Maestras, alumnas en paro, académicos y activistas veteranos coinciden: grupos probablemente porriles están actuando de forma paralela a las movilizaciones legítimas de las estudiantes. El origen de estos grupos puede ser de índole política partidista, del gobierno local, o de los propios grupos de poder al interior de la UNAM
Texto: Vania Pigeonutt
Fotos: María Fernanda Ruiz
En las últimas dos semanas, grupos de jóvenes encapuchados han protagonizado agresiones físicas e intimidaciones contra estudiantes en paro en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Durante estos más de cien días, la UNAM ha sido foco de atención nacional por las protestas contra la violencia feminicida. ¿Por qué es tan importante la estabilidad de esta institución? ¿Qué representa en términos políticos que se hable de “mano negra” dentro de la máxima casa de estudios?¿Las autoridades han resuelto las demandas?
Pie de Página entrevistó a académicas, estudiantes y ex huelguistas de la UNAM al respecto. Algunos señalan que grupos políticos pretenden desestabilizar los movimientos legítimos y generar confusión de cara a las próximas elecciones de 2021.
Estos grupos desestabilizadores serían allegados al PRI, a grupos políticos de la ciudad, principalmente con sede en la alcaldía de Azcapotzalco, y a otros grupos políticos, adentro y fuera de la estructura universitaria.
Después de cuatro meses de tomas en al menos 20 planteles de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), con la exigencia central de frenar la violencia feminicida, el jueves 27 de febrero presentó una escalada de violencia: Jóvenes con los rostros cubiertos se enfrentaron a policías de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, afuera de la Escuela Nacional Preparatoria 5 “José Vasconcelos”, ubicada al sur de la ciudad en Coapa.
Para las mujeres de colectivas feministas no es fortuito que haya gente ajena a sus planteles confrontando a estudiantes.
Decenas de policías vigilaban la Prepa 5 a petición de las autoridades universitarias. Sin embargo, después de que los estudiantes fueron agredidos, se retiraron. La escuela estuvo cerrada hasta el viernes pasado. Una comisión de Rectoría acudió y anunció que el lunes 2 de marzo se retomarán clases.
Algunos padres de familia y estudiantes exigieron clases con cartulinas. Para las mujeres organizadas al interior del plantel el hecho fue confuso.
“Hay una intención de revolverlo todo y olvidar el asunto central de este gran movimiento: la violencia contra nosotras”, dijo una estudiante.
Desconocen quiénes son los “encapuchados”. No son de la prepa, aseguran. Respuesta repetida por las chicas después de actos de violencia.
El 21 de febrero en el Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) Azcapotzalco (al norte de la ciudad), dos desconocidos entraron al baño central de mujeres y agredieron con un cutter a una estudiante. Le marcaron la palabra “puta” en el brazo y le dislocaron el hombro. Un mensaje simbólico.
El lunes siguiente, hubo asamblea separatista. Ahí acordaron un paro de 28 horas, en pleno periodo de exámenes extraordinarios. Hasta entonces, en Azcapo no se presentaron movilizaciones.
Sin embargo, lo más grave vino días después, cuando alrededor de entre 50 y 70 encapuchados –de acuerdo a denuncias de estudiantes– irrumpieron en el plantel. Llevaban armas punzocortantes, varillas usadas para romper puertas y martillos. Su intención era apoderarse de las instalaciones.
Los estudiantes advirtieron que tampoco los conocen.
Este grupo violentó a estudiantes, administrativos y maestros. Al menos 14 resultaron con lesiones. Dos personas llegaron al hospital del ISSSTE de Tacuba con traumatismo craneoencefálico y otro con fractura de pierna.
Ante estos hechos, el director del plantel, Javier Consuelo Hernández, declaró que los encapuchados intentaron “linchar” a un abogado. Sin embargo, no se pronunció por las denuncias de violencia de género que han señalado desde hace meses.
Cabe mencionar que el CCH Azcapo tiene una larga historia de porrismo local vinculado a la alcaldía de Gustavo A. Madero. Sobre todo en las últimas administraciones. En septiembre de 2018, cuando se registró un enfrentamiento entre porros y estudiantes en Rectoría, fueron grupos vinculados al gobierno de Gustavo A. Madero.
Los bachilleratos de la UNAM han sufrido de riñas porriles, sobre todo aquellos alejados de Ciudad Universitaria. Como ocurre, por ejemplo, en la Preparatoria 9 “Pedro de Alba”, ubicada a unos pasos del Metro 18 de marzo, al norte de la capital.
