Las abejas de Hopelchén siguen en riesgo. Autoridades y agronegocio incumplen suspensiones legales

1 septiembre, 2023

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Organizaciones mayas expusieron la ausencia de controles al uso de plaguicidas pese a que rigen cautelares que prohíben las aplicaciones desde el mes mayo. Señalan que SEMARNAT y PROFEPA incumplen la obligación de intervenir para frenar la depredación. El agronegocio sigue arrasando los montes del municipio.

Texto: Patricio Eleisegui

Fotos: Wilbert Caamal y Robin Canul

YUCATÁN. – El exterminio de millones de abejas por causa de las fumigaciones con agrotóxicos efectuadas en San Francisco Suc Tuc, municipio de Hopelchén, por los amos del agronegocio en Campeche, acaba de cumplir cinco meses de ocurrido. Pero ni siquiera semejante tragedia, que además de impactar de forma negativa en el ambiente terminó por destrozar la economía de 80 familias, resultó suficiente para establecer un cambio en las prácticas de agricultura intensiva que tienen lugar en ese estado.

Pese a la confirmación del ecocidio, y a las suspensiones establecidas por jueces federales a partir de amparos presentados por las comunidades mayas del municipio, lo cierto es que tanto la deforestación como la aplicación indiscriminada de plaguicidas proliferan sin ningún tipo de obstáculo en Hopelchén.

Así lo expusieron esta semana distintos representantes de las organizaciones Kolel Kab, la Alianza Maya por las Abejas Kabnalo´on y el Colectivo de Comunidades Mayas de los Chenes, quienes destacaron la ausencia total de controles por parte de las autoridades federales, estatales y municipales. Y señalaron que incluso organismos como la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) y la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA) no han hecho movimiento alguno para frenar la depredación y el uso de venenos pese a las suspensiones dispuestas por la Justicia.

“… en días recientes se han documentado graves deforestaciones y la persistencia masiva de fumigaciones, que evidencian que lo mandatado por la jueza federal no ha sido cumplido”, señalaron las organizaciones a través de un comunicado. De esa forma, aludieron a lo dispuesto a fines de mayo por el poder judicial de Campeche, que hizo lugar a un amparo presentado por las comunidades para frenar la destrucción del monte y la aplicación de agrotóxicos.

“En dicha demanda se reclamó que había una omisión derivada del no reconocimiento de las abejas como sujetos de derechos y de las comunidades mayas como sus guardianas, así como diversas omisiones de proteger el medioambiente de la región y de aplicar una política ambiental que proteja a las abejas y garantice sustentabilidad ambiental”, indicaron los colectivos.

Según lo denunciado por Kolel Kab, la Alianza Maya por las Abejas Kabnalo´on y el Colectivo de Comunidades Mayas de los Chenes, pese a que rigen dos cautelares que establecen la suspensión de las pulverizaciones con venenos agrícolas y la deforestación, ambos flagelos continúan prácticamente a diario. Y en Hopelchén continúa el reemplazo de la selva por cultivos ilegales de variedades de transgénicos como la soja modificada para resistir al cancerígeno glifosato.

Las organizaciones informaron que “ante la negligencia de las autoridades de los tres niveles señaladas como responsables en los juicios de amparo (vigentes)”, representantes de al menos 35 comunidades mayas de ese municipio “presentaron información y evidencia a la Jueza Segundo de Distrito para demostrar la violación a la suspensión otorgada dentro de los juicios 652/2023 y 732/2023”.

“Las deforestaciones siguen de manera imparable en el municipio de Hopelchén debido a la falta de una actuación eficaz por parte de la PROFEPA en la que se ordenen medidas de seguridad, sanciones y medidas correctivas tendientes a la restauración de los predios desmontados ilegalmente, lo que conlleva a que se sigan desmontando más predios sin que haya consecuencias para los responsables”, argumentaron.

En diálogo con la prensa, una de las referentes del Colectivo de Comunidades Mayas de los Chenes enfatizó que el territorio de Hopelchén no ha dejado de sufrir la aplicación incesante de plaguicidas aunque desde el 12 de julio rige para el municipio “la suspensión definitiva de las fumigaciones”.

Afirmó que la deforestación continúa y que ese mismo avance de la destrucción del monte, combinado con las lluvias de venenos agrícolas, colocan a las colmenas de abejas de la zona en un status de eventual desaparición. “Pedimos que se garanticen medidas (de control) eficientes, que ya no se siga deforestando y fumigando, y que se reconozcan a las abejas y la naturaleza como sujetos de derecho”, explicó.

Hopelchén, capital del transgénico ilegal

“Al reconocerse a las abejas como sujetos de derecho estaríamos dando un gran paso. Las comunidades también tendríamos otros derechos para incidir en las políticas públicas y eso contribuiría a la protección de las abejas”, agregó.

A su lado, un compañero de organización añadió que, a este ritmo de depredación y envenenamiento del ambiente, “dentro de poco ya no vamos a tener selva, la producción de miel será muy baja y correrá riesgo toda nuestra alimentación”.

“La semana pasada fumigaron cerquita de una escuela, a menos de 150 metros. Los mismos muchachitos le dijeron a la maestra que los estaban envenenando. Están envenenando a todo el pueblo maya, sobre todo donde hay sembrada soya y sorgo. Las avionetas están atentando contra la salud de toda la población”, remarcó.

Según datos difundidos por la plataforma de investigación Jaltún.mx, Campeche es el principal productor mexicano de soya a nivel industrial. En ese estado, Hopelchén encabeza las estadísticas de deforestación por causa del agronegocio con más de 221 mil hectáreas de cobertura arbórea perdida sólo en las últimas dos décadas.

Las superficies sembradas con variedades transgénicas de la oleaginosa en cuestión forman parte del paisaje del municipio aunque, claro, los organismos de control ambiental niegan por completo la presencia de estos cultivos genéticamente modificados. Gran parte de esas superficies se encuentran bajo control de colonias menonitas.

A fines de marzo de este año, una fumigación masiva con insecticida fipronil acabó con más de 3 mil colmenas ubicadas en torno a San Francisco Suc Tuc, un pueblo de poco más de 3 mil 500 habitantes enclavado en ese municipio. La lluvia de veneno dejó a 80 familias sin su principal fuente de sustento. Las pérdidas económicas derivadas de la mortandad de los polinizadores alcanzaron los 12 millones de pesos mexicanos.

Cinco meses después de ese ecocidio, las comunidades mayas de Hopelchén siguen insertas en un escenario de afectación socioambiental que, por efecto de la desidia gubernamental, sigue acumulando gravedad a partir de capitales agrícolas que avasallan tanto como contaminan. La lucha colectiva indígena emerge, una vez más, como la única barrera capaz de interrumpir los efectos de un agronegocio que se agiganta a puro respaldo político. Y que pugna, glifosato y fipronil mediante, por