El tráiler donde murieron decenas de personas migrantes en Texas es muestra de la crisis migratoria que se profundiza desde el año pasado
Twitter: @anajarnajar
La muerte de 53 personas migrantes en un tráiler abandonado cerca de San Antonio, Texas, es una de las mayores tragedias en la historia de México y Estados Unidos.
La cobertura mediática se concentra en la identidad de las víctimas, las reacciones de enojo de la comunidad mexicana residente en Texas y los cuestionamientos sobre la forma como el vehículo, con 67 personas escondidas en la caja, superó los estrictos controles migratorios que hay en la frontera.
El tema inclusive desató un predecible debate político pues en noviembre próximo se renueva una parte del Capitolio y el Senado estadounidense.
Pero hay mucho más que el escándalo mediático y el pleito electorero.
La tragedia muestra los cambios en el flujo migratorio en la región, después que amainó la emergencia sanitaria por la pandemia de covid 19.
Un ejemplo es el incremento en las capturas de personas migrantes.
Entre octubre de 2021 y mayo de este año la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP en inglés) reporta la detención de un millón 440 mil 414 migrantes, sólo en la región fronteriza con México.
El año pasado el número total de capturas -o encuentros como ahora las define la CBP- fue de un millón 662 mil 167. Es decir, para 2022 es previsible superar esa cifra.
Los reportes oficiales sobre detenciones funcionan como un termómetro de la migración, aunque ciertamente no representan el total de personas que cruzan irregularmente las fronteras.
En todo caso, sin embargo, hay datos que reflejan una nueva realidad en el país. Uno de ellos es la composición del flujo migratorio.
De acuerdo con la CBP el 36.17 por ciento de los migrantes capturados (520 mil 955) provienen de México.
Es un fenómeno que no se había presentado en más de una década. De hecho, a partir de 2010 la migración mexicana fue de tasa cero, es decir, que regresó al país una cantidad similar o mayor de quienes se fueron a Estados Unidos.
La salida de mexicanos se mantuvo en niveles bajos, pero a partir de 2017 empezó a repuntar.
La tendencia se interrumpió con la etapa más crítica de la pandemia, pero desde el año pasado retomó su cauce.
Una de las razones para el incremento es la crisis económica por el cierre decretado ante la emergencia sanitaria por covid 19.
Pero también se registran casos de personas que huyen de sus comunidades para escapar de la violencia e inseguridad.
Un elemento adicional que revela la tragedia en Texas es la incapacidad de los gobiernos de la región para combatir, de manera eficaz, a las redes internacionales de tráfico y esclavitud de personas.
El dato que más se ha destacado en los medios es el uso de tráileres de carga, y la estrategia de concentrar a las personas migrantes en casas de seguridad en ambos lados de la frontera, y después moverlas a sus lugares de destino.
Es, sin embargo, una parte de la realidad. Un estudio de Guadalupe Correa Cabrera, profesora asociada de la Universidad George Manson revela que los traficantes trasnacionales de personas “han demostrado ser extremadamente hábiles para explotar las debilidades en las políticas de gestión de migración y seguridad fronteriza de Estados Unidos”.
Las bandas han desarrollado “capacidades avanzadas de comunicación, inteligencia, finanzas, transporte y logística para facilitar el movimiento ilícito de personas, dentro del continente y fuera del hemisferio”.
Las operaciones incluyen alianzas “sólidas” con otras organizaciones de delincuencia organizada, como las dedicadas al narcotráfico, esclavitud, secuestro y extorsión.
“Estos elementos criminales han hecho que el panorama migratorio sea significativamente más peligroso”, añade.
El documento de la investigadora Correa Cabrera se llama Desmantelamiento migrante. Redes de contrabando en las Américas: una estrategia para la seguridad humana y seguridad nacional a lo largo de las rutas migratorias.
Algo más que revela el incidente en Texas es el fracaso de la estrategia de contención fronteriza que, desde hace décadas, se aplica en la región por presiones de Estados Unidos.
Definir la migración como un problema de seguridad nacional no impide la movilidad de las personas, e inclusive se convierte en un incentivo para las bandas de tráfico humano.
El problema se agrava en estos tiempos, cuando al impacto de la pandemia se suma la crisis por la guerra en Ucrania, que provocó el encarecimiento de combustibles y alimentos, por ejemplo.
En el caso mexicano se suma la violencia imparable en algunas regiones del país, entre ellas varias de las que tradicionalmente son origen de migrantes a Estados Unidos.
Esto aumenta el peligro para miles de personas que no encuentran más alternativa que emprender el viaje al norte.
Un escenario complejo donde los tráileres de la muerte son protagonistas centrales.
Productor para México y Centroamérica de la cadena británica BBC World Service.
Periodista especializado en cobertura de temas sociales como narcotráfico, migración y trata de personas. Editor de En el Camino y presidente de la Red de Periodistas de a Pie.
Ayúdanos a sostener un periodismo ético y responsable, que sirva para construir mejores sociedades. Patrocina una historia y forma parte de nuestra comunidad.
Dona