En la Facultad de Estudios Superiores (FES) Aragón, un estudiante amenazó con detonar un explosivo en un cubículo que recién había sido tomado por mujeres organizadas.
“La Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGR-CDMX), en coordinación con la Fiscalía General de la República (FGR) investiga a por lo menos ocho grupos señalados como los organizadores principales de las marchas, protestas, desmanes y daños…”, asegura una nota de El Universal publicada el 7 de febrero.
La nota–hecha por una filtración de información– facilita una lista: Biblioteca Social Reconstruir, Colectivo Anarquista (ENAH), Centro Cultural Ocupado El Engrane, Okupa Ché, Cooperativa Café Victoria, Comparsa Chanti Ollin, Colectivo Reta, y Colectivo Coordinador Estudiantil Anarquista.
Esto después de que el presidente Andrés Manuel López Obrador, en su conferencia matutina, declarara: “siento que hay mano negra (…) porque siempre hay quienes mecen la cuna”.
Por su parte, los colectivos mencionados en la nota negaron semejante ocurrencia. Y aclararon a Pie de Página, que si no se tratara de acusaciones graves y éstas desvirtuaran las exigencias irresueltas de mujeres dentro de la UNAM, no las tomarían en cuenta. Es más, les darían risa.
Si alguien sabe de estas acusaciones es Alejandro Cerezo Contreras, un estudiante de economía de la UNAM que participó en la huelga más importante de la UNAM, la de 1999. Al ahora activista, lo acusaron de colocar tres petardos en bancos de la Ciudad de México, en tiempos de la huelga. De allí surgió el Comité Cerezo, una organización que buscó en principio la libertad de los hermanos Cerezo, Héctor y Antonio; además de Alejandro, también de Pablo Alvarado Flores.
Hay mucho que debe cambiar, como el poder al interior de la UNAM, de los directores de carrera afines a grupos políticos, el cobro indebido de renovación de credenciales. No hay una auditoría real del dinero que ingresa a la UNAM, por poner un ejemplo, por educación continua, por otros ingresos. Irma Eréndira Sandoval, la secretaria de la Función Pública, dice, debería fijarse en esto, en los recursos desviados, en los grandes lujos desde Rectoría.
La ciudadanía debería cuestionarse, dice: ¿debe mi hija seguir conviviendo con sus agresores sexuales? ¿crees justo que tu hija sea violada?
“Nos han acusado con relación a a guerrilla, con el EPR, con los paramilitrares, nos han acusado de todo, cuando los paramilitares son los porros. Hay un enemigo interno desestabilizador, la UNAM como moneda de cambio, desde el 99 al 2019 hubo una inmovilidad aparente. Ahora vemos tomas en varios planteles. Veamos el ambiente violento sociopolítico”, y agrega que hay una estrategia de militarización en aumento que a las que más pone en riesgo son a las mujeres.
Sin embargo, Cerezo hace una crítica hacia el actual movimiento, como el hecho de que no sea unificado. Que las demandas no sean abrazadas por la mayoría de la población universitaria, y que haya un gran peso al Tribunal Universitario cuya conformación viene de una historia represiva. Incluso, hace unos días, una estudiante de la Facultad de Derecho denunció ante la Fiscalía General de la República (FGR) a su presidente, Eduardo López Betancourt por violencia de género, extorsión y amenazas de muerte.
“Hay un sector que está empoderando al Tribunal universitario. Esperan que resuelva las problemáticas de la violencia de género, pero es el mismo Tribunal que expulsó a más de 800 estudiantes. El Tribunal universitario es la guillotina de la universidad. La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) se manejaba, declaraba o sólo era cuestión de abogados de la huelga que era un organismo anticonstitucional, porque aunque gozaba de autonomía la universidad no podía tener un Tribunal que esté por encima de todas las autoridades”.
Considera un fenómeno interesante, que muchos estudiantes estén fortaleciendo al Tribunal, cuando su espíritu es represivo, rescindió contrato a trabajadores de la UNAM, “este es un riesgo que muy poca gente está viendo”.
