Licencia menstrual: un derecho con obstáculos

6 septiembre, 2025

La Ciudad de México aprobó que las estudiantes justifiquen inasistencias por menstruación. Sin embargo, la exigencia de un diagnóstico médico formal se perfila como una barrera, especialmente para poblaciones vulnerables. Expertas advierten que el riesgo es revictimizar y obstaculizar el acceso al derecho

Texto: Andrea Amaya

Ilustración: Balance AC / Rey Pelcastre

CIUDAD DE MÉXICO. – Con 49 votos a favor, el pasado mes de agosto el Congreso de la Ciudad de México aprobó una modificación a la Ley de Educación local que permitirá que estudiantes justifiquen inasistencias derivadas de síntomas incapacitantes durante la menstruación, con la posibilidad de reprogramar evaluaciones, clases y actividades relevantes sin sanciones.

La iniciativa, impulsada por la diputada María del Rosario Morales, adiciona la fracción XIII BIS al Artículo 111, la cual considera que toda persona menstruante inscrita en alguna institución educativa de los diferentes tipos, niveles y modalidades del sistema educativo de la Ciudad de México pueda justificar inasistencias por diagnóstico de dismenorrea incapacitante y síntomas asociados con la menstruación.

“Solo me queda aguantar el dolor”: incomodidad menstrual y ausentismo escolar

Según el informe de la encuesta sobre gestión menstrual en la Ciudad de México, publicado en noviembre de 2024 y elaborado por el Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México (COPRED), 47.32 % de las personas encuestadas han tenido que faltar a la escuela por dolencias menstruales.

Por su parte, el diagnóstico Experiencias de gestión menstrual de adolescencias y juventudes en entornos escolares, elaborado por la misma institución, reveló que entre las principales causas de incomodidad en la gestión menstrual en la escuela destacan el miedo a mancharse (45 %) y los dolores menstruales (32 %), seguidos de la falta de productos adecuados y de instalaciones sanitarias dignas.

Un ejemplo de lo anterior es el caso de Araceli, quien actualmente cursa el tercer semestre de bachillerato en una institución educativa ubicada al norte de la Ciudad de México, en la alcaldía Gustavo A. Madero.

La joven de 16 años compartió que hay ocasiones en que los dolores de espalda y cólicos durante su periodo son muy fuertes y le impiden realizar sus actividades cotidianas de forma normal: «He pasado momentos muy incómodos durante mi periodo estando en la escuela, pero desafortunadamente nunca he podido postergar una clase o un examen. Cuando paso por algo así, lo único que hago es aguantar el dolor», comentó.

Y agregó:

«El que podamos ausentarnos de clases estando en nuestro periodo no es un privilegio, sino una necesidad, pues hay veces que el dolor no nos permite realizar nuestras actividades y en esos momentos lo único que quieres es descansar».

¿Cuáles son los retos y desafíos a los que se tendrán que enfrentar las personas menstruantes que estudian en instituciones de la Ciudad de México para acceder a esta licencia menstrual? En entrevista, Karime Rocha, de Balance AC, reflexiona al respecto.

¿Es suficiente este avance normativo para garantizar el derecho a la salud menstrual?

Para Karime Rocha, coordinadora del programa Adolescentes, Autonomía y Sexualidad de la organización feminista Balance AC, la aprobación de esta licencia menstrual para estudiantes de la Ciudad de México es un gran avance. Sin embargo, considera que, a pesar de ser un logro significativo, existen desafíos por delante:

«Esta licencia menstrual tiene varios puntos que se deben cuestionar: por un lado, el Congreso modificó la propuesta original porque ahora exige que haya un diagnóstico formal de dismenorrea incapacitante, lo cual puede convertirse en una barrera de acceso a estas inasistencias, pues no todas las personas pueden tener acceso a este diagnóstico», señaló.

Además, explica que la exigencia de este diagnóstico formal puede llegar a ser revictimizante, pues existe un impacto diferenciado que afectaría directamente a las adolescencias con menor ingreso, a personas trans y no binarias que menstrúan, y a quienes ya enfrentan barreras de género y discriminación.

Los retos

Y destacó que esta es una gran opción para las personas estudiantes, pero también es una oportunidad de desincentivar el acceso al derecho de la salud menstrual: «Esta modificación deja abierta a las instituciones educativas a decidir los criterios para acceder a las inasistencias escolares; por ejemplo, cuántas pueden ser, si se necesitan criterios más exigentes aparte de este diagnóstico, como un papeleo clínico adicional, etc.».

Rocha sostiene que la autodeclaración con salvaguarda es una opción eficaz para garantizar el derecho a la salud menstrual de los, las y les estudiantes:

«Con esto me refiero a que se le permita a la persona no asistir a clases sin la necesidad de este diagnóstico médico formal; es decir, que se informe a la institución sobre la situación que pasa durante su periodo menstrual y que la incapacita para aprender, y que se permita reprogramar ya sean tareas, actividades y exámenes».

En cuanto a la normatividad jurídica, propone que, si ya existe esta reforma, continúe con mejoras:

«Debe existir un mínimo piso obligatorio para todas las instituciones; por ejemplo, que se pidan lineamientos con estándares básicos como confidencialidad, tiempos de respuesta definidos, reprogramación de actividades sin barreras ni obstáculos, un enfoque de derechos no políticos y, por supuesto, que la menstruación sea considerada un tema de salud».

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