El exgobernador de Jalisco fue asesinado el viernes y con su muerte se lleva una serie de violaciones a derechos humanos de las que nunca rindió cuentas. Este es un recuento de lo que dejó
Texto: Jade Ramírez, Alejandra Valenciano, Rocío Salas, Celia Espinoza
Foto: Alejandra Valenciano y Cuadrante 7
JALISCO.- Alrededor de la 1:30 de la mañana del 18 de diciembre de 2020, mientras echaba tragos con un par de amigos, quien dejó la gubernatura en diciembre de 2018, Aristóteles Sandoval Díaz, fue asesinado en un ataque por la espalda en el bar Distrito 5 de Puerto Vallarta.
La noticia atrapó la atención de los medios entre rumores y escuetas explicaciones de la Fiscalía del Estado de Jalisco. “Se abre la línea de investigación de la delincuencia organizada” fue lo que declaró el fiscal Octavio Solís Gómez.
El hecho opacó la segunda clausura simbólica del Congreso de Jalisco por parte de los familiares de personas desaparecidas que exigen respeto a los acuerdos establecidos para la aprobación de tres leyes con su revisión.
Si las familias en Jalisco llegaron al borde de la exigencia, se debe en buena medida a la violencia que se multiplicó en el sexenio del político asesinado en Vallarta y que opacó su acción pacífica.
Los mensajes de la clase política en Jalisco en redes sociales, junto a los medios convencionales, apuntaban a enaltecer la memoria del exmandatario por encima de lo que dejó pendiente y su relación con la delincuencia organizada o cómo el Cártel Jalisco Nueva Generación se fortaleció, lejos de verse mermado, durante su sexenio de 2012 a 2018.
Recién electo para gobernar Jalisco, emprendió la estrategia de marcar la diferencia en conflictos longevos.
Llegó sin avisar a Temacapulín, donde se construyó la presa El Zapotillo y se colocó una cachucha que decía Hecho en Temaca.
Con el carisma del que siempre se escudó, como la cara joven y nueva del PRI, prometió que pararía el proyecto y protegería al pueblo. Nada de eso pasó.
Al poco tiempo llegó una caravana de funcionarios del gobierno estatal para meterse al pueblo, regularizar predios, ofrecer servicios de salud en una intentona de convencer a los opositores al megaproyecto de aceptar negociaciones.
Tras mesas de diálogo, la ruptura en 2017 fue evidente. En la celebración de la Semana Santa en la plaza de Temacapulín, se quemó una piñata con la figura de Jorge Aristóteles Sandoval “por judas traidor”, explicaron los pobladores.
En agosto de 2013, ordenó operativos alrededor de las vías del tren en la ciudad de Guadalajara y llamó abiertamente a denunciar ante las autoridades locales, la presencia de personas centroamericanas entre avenidas, pidiendo ayuda humanitaria.
Se ganó llamadas de atención de organismos civiles, pero la política de criminalización no la detuvo; se convirtió el paso por Jalisco, para los migrantes, en una zona de secuestro y extorsión llena de xenofobia.
A Luis Carlos Nájera lo nombró Aristóteles Sandoval como Fiscal del Estado de Jalisco para “no perder el control de la seguridad”, dijo.
Fue el secretario de Seguridad Pública con el panista Emilio González Márquez y contra las voces en desacuerdo se quedó al frente, con todo y estar en la lista de los represores del 28 de mayo de 2004
Analistas de la composición de los cárteles en la región explicaron que se trataba de mantenerlo en el gabinete por ser el enlace directo y negociador con el Cártel Jalisco Nueva Generación.
Además, el aumento de muertes violentas y desapariciones llegó a casi 3 mil personas sin investigación o búsqueda en marcha; fue retirado del cargo, se exilió en EUA y vinieron los narcobloqueos del 1 de mayo de 2015.
Los antecedentes no fueron suficientes y el hoy exgobernador de Jalisco, asesinado por un ataque delincuencial, regresó a Luis Carlos Nájera a su gabinete, en febrero de 2018.
Sandoval Díaz lo nombró titular de la Secretaría del Trabajo y fue atacado por un grupo armado al salir de un restaurante de la zona rosa de Guadalajara.