“¿Quién toma las decisiones en la universidad: una junta de notables, el rector, los directores, cada facultad es como si fuera un estado de la República mexicana, no todos se manejan con las mismas normativas. Se supone que este Congreso debería solucionar todo este tipo de problemas, en lugar de dar el Congreso lo que hace la UNAM, es expulsar a los activistas, con una campaña mediática imposible de revertir, de que en la UNAM había malos, insidiosos, revoltosos; la criminalización fue tal, que cuando tu ibas de viaje, en el 99-2000, era mejor no decir que eras de la UNAM, porque la gente tenía la imagen de que la UNAM eran unos flojos, fósiles, todo lo que han dicho de la UNAM”, recuerda.
Critica que: “En lugar de mejorar la universidad de hacer el proyecto accesible, no quiere decir que sea malo en absoluto, pero en generalidad se inserta, “el señor mano negra” el proceso de neolioberalismo. En la UNAM hay muchos pagos que están haciendo los estudiantes, que antes eran ilegales, las reformas los están haciendo legales”.
Profesoras de la UNAM, de diferentes facultades, mencionaron que “el movimiento muchas veces fuerza al carro de la demanda. Se están montando muchos, con intereses de diverso orden. Eso es muy importante. Que no están en igualdad de condiciones esas posibilidades de moverse, algunas podrían ser vistas como infiltraciones que pretenden desestabilizar a la universidad, un poco a nivel nacional, es un plano”.
Ya en la cúpula universitaria se ha explicitado, se ha hecho claro, medidas Graue en favor de las estudiantes, no son los que ellas desearían y están esperando.
“El antecedente, es el 2018, cuando fue lo de los porros llegaron a golpear a estudiantes abajo de Rectoría, en ninguno de estos enfrentamientos haya aparecido; para intentar parar las tomas y otra cosa. Quién era el famoso agente político control de los grupos porriles: el propio Narro. Pero sí es muy probable que los que trabajaron con Narro estén actuando en un sentido contrario a lo que está haciendo Graue”.
Otra acusación es a la Facultad de Derecho, “sí son esos viejos actores de esta universidad, de esos tiempos, de aquel sector universitario que desde el 87 y 89 se articulaba en torno al PRI. El director de la facultad de Derecho hizo todo para que la reforma no pasara, es mancuerna con el presidente del Tribunal, declaró que en el Che Guevara había armas, y no se hizo nada para que hubiera un muerto: ¿él de dónde sabe todo esto? Demandas de las chavas, las formas, es posible que estén interesados en activar otras cosas, si es posible, hasta donde, no lo sé”.
Otros elementos son los sindicatos que no están dispuestos a apoyar la exigencia de que sean suspendidos miembros.
Para el activista Pietro Ameglio, en temas de no violencia estas tomas son paros de no cooperación. “Son una acción fundamental desde el punto de vista histórico económicos siglo 19, es fundamental derechos de la mujer, del trabajo, de los salarios, del derecho a la salud, educación, toda forma de paro o huelga han sido instrumentos de la clase obrera- campesina, hay muchos tipos diferentes tipos de pago”.
Dice: “Acciones no violentas, pero sí nunca deja de cooperar. Hacer algo, a la autoridad, al poder a la jerarquía lo empiedra y refuerza la injusticia, es una forma que uno retira el cuerpo, los recursos materiales, de formas que empiedran al actor de la injusticia, si la pregunta tiene que ver con las prepas y Filosofías: son tomas, desobediencia civil».
Sin embargo, las tomas actuales, acusa, «son acciones mucho más de encierro, en las tomas de distintos institutos de la UNAM, cárceles, bunkers, defendido a capa y espada, cárceles. La comunidad está ajena. No hay ningún tipo de actividades, cooperación distintos actores, profesores, trabajadores, estudiantes, para construir mejores situaciones que eso si se da en un paro.»
De acuerdo con el activista, los paros activos activos se han dado en los últimos años en la Facultad de Filosofía y Letras, «donde la comunidad está involucrada en resolver actividades comunidad soluciones problemas inhumanidad ni justicia».
«Ojalá fuera un paro activo en Filosofía y Letras, pero es una toma, cerrada cooperaron de trabajo a toda la comunidad, por eso se ha alargado el proceso de soluciones. Paros históricos CNTE 2016, la gran huelga de Boing, también a nivel mundial, hay huelgas muy emblemáticas, Polonia Valesa, las luchas no violentas, hay mucho que hablar de esto son acciones no violentas. Papel central de las mujeres en todo sentido en el mundo de hoy, es una acción de la no violencia de fuerza moral, de legitimidad, es mucho más de no cooperación que de desobediencia civil, lo que ayuda a tener más respaldo y fuerza social.»
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