26 abril, 2021
¿Este año disminuyeron las desapariciones de personas y las fosas? ¿Encontraron más gente viva? ¿Estamos mejorando? La Comisión Nacional de Búsqueda y la Subsecretaría de Derechos Humanos de Gobernación presentaron datos sobre los avances en búsquedas e identificación de personas desaparecidas que, sin contexto, resultan engañosos, y otros que no son verificables
Texto: Efraín Tzuc / A dónde van los desaparecidos
Foto: Presidencia
CIUDAD DE MÉXICO.- En el noveno informe del gobierno federal sobre la evolución de la desaparición de personas en México y los hallazgos de fosas clandestinas, presentado el pasado 8 de abril, las autoridades presumieron la disminución de estos registros y el incremento en la identificación de persona. Sin embargo, los datos carecen de elementos básicos para ser verificados y, algunos resultados, son engañosos.
En la conferencia encabezada por el subsecretario de derechos humanos, Alejandro Encinas, y la comisionada nacional de búsqueda, Karla Quintana, el gobierno federal anunció que de 2019 a 2020 los hallazgos de fosas clandestinas disminuyeron 33.05 por ciento, y los cuerpos recuperados de ellas bajaron un 17.97 por ciento. También mencionaron que se han identificado el 37.72 por ciento de estos cuerpos, y que el 22.59 pporciento fueron entregados a sus familiares.
Sobre las desapariciones destacaron que, de 44 mil 174 personas desaparecidas registradas desde la toma de posesión del presidente López Obrador, 55.8 por ciento han sido localizadas: la mayoría (92 por ciento) con vida.
A dónde van los desaparecidos analizó este y los informes anteriores, así como el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO), y contrastó con respuestas a solicitudes de transparencia que muestran una realidad distinta a la presentada por Secretaría de Gobernación y la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas (CNBP). Este equipo encontró que hay una falta de datos públicos y notas metodológicas para poder dar por cierto todo lo anunciado. Otros datos sin contexto llegan a ser engañosos.
Estos son nuestros 7 hallazgos:
Los datos reportados en el informe anterior -presentado en (enero), con corte al 31 de diciembre de 2020, indicaban que se habían encontrado 835 fosas en 2019 y 559 en 2020.
Pero en el informe de abril se agregaron inexplicablemente cinco fosas al conteo de 2019 y 57 al de 2020. Considerando estos datos, que son los más recientes, la disminución sería menor a la anunciada por el subsecretario Encinas y la comisionada Quintana: de 33.05 a 26.6 por ciento.
La misma inconsistencia ocurre con los cuerpos exhumados: En el informe de enero se registraron mil 324 cuerpos para el año 2019, y mil 86 en el 2020. Sin embargo, en el informe de abril la cifra cambió a mil 344 en 2019 y mil 171 en 2020.
Si utilizamos esos datos, la disminución, hasta abril, pasa de 17.97 a12.8 por ciento.
La metodología detrás de los informes no es pública, por lo que no es posible saber cuántas fosas y cuerpos fueron encontrados de una presentación a otra, y cuántas se deben a hallazgos anteriores que no habían sido incluidos.
El subsecretario dijo: “Se registró un incremento -esto es también importante- en la entrega de cuerpos recuperados a sus familiares. De los 2 mil 736 cuerpos que se han recuperado en estos sitios de inhumación clandestina entre diciembre de 2018 y marzo de 2021, cerca del 38 por ciento han sido identificados y el 22.6 por ciento han sido ya entregados a sus familiares”.
Este dato es engañoso. Es cierto que se han identificado más cuerpos, pero como se han recuperado más, la mayoría continúa sin nombre.
De hecho, las autoridades estatales identifican menos cuerpos que antes: al corte del 13 de julio de 2020, se identificaba a 42.3 por ciento de las personas; para el último reporte, la cifra es de 37.7 por ciento.
Es decir, si bien en números totales se identificaron más cuerpos, también bajó el porcentaje de identificación.
Estos datos, además, presentan inconsistencias sin explicar: en la presentación del 29 de enero de este año, mientras en una gráfica sumaban 2 mil 410 cuerpos encontrados en 2019 y 2020, en otra, la cifra era menor: 2 mil 395.
Los datos incluían, además, 76 cuerpos recuperados en el primer mes de la administración actual, que fueron reportados en una presentación anterior, el 25 de noviembre de 2019. Para el registro del 8 abril, ese número de cuerpos exhumados durante diciembre de 2018 sí se reportó, pero ya no eran 76 sino 56.
Desde el 6 de enero 2020 la CNBP no presenta información completa sobre fosas clandestinas y cuerpos exhumados de las 32 Fiscalías estatales y Fiscalía la General de la República, por lo que no es posible saber si los años comparados -2019 y 2020-, tuvieron datos de todos los estados o hicieron cáculculos con información incompleta.
Esto explicaría la diferencia entre los informes. Sin embargo, también significa que pueden agregarse fosas clandestinas y cuerpos recuperados a los registros. Y esto puede cambiar, de nuevo, los porcentajes de disminución.
A dónde van los desaparecidos también encontró que, de un informe a otro, algunas fosas clandestinas «desaparecieron» sin explicación.
