Los viajes del Señor de las Limas

23 octubre, 2020

Esta escultura olmeca fue descubierta por pobladores del sur de Veracruz. La estatuilla fue tomada por virgen, así que le construyeron un nicho para adorarla. Años después alguien redescubrió el tesoro precolombino. Pero la historia no terminó ahí: Unos ladrones lograron robarse al Señor de Las Limas y lo llevaron a vender a Estados Unidos

@ignaciodealba

Al sur del estado de Veracruz, en el municipio de Jesús Carranza, dos niños chinantecos de la comunidad de Las Limas que buscaban piedras grandes para poner quebrar coyoles se valieron de una bonita pierda verde para prensar la dura cáscara.

Cuando acabaron la laboriosa tarea, los niños -Rosa y Severiano Manuel Pascual- decidieron llevarse a su casa aquella llamativa piedra verde. Pero después de desenterrar algunos centímetros se asustaron y corrieron al pueblo para avisar que hallaron la cabeza de un muerto.

Los pobladores acudieron al lugar y después de hacer una excavación mucho más profunda pudieron extraer la figurilla de 55 centímetros. Era julio de 1965 y la belleza de aquella escultura infundió respeto y luego devoción.

Sin saberlo, los habitantes de Las Limas habían hecho uno de los hallazgos más importantes sobre la cultura Olmecas. Además de su elaboración, la figura podría tener más de 3 mil años de antigüedad.

La estatuilla representa a dos personajes: Un posible sacerdote sentado con las piernas cruzadas, mientras sostiene en sus brazos a un niño dormido o muerto –quizá un sacrificio-. Ambas figuras tienen esgrafiados sobre la piedra verde en que fue construida.

Pero a los lugareños les pareció que era la virgen cargando al niño Jesús, así que le prepararon un nicho donde había una Guadalupe y se volvieron devotos a su nueva virgen, a la que llamaron la ”Vírgen de las Limas”.

Pero la historia rápidamente alcanzó a la colonia donde, en realidad, fue descubierta la estatuilla. La envidia y el resentimiento empezó a crecer en la pequeña villa. Hermenegildo, padre de Rosa y Severiano –de origen zapoteco- expuso a los barrios en disputa que no debían pelear por la imagen y rememoró que en su pueblo natal, en Oaxaca, dos villas se disputaron, también, la imagen de un santo que se apareció. El santo cobró vida y les dijo a los habitantes: “no pertenezco a ninguno, mi lugar es el ombligo del mar” y luego desapareció. Así que el padre de los descubridores, con miedo a que la estatuilla quedara extraviada, llevó el caso al gobierno municipal.

Las autoridades del lugar avisaron al Instituto de Antropología de la Universidad de Veracruz, que redescubrió en la imagen un tesoro Olmeca.

Los antropólogos, decidieron llevarse la escultura. Para lograrlo las autoridades del estado prometieron a los lugareños una escuela y caminos a cambio de la imagen. Las Limas cedió y, hasta la fecha, nadie les cumplió. 

La virgen fue rebautizada por los antropólogos como el Señor de las Limas, y fue colocada en el museo de Regional de Xalapa. La codiciada imagen permaneció en el museo hasta que, en octubre de 1970, fue robada por tres hombres que se escabulleron en las instalaciones del museo y lograron llevarse al Señor de las Limas.

Con el escándalo que se hizo en la región los ladrones iniciaron un largo periplo, por Puebla, Oaxaca y luego hasta Estados Unidos. Los pillos se instalaron en un motel con la estatuilla con la esperanza de encontrar compradores, pero una vez que se enteraron de su persecución, la abandonaron en Houston, Texas.

La imagen fue rescatada por autoridades de Estados Unidos y devuelta a Veracruz. Actualmente, su sitio habitual es el Museo De Antropología de Xalapa. Pero en días recientes el Señor de las Limas viajó a París, Francia, junto con otras 300 piezas, como parte de la exposición “los Olmecas y las Culturas del Golfo”.  La exhibición está montada en el Museé du Quai Branly, a unos pasos de la Torre Eiffel.

Cronista interesado en la historia y autor de la columna Cartohistoria que se publica en Pie de Página, medio del que es reportero fundador. Desde 2014 ha recorrido el país para contar historias de desigualdad, despojo y sobre víctimas de la violencia derivada del conflicto armado interno. Integrante de los equipos ganadores del Premio Nacional Rostros de la Discriminación (2016); Premio Gabriel García Márquez (2017); y el Premio Nacional de Periodismo (2019).