En los últimos tres días los incendios han puesto en alerta a América Latina. ¿Las causas? Periodos de sequía, fenómenos como el Niño o la Niña, cambio climático y sobre todo, las políticas públicas de los gobiernos que impulsan las industrias extractivistas y la deforestación
Texto: Gabriela Ruiz
Foto: Municipio de Quito, Ecuador
ECUADOR. – Según los datos de satélite analizados por el Programa de Quemas del Instituto Nacional de Investigaciones (INPE) de Brasil, se han registrado 346 mil 112 focos de incendio entre enero y septiembre en Sudamérica, superando el récord de 2007 de 345 mil 322 focos correspondientes al año 1998.
Los incendios se extienden en América Latina desde los bosques secos hasta la selva amazónica. Varios factores contribuyen a que el fuego se propague con mayor rapidez: periodos de sequía, fenómenos como el Niño o la Niña, cambio climático y sobre todo, las políticas públicas de los gobiernos que impulsan las industrias extractivistas y la deforestación.
Los incendios han cambiado los “ríos voladores” que llevaban la lluvia de la Amazonía a otras zonas del país y del continente en corredores de humo.
Gran parte de los incendios son provocados y se producen en territorios ancestrales de pueblos indígenas.
En el caso del incendio de Mato Grosso, el fuego afectó a 41 de 86 tierras indígenas donde se concentran los biomas de la Amazonía, el Cerrado y el Pantanal. Las afectaciones a los animales se podría estimar en los registros de incendios forestales de 2020 en el humedal en 39 mil 030 kilómetros. Se calcula que 17 millones de animales murieron por el fuego, entre ellos lagartos, aves y primates según un estudio de la revista Nature Scientific Reports. Las áreas afectadas podrían tardar hasta 100 años en recuperarse según los expertos, y en algunos sitios las pérdidas ya son irreversibles.
La calidad del aire también se deteriora significativamente para todos los seres vivos. Al mismo tiempo, se reporta una disminución de agua en los caudales de los ríos como en la cuenca Amazónica, la más grave en 121 años. Es hora de que los gobiernos enfrenten una realidad que creían lejana. La crisis climática está aquí ¿La superamos o nos extinguimos?
El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) advierte que cuando los árboles y otras plantas se queman, el carbono que han almacenado durante años de crecimiento se libera rápidamente como gases. Contribuyen así al calentamiento global. Los incendios forestales globales emiten aproximadamente una quinta parte de las emisiones anuales de carbono de origen humano.
Damos un breve repaso por la situación que enfrentan varios países en la región:
El miércoles 4 de septiembre, se registraron incendios en Nayón, Pifo, Chilibulo y la Merced. Caía ceniza y el humo abundante afectaba la visibilidad. En el cielo, el sol se divisaba anaranjado. Durante los siguientes días, equipos técnicos del Municipio de Quito socorrieron a personas y animales de compañía. De enero a septiembre, el cuerpo de Bomberos de Quito atendió 325 incendios forestales.
El 7 de septiembre, 12 incendios se registraron también en siete provincias de la sierra ecuatoriana que afectan los páramos, ecosistemas frágiles, hogar de especies endémicas. En Loja, el fuego arrasó con casi 10.000 hectáreas donde se reportan 6 mil 010 animales muertos y 488 animales afectados .
Hasta el 9 de septiembre de 2024, el país perdió cerca de 30 mil hectáreas de vegetación debido a los incendios, según el informe de la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos. A ello se suma la advertencia de niveles altos de radiación ultravioleta por parte del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (INAMHI).
El gobierno de Daniel Noboa redujo en un 60% el presupuesto para la gestión de riesgos, 19 millones de dólares. Este viernes 13 de septiembre, Noboa vetó la Ley de Prevención y Defensa contra incendios y emitió el Decreto Ejecutivo 391 para adoptar acciones urgentes frente a los incendios forestales intenta solventar el impacto de las acciones gubernamentales.
17 incendios forestales activos que han afectado miles de hectáreas en los departamentos de Tolima (centro-oeste), Cauca (suroeste), Huila (suroeste) y Boyacá (centro-este )informó la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres. En el municipio de Leticia, región amazónica se registran apenas 18 centímetros por lo que, las comunidades reciben asistencia por falta de agua.
