10 noviembre, 2024
En 209 Julia Escobar fue amenaza. Después, aplicó a un programa de protección de la Universidad Autónoma Metropolitana, y ahora, está salvo. Esta es su historia
Texto y fotos: Isabel Briseño
CIUDAD DE MÉXICO.- Desde 2009, Julia Escobar, periodista hondureña, empezó a recibir múltiples amenazas tanto de funcionarios de gobierno como de personajes relacionados con el crimen organizado. El motivo: publicar investigaciones relacionadas a narcopolítica, conflicto de interés y corrupción.
“Hacer periodismo en mi país es muy difícil, creo que también es un problema de la región de los países vecinos, pero a parte de la censura y el hostigamiento también existen los ciberataques y lo peor es el asesinato de los periodistas y de su familia”, lamenta la comunicadora.
Julia aplicó a 8 organizaciones solicitando refugio, pero solo la La Universidad Autónoma Metropolitana le respondió. Esto, gracias a un proyecto que se remonta a 2017, cuando la unidad Cuajimalpa en colaboración con la International Cities of Refuge Network, ICORN, se comprometió a construir una red de apoyo y protección.
Este esfuerzo, liderado por el doctor Rodolfo Suárez y el maestro Filippo Lé, han convertido a la UAM en un espacio seguro y acogedor para las voces que viven amenazas que por su trabajo, y que además enfrentan persecución y riesgo en sus propios países al defender la verdad y la justicia.
“Las universidades pueden ser este puente entre gobiernos y organizaciones con el fin de dar certeza y estabilidad a un proceso de refugio”, dice Suárez.
En ICORN participan instituciones de 84 ciudades y regiones de Europa y América. Cada miembro se compromete a proporcionar protección y apoyo a través de residencias temporales de protección a escritores, artistas y periodistas en situación de riesgo.
Desde el 9 de octubre, fecha en que. Julia llegó a México, ella dice que se ha sentido más tranquila y el estrés ha disminuido. Esto, porque antes de salir de su país, ya no podía ni dormir sintiéndose vigilada todo el tiempo.
“No soportaba más, qué difícil es ser periodista tener que esconderse, ocultarse y huir como que si uno fuese un delincuente, como que si hubiéramos cometido algo mal, es bien complicado tener que dejarlo todo y salir huyendo”
«¿Quién nos defiende si todo el sistema judicial del país está aliado y sirve al Poder Ejecutivo?», cuestiona Julia.
Julia había decidido irse a vivir a Estados Unidos definitivamente pero no era lo que quería.
¿De qué iba a trabajar allá o cómo iba a ejercer el periodismo si no habla inglés?, se cuestionó, pensó que entonces le tocaría trabajar en la construcción o en cualquier otro empleo, pero estaba dispuesta con tal de resguardar su vida y la de su hijo.
La veintena de investigaciones sobre narcopolítica, corrupción y extractivismo le valieron amenazas. Su trabajo tuvo un alto impacto incluso el Ministerio Público se comunicó con ella para pedirle información, lo que derivó en capturas de delincuentes.
“La presidenta sabe quién eres” le llamaron del gobierno.
La periodista cuenta que vivió amenazas con el gobierno de Juan Orlando pero aún así pudo seguir haciendo su trabajo y publicando, caso contrario al ahora encabezado por Xiomara Castro.
“La información ya no es pública, el año anterior uno pedía información y la daban pero ahora hay que registrarse con el nombre y entonces ya saben quien está trabajo que tema y ya no se les puede cuestionar nada”, dice la comunicadora.
Julia lamenta que el gobierno que antes era oposición y apoyaba que la comunicadora hiciera públicas sus investigaciones, es el mismo que la persiguió y la obligó a huir a México.
“Ahora estoy muy contenta por el apoyo que he recibido, sé que aquí también es un lugar peligroso, que los periodistas están recibiendo mucha persecución y amenazas pero yo necesitaba salir de mi país y por lo menos en este momento estoy en un lugar seguro”, agradece la periodista.
El doctor Rodolfo Suárez asegura que el trabajo realizado permite generar condiciones óptimas para la propia Casa Refugio de la UAM, pero también para formar alianza con la Universidad de Rosario y próximamente con alguna institución de Italia y quizá otra más en España.
“Estamos trabajando para abrir casas. La idea es que el refugio en las Universidades permita garantizar la protección y que ni los cambios políticos ni otras circunstancias interfieran en la estabilidad necesaria para conservar el refugio mínimo dos años”, finalizó Suárez.
Nunca me ha gustado que las historias felices se acaben por eso las preservo con mi cámara, y las historias dolorosas las registro para buscarles una respuesta.
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