Los desastres naturales como el huracán Norma, que tocó tierra en Sinaloa, afectaron en la población en general, pero más a las personas jornaleras que, a una semana de sucedido, no han recibido apoyo de gobierno
Por: Arelhí Galicia*
El pasado 23 de octubre el huracán Norma tocó tierra en Sinaloa. Se reportaron personas muertas y desaparecidas. Aunque los estragos no tuvieron la magnitud que los de Acapulco, varias familias jornaleras se vieron afectadas por su paso y a una semana de los desastres provocados por ese fenómeno climático, las familias jornaleras aún no han recibido apoyo por parte de las autoridades.
En el municipio de Navolato, sindicatura de Villa de Juárez se encuentra el campo agrícola “Las ilusiones” en el cual se emplea la mano de obra de jornaleros y jornaleras. Como hemos mencionado en entregas anteriores, las personas que ahí laboran, en su mayoría se desplazan en compañía de sus familias. En las cuarterías se refugian para poder trabajar durante el periodo de cosecha. En este campo en particular, se reportó el desbordamiento del arroyo del dren, lo que inundó en su totalidad el terreno en el cual se encontraban las cuarterías. En este lugar sí se contó con ayuda de Sedena, la Guardia Nacional y Protección Civil estatal que reportaron el rescate de 300 personas que habían quedado atrapadas en la inundación.
Sin embargo, a los alrededores de este campo se encuentran otras poblaciones de familias jornaleras asentadas que no han recibido hasta el momento la visita de autoridades para evaluación de los daños. Campos como “el Podesta” o “Cuba” ni siquiera han sido tomados en cuenta en el censo de daños causados por Norma, que realizó la Secretaría de Bienestar y Desarrollo Sustentable.
Las noticias que hemos recibido respecto al Huracán Hilary se enfocan en la zona costera y turística. La devastación que hemos presenciado es abrumadora. No queremos ser insensibles ante las escenas que han compartido diversos medios de comunicación, sin embargo, nos parece importante resaltar que comunidades cercanas a Acapulco y de las cuales familias indígenas jornaleras migran, también han sido afectadas y se encuentran incomunicadas.
Otra vez presenciamos ese gran desprecio por parte de las autoridades y medios de comunicación por poblaciones que durante años han sido olvidadas. Nuevamente no las vemos representadas, no aparecen en los censos de información que se recaban para la reconstrucción, ni en los apoyos que seguramente se brindarán a la zona más turística de Acapulco.
Desde la Alianza Campo Justo hemos hecho diversos llamados acerca de la ausencia de viviendas dignas, políticas públicas, falta de acceso a servicios de salud, entre otras carencias que esta población enfrenta en la cotidianeidad y aún más en momentos de desgracia como los que actualmente viven en Sinaloa o Guerrero.
Nuevamente hacemos un llamado a que el Estado cumpla con sus obligaciones, que garantice que esta población tendrá acceso a los apoyos extraordinarios que brindarán y que levante un censo en el que se especifique el conteo de esta población, así como sus necesidades específicas.
* Investigadora de Fundar para la Alianza Campo Justo
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