En Bogotá, el lunes 9 de septiembre se reportaron siete incendios de cobertura vegetal. El alcalde mayor, Carlos Fernando Galán, informó que ante la escasez de agua en la capital es posible que se realice un incremento en las facturas de agua y que de continuar la crisis por la ausencia de lluvias se intensificarán los racionamientos de agua implementados en 2024.
Bolivia ha sido declarada en “situación de desastre” porque presenta más de 3.000 focos de incendios. En algunos lugares, la contaminación del aire es incompatible con la vida humana. La pérdida es de 4 millones de hectáreas de bosques.
El Gobierno de Luis Arce mediante el decreto supremo Nº 5219, el presidente del país declaró Emergencia Nacional por incendios forestales y suspendió por tiempo indefinido las llamadas “normas incendiarias” que permiten “quemas controladas” en las propiedades agrícolas y forestales. Declaró así “pausa ecológica”, una medida que le permite poner en suspenso temporal la legislación ordinaria que regula el manejo de la tierra y los bosques.
El 9 de septiembre, Arce a través de un tuit informaba: “Hasta el momento desplegamos más de 3 mil bomberos forestales en los puntos de incendio”. Hasta Bolivia han llegado 60 bomberos brasileños, y ayuda internacional desde Chile, Venezuela y Francia.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) emitió un comunicado donde señala que Bolivia está enfrentando una emergencia climática y ambiental provocada por la extrema sequía, récords históricos de temperatura que superan los 40o C e incendios forestales que están afectando profundamente el ecosistema y la salud humana.
El 12 de septiembre, Asunción estuvo cubierta por una gran nube naranja debido a la contaminación por los incendios forestales en los dos bosques más grandes de América del Sur: el Gran Chaco y la Amazonía.
El Gran Chaco paraguayo es el hogar de los pueblos en aislamiento voluntario. Un incendio que inició el 2 de septiembre en Chovoreca y se mantuvo 11 días, arrasó con 190 mil hectáreas en la zona fronteriza con Bolivia y Brasil. El gobierno declaró una alerta epidemiológica por la mala calidad del aire.
Paraguay recibió el apoyo de un avión hidrante procedente de Uruguay que se sumó a las labores de cuatro vehículos cisterna, cada uno con 10 mil litros de agua.
En 2024, más de 50 mil incendios han devastado la Amazonía al tiempo que la cuenca del Amazonas enfrenta la peor sequía en 121 años. Según los expertos, con el aumento de los incendios en las últimas semanas, los llamados “ríos voladores” que transportan la humedad de la selva amazónica a otras regiones del continente, se han transformado en un inmenso flujo de humo que puede verse incluso desde el espacio.
En la provincia de Bongará, comunidad de Corosha, los incendios han destruido más de 400 hectáreas de bosques y pastizales, poniendo en peligro ecosistemas y especies únicas de la zona. El oso andino y el mono de cola amarilla, han perdido parte de su hábitat natural y los expertos advierten que las pérdidas ecológicas podrían ser irreversibles. Los incendios llevan más de siete días activos y arrasaron con dos sitios arqueológicos.
Un reporte de incendios en 2023 reveló que el 70% de los incendios forestales ocurrieron en la Amazonía, y que 87 comunidades indígenas fueron afectadas, de acuerdo a información entregada por el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor) a la iniciativa Unidos por los Bosques de la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible (FCDS Perú).
Entre enero y septiembre, Brasil registró 7 mil 322 incendios de acuerdo al Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil.
El 76% de los incendios se produjeron en Brasil donde más de 7 millones de hectáreas han sido destruidas en la Amazonía y los biomas del Pantanal y el Cerrado han sido consumidos por el fuego. En lo que va 2024, se registraron 152 mil 383 focos, un número 103% mayor que el mismo periodo de 2023. Brasil rompió el récord de incendios forestales en el Amazonas tras 20 años según el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE).
“Nosotros, los pueblos de la Amazonía, estamos llenos de miedo. Pronto tú también lo estarás” advertía en 2019, Raoni Metuktire, jefe del pueblo Kayapó cuando en 2019 se detectaron más de 3 mil 500 incendios en 148 territorios indígenas, afectando sobre todo a Kayapó y Munduruku en los estados de Mato Grosso y Pará.