Fue el caso de la única fosa reportada en Guanajuato en el primer informe del 14 de mayo de 2019. Un mes después, cuando se presentó el siguiente informe (24 de junio), en Guanajuato ya no había fosas clandestinas.
Tamaulipas también perdió fosas: En el informe de junio de 2019 reportaba 13, pero para la presentación del 30 de agosto siguiente, se habían eliminado dos.
El caso de Tabasco fue más dramático: De 11 pasó a reportar solo una.
El informe de enero de este año tiene tiene 73 fosas menos que el registro histórico de fosas clandestinas, que toma como punto de partida el año 2006. Esas «fosas desaparecidas» están en los estados de Aguascalientes, Baja California, Baja California Sur, Oaxaca y Tabasco .
Después de ese informe, las dependencias sólo han publicado los datos de los cinco estados con más fosas clandestinas y, en el último informe, únicamente los 10 municipios con más hallazgos de fosas y de cuerpos exhumados. Eso imposibilita identificar inconsistencias como las anteriores.
“Se ha registrado una disminución del 22.5 por ciento en el número de reportes de desaparición presentadas en el periodo de abril del 2019 a marzo de 2020 respecto del mismo periodo, abril de 2020 y marzo de 2021”, afirmó Encinas en la conferencia.
Esta afirmación es engañosa. Cualquier persona y autoridad puede ingresar un caso de desaparición en cualquier momento. De hecho, las autoridades estatales realizan cargas masivas de registros de desaparición de años anteriores o del mismo año. Por ejemplo, durante marzo de 2021, la Procuraduría de Michoacán y las Fiscalías de San Luis Potosí, Chihuahua, Jalisco y Oaxaca subieron al RNPDNO registros de desapariciones ocurridas entre 1989 y 2021.
Este tipo de cargas masivas de registros de años anteriores ha sido constante desde que se publicó el registro en julio de 2020, por lo que en meses o años futuros las autoridades estatales podrían ingresar datos correspondientes a los años 2019 y 2020. El porcentaje de disminución presentado por el Subsecretario y la Comisionada podría cambiar en el tiempo e, incluso, revertirse.
Hasta la fecha la metodología del RNPDNO no ha sido publicada en su totalidad: se desconoce por qué las autoridades estatales continúan ingresando información de años anteriores y cuándo finalizarán este proceso.
La comparación realizada por las autoridades federales es de abril de 2020 a marzo de 2021 respecto del mismo periodo anterior. El problema es que aumentaron los reportes de desaparición que no tienen información del año en que ocurrieron.
En agosto de 2020, A dónde van los desaparecidos consultó las desapariciones sin registro de año. En aquella ocasión había 28 mil 783 reportes Para el 14 de abril de 2021, el RNPDNO sumaba 32 mil 947. Es decir, aumentaron 14.47 por ciento los registros de desapariciones que no especifican el año del suceso.
La disminución de 22.5 por ciento en reportes de desaparición es una buena noticia. Pero, a diferencia del reporte de fosas clandestinas, el periodo elegido por las autoridades federales no fue el año cerrado sino de marzo de 2019 a abril de 2020, y el siguiente periodo anual.
Si se consideran años cerrados, la noticia no es tan celebrada: 2019 fue el año que batió récord de desapariciones y el 2020 cerró con el segundo lugar. Modificar el periodo de análisis modifica las conclusiones del mismo.
Otro dato importante es que, aunque disminuyeron los reportes de desaparición en general, el porcentaje de personas que no han sido localizadas aumentó y, en consecuencia, el de localización -con vida y sin vida- disminuyó.
Por cada 100 personas reportadas como desaparecidas, en 2019 fueron localizadas 56, mientras que en 2020, se localizaron 53. Aunque la diferencia parece porca, hablamos de cientos de personas.
La mayoría de los colectivos de familiares de personas desaparecidas detuvieron o redujeron significativamente sus actividades en campo a causa de la pandemia de covid-19. Incluso, algunas buscadoras enfermaron.
Esto es relevante porque los colectivos impulsan la búsqueda de fosas clandestinas y hacen sus propios rastreos. Pero ni el subsecretario y ni la comisionadaconsideraron relevante mencionar este contexto como una razón probable detrás de la disminución de los hallazgos de fosas y reportes de desapariciones.
Además, ni Gobernación ni CNBP hacen públicas sus metodologías. Tampoco permiten consultar bases de datos y documentos de origen.
A dónde van los desaparecidos ha solicitado las bases de datos del RNPDNO y del Registro Nacional de Fosas Clandestinas y Cuerpos Exhumados, pero la Comisión Nacional de Búsqueda ha evadido entregar la información completa. Esto a pesar de que el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información Pública y Protección de Datos Personales se lo ordenó.
*Efraín Tzuc es reportero en A dónde van los desaparecidos y asistente de investigación en Quinto Elemento Lab.
A DÓNDE VAN LOS DESAPARECIDOS es un proyecto de investigación periodística sobre las lógicas de la desaparición de personas en México y las luchas emprendidas por sus familiares en búsqueda con una perspectiva de derechos humanos y memoria. Republicamos sus trabajos con autorización de la organización.
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