislativa una especie de referéndum sobre el mandato de Macron y otorgarle a la Nupes la mayoría absoluta para que esta circunstancia pudiera orillar a Macron a la “cohabitación”; es decir, la designación de Mélenchon como Primer Ministro.
Aminorar el abstencionismo no lo pudieron revertir. Paradójicamente las poblaciones populares y juveniles, que es donde la Nupes tiene fuertes nichos de votantes, son sectores donde se concentra mucho abstencionismo. Por lo tanto, el deseo de rebasar los 289 diputados que obligaran a la cohabitación tampoco se logró. No obstante, sí lograron abollar la locomotora que Macron se confeccionó desde 2017.
En la pasada elección presidencial Mélenchon sacó el 22% de la votación en primera vuelta y estuvo a escasos 400 mil votos de disputarle la presidencia a Macron. Tras la derrota reconfiguró a la izquierda electoral francesa en torno a la Nupes y es ahora la principal fuerza opositora, teniendo como eje rector a La Francia Insumisa y a la Unión Popular, una nueva correlación de fuerzas que indudablemente influirá también en el devenir de las izquierdas europeas, quienes los observan con lupa (sobre todo en un continente donde la socialdemocracia light desdibujó a la izquierda). La cohesión real de la Nupes como alianza opositora a futuro se verá.
Mientras tanto, bajo las siglas de la Nupes, ha llegado a la Asamblea Nacional una nueva faceta de diputados ajena a aquella de la carrera política tradicional: por ejemplo, entre otras personas, una maestra, una enfermera, una empleada doméstica. Rachel Keke, quien levantó durante la campaña los comentarios más racistas y clasistas (“¡cómo una ‘mucama’ iba a llegar al Palacio Borbón!”), llegará a su diputación tras competir y ganarle a la anterior ministra de Deporte de Macron.
La ultraderecha (casi) hasta la cocina
Quien también vio buenos números en esta elección fue Marine Le Pen. Tras saber sus resultados emitió también un mensaje donde consideró que los franceses “decidieron enviar a la asamblea un grupo parlamentario muy poderoso de Agrupación Nacional”, el que será, “con mucho, el más grande en la historia de nuestra familia política. Hemos logrado nuestros objetivos: hacer de Macron un presidente minoritario, sin control del poder.”
El presidente Macron en 2017 había dicho, apenas inaugurándose como presidente, que su gobierno se dedicaría a erradicar el enojo social del cual el Frente Nacional (hoy Agrupación Nacional) se nutría. Como podemos constatar hoy, a todas luces no pasó así sino absolutamente todo lo contrario: AN es ya la tercera fuerza política francesa.
Esta realidad es de un gran impacto en Francia. AN pasó de ser un partido al que se le aplicaba el llamado “cordón republicano” (dada su narrativa y agenda de extrema derecha) a tener ahora un grupo de peso en la Asamblea. La derechización del discurso mediático que vive Francia, la derechización notable de la presidencia de Macron, el empuje conservador que se percibe en toda Europa y el descafeinamiento que venía sufriendo la izquierda explican, en parte, este fenómeno.
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