En 60 años, el promedio de días consecutivos sin lluvia aumenta de 80 a 100 en Brasil, según un estudio del INPE. El impacto de los días secos consecutivos más prolongados involucra la disponibilidad de agua, la productividad agrícola y el aumento del riesgo de incendios forestales, entre otros.
Evolución semanal de focos de incendio en Brasil
Por la grave deforestación acentuada por la intensificación de la minería, industria hidrocarburífera, ganadera y agrícola que cambia el uso de suelo. Un ejemplo de ello, Brasil es el principal exportador de carne de vaca del mundo (responsable del 20% de las exportaciones mundiales).
La tala de árboles altera los ciclos hídricos naturales, se reducen las lluvias, suben las temperaturas y los terrenos se mantienen más secos.
Las amenazas para los bosques se agravan cuando las empresas encuentran incentivos rentables para sus actividades. Durante el gobierno de Bolsonaro se incentivó una agresiva expansión de la industria en la selva amazónica al mismo tiempo que permitió el relajamiento de las políticas medioambientales.
La investigación científica publicada en Nature Ecology & Evolution estableció una relación entre el aumento de temperatura global y el incremento de incendios forestales. La calidad del aire empeora y acelera el transporte de monóxido de carbono sobre América del Sur.
Amazon Watch explica, el calentamiento global está provocando sequías más frecuentes, que secan el bosque, lo que lleva a incendios más profundos y generalizados, intensificando aún más el cambio climático pues tienen un impacto en el aumento de temperatura a nivel global.
La Organización Meteorológica Mundial (OMM) ha advertido junto a el Servicio de Cambio Climático y el Servicio de Monitoreo de la Atmósfera Copernicus (CAMS), implementados por el Centro de Previsiones Meteorológicas Europeo, que las olas de calor y la sequía están afectando a gran parte de la cuenca del Amazonas, con impactos desde Brasil hasta Paraguay.
Parte de estas afectaciones a los bosques se centra en la selva amazónica que durante 65 millones de años se mantuvieron resilientes a la variabilidad climática. “La posibilidad de que el sistema forestal amazónico llegue pronto a un punto de inflexión, induciendo un colapso a gran escala” debería ser una preocupación regional y global.
La selva amazónica alberga más del 10% de la biodiversidad terrestre del planeta y almacena una cantidad de carbono que equivale de 15 a 20 años de emisiones globales de CO2; además, cuenta con un proceso de evapotranspiración y enfriamiento que aporta a estabilizar el clima de la Tierra y es clave para el suministro de humedad en toda Sudamérica.
Según el Panel Científico por la Amazonía, una iniciativa convocada por la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (SDSN), los incendios podrían dañar irreparablemente la capacidad de la selva amazónica para protegerse contra el calentamiento futuro, si no frenamos los incendios y la deforestación la selva del Amazonas en el año 2050 podría comenzar a aportar más gases de efecto invernadero al aire de los que absorbe.
El Panel Científico por la Amazonía ha denunciado que la amazonía está a punto de alcanzar un punto de no retorno donde se convertiría en una gran sabana hacia 2030.
En la acción inmediata, los cuerpos de bomberos de las ciudades y voluntarios intentan socorrer a los afectados y sofocar los incendios. Son los principales héroes de jornadas que pueden durar horas o días. En coordinación con la sociedad civil, unen esfuerzos para salvaguardar bosques y medios de vida, patrimonios y empleos.
Sin embargo, en los reportes de los gobiernos se atribuye a la quema de pastizales y actos delincuenciales las principales causas de los incendios. Poco se observan los factores que exacerban una crisis regional y global que agrava los incendios.
Desatender los mensajes que con claridad la naturaleza hace a gritos, probablemente nos lleve a un escenario de extinción humana.
Gabriela Ruiz Agila @GabyRuizMx Investigadora en prensa, migración y derechos humanos. Cronista. Es conocida como Madame Ho en poesía. Premios: Primer lugar en Premio Nacional de Periodismo Eugenio Espejo [Ecuador, 2017]; segundo lugar en el Concurso Nacional de Poesía Ismael Pérez Pazmiño con Escrituras de Viaje [Ecuador, 2016]; primer lugar en Crónica del Cincuentenario organizado por la UABC con Relato de una foránea [México, 2007].
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