Sobrevivió y se activó la furia de grupos violentos con tres bloqueos fortuitos, pero el más beligerante quemó a Elizabeth de la Rosa y su bebé de 8 meses, Tadeo cuando incendiaron el autobús donde viajaban.
Aunque mediáticamente se esforzaron para que el gobernador pareciera sensible y entregado a dar acceso a la justicia, la señora Yolanda García, madre y abuela de las víctimas, lo encaró.
Aristóteles se vio doblegado a conseguir una tardía atención a la joven de 23 años quemada en un 90 por ciento de su masa corporal y quien se enteró días después que su bebé falleció casi de inmediato.
Finalmente murió y a dos años el caso de terrorismo, los delitos de esa jornada violenta, no están clasificados como tal.
A la señora Yolanda García se suman 11 mil familias con una persona desaparecida sin acceso a investigación, búsqueda, justicia, ni trato digno.
Una de las tres leyes en la materia es la Ley de Atención de Víctimas, aún sin armonizar en el congreso de Jalisco.
En la región de los Altos, en el municipio de Lagos de Moreno, durante el sexenio de Aristóteles Sandoval se creó el Parque Industrial Colinas de Lagos que después de varios años de retraso se estrenó en junio de 2017.
60 millones de dólares para que se hospedaran 60 empresas en un corredor sin abastecimiento de agua.
En Lagos de Moreno se reportaron, en los dos primeros años de su mandato, 181 personas desaparecidas.
Después fue el hallazgo de la casa de tortura donde disolvieron en ácido a Ángel de Jesús, Daniel Armando, José Gerardo y Eduardo Isaías; fue el caso conocido como la casa de exterminio La ley del monte.
Tras el hallazgo, lo que hizo el gobierno del priista fue entregar urnas con cenizas que llevaban una calcomanía con el eslogan de su sexenio: Bienestar.
El trato indigno a las víctimas por parte del gobernador Sandoval Díaz llegó a un nivel burdo cuando 400 cuerpos de personas fallecidas sin identificar fueron almacenados, sin protocolos de conservación o para su identificación, en un tráiler abandonado en la periferia de Guadalajara.
Aunque la Fiscalía Estatal Anticorrupción tiene abiertas tres carpetas de investigación por la contratación irregular de más tráilers frigoríficos, hay un solo detenido y 20 entrevistas a funcionarios del gabinete del ex gobernador, pero ninguna línea que lo responsabilice y por naturales razones, podría ser evadida su inacción y omisión ante la crisis forense.
Al medio día del viernes 18 de diciembre 2020, la zona de restaurantes donde ocurrió el atentado contra Aristóteles Sandoval se encontraba acordonada y vigilada por al menos seis patrullas estatales, tres municipales, una de vialidad y dos camionetas del ejército.
Elementos de la Guardia Nacional también yacían a la entrada del hospital a donde se trasladó al ex gobernador en busca de atención médica; a un kilómetro del restaurante Distrito 5, donde sucedió el asesinato.
La presencia militar y policial no inhibe la vida cotidiana del puerto donde turistas extranjeros y familias nacionales recorren la avenida Francisco Medina Ascensio con ropa y accesorios de playa, la mayoría ni siquiera se inmuta ante las cintas amarillas que resguardan la escena del crimen.
A las 7 de la noche la Fiscalía del Estado no presenta detenidos y solicita por segunda ocasión el mismo día, a ciudadanos, que si tienen videos y evidencias, los proporcionen para la investigación.
Este trabajo fue realizado por el equipo de PERIMETRAL, que forma parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie. Puedes consultar aquí la publicación original
Enfocada a la cobertura de temáticas sobre derechos humanos, conflictos socio-
ambientales y cultura. Ha sido premiada por la Bienal Internacional de Radio en la
categoría de Radioarte, Radio Indigenista, Mesa de Análisis y Debate; finalista del Premio Fundación Nuevo Periodismo en 2007 y 2009. Obtuvo el Premio Internacional de Periodismo Rey de España por el reportaje “La Discriminación vuela por Avianca”, también en 2009. Actualmente escribe para medios digitales y realiza reportajes para la radio y televisión universitaria en Jalisco.
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