En un rincón de la Ciudad de México Luis Barragán construyó la casa donde vivió hasta su muerte. El recinto es una de las obras más conocidas del arquitecto, el primer artista latinoamericano en ganar el reconocimiento más prestigioso de arquitectura, el premio Pritzker
@ignaciodealba
Luis Barragán fue al barrio de Tacubaya en busca de un vendedor de perros, pero la arbolada del lugar lo fascinó. El hombre ya gozaba de fama en el mundo de la arquitectura, pero prefirió vivir en un lugar solitario, el arquitecto dijo: «Mi casa es mi refugio, un trozo de arquitectura emocional, no una pieza fría de conveniencia».
Barragán era descendiente de una familia de hacendados de Jalisco, a pesar de vivir en Guadalajara la familia pasaba sus días en la hacienda de Corrales, en la Sierra del Tigre. El paisaje rural mexicano marcó la obra de Barragán, al recibir el premio Pritzker, al final de su carrera, dijo:
“En mi obra subyacen los recuerdos del rancho de mi padre, donde pasé los años de mi niñez y adolescencia. En mi obra siempre se impone el instinto de transponer al mundo contemporáneo la magia de aquellas lejanas añoranzas tan colmadas de nostalgia. Han sido para mí motivo de permanente inspiración las lecciones que encierra la arquitectura popular de la provincia mexicana: sus paredes blanqueadas con cal; la tranquilidad de sus patios y huertas; el colorido de sus calles y el humilde señorío de sus plazas rodeadas de sombreados portales”.
Barragán se graduó como ingeniero civil y arquitecto en 1925, en Guadalajara. Pero después de sus estudios realizó un viaje por Europa que duró un par de años, ahí el hombre se maravilló con los jardines moriscos del Generalife, en Granada y de las villas italianas del Mediterráneo. En París, asistió a la Exposición de Artes Decorativas y conoció los jardines de Ferdinand Bac, dibujados en el libro Les Jardins enchantes.
Cuando Barragán volvió a México los jardines fueron un elemento central de su arquitectura, la naturaleza que empequeñece al hombre la combinó con la gama cromática, influencia del pintor Jesús “chucho” Reyes.
Las primeras casas que hizo Barragán están en Guadalajara y Chapala. Cuando el artista llegó a la Ciudad de México, su trabajo ya era conocido. En la capital del país trabajó con un empresario para hacer la urbanización la colonia Pedregal de San Ángel. La idea de Barragan fue aprovechar el paisaje volcánico como elemento en los jardines de las casas.
Pero al mismo tiempo que Barragán construía una colonia residencial, encontró en el barrio de Tacubaya el lugar donde construyó su casa, en 1948. Se dice que Barragán estaba en busca de un vendedor de perros, pero lo sedujeron las arboladas del lugar. Lo reconfortante de la soledad, la intimidad del sitio aún está guarecida por los muros.
El sitio está en la calle General Francisco Ramírez #14, colonia Daniel Garza. A pesar de estar bien ubicada la casa parece escondida entre las calles del barrio, aún por fuera la casa no destaca entre las demás.
Pero dentro la atmósfera de la casa envuelve, las proporciones de los espacios encuadran todos los rincones. La casa se siente, los materiales como a piedra volcánica armonizan. Parece obra elemental, las líneas se sobreponen unas tras otras. Más que un lugar refinado, es un espacio tranquilo, a veces, espiritual. Las ventas dan entrada al exterior, los colores son monumentales, las luces naturales amortizan el ambiente.
En la Ciudad de México Barragán construyó varias casas y departamentos, su obra combinó la arquitectura popular con el modernismo. Pero la llamada Casa Estudio Luis Barragán condensa el estilo de este artista, que proyecto un nuevo paradigma en el diseño universal.
La casa es el único inmueble individual en América Latina que la Unesco ha distinguido como Patrimonio de la Humanidad. Según la Unesco la casa de Barragán es una obra maestra dentro del desarrollo del movimiento moderno, que integra en una nueva síntesis elementos tradicionales y vernáculos, así como diversas corrientes filosóficas y artísticas de todos los tiempos.
Luis Barragán murió el 22 de Noviembre de 1988 en esta casa. Sus restos fueron trasladados a la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres. Hace un par de años la artista Jill Magid tomó parte de las cenizas del arquitecto y las convirtió en un diamante. La “obra” (The Proposal) que se expuso en el Museo de Arte Contemporáneo desató una larga controversia.
La Casa Luis Barragán está abierta al público que pueda pagar 300 0 400 pesos por el boleto.
Cronista interesado en la historia y autor de la columna Cartohistoria que se publica en Pie de Página, medio del que es reportero fundador. Desde 2014 ha recorrido el país para contar historias de desigualdad, despojo y sobre víctimas de la violencia derivada del conflicto armado interno. Integrante de los equipos ganadores del Premio Nacional Rostros de la Discriminación (2016); Premio Gabriel García Márquez (2017); y el Premio Nacional de Periodismo (2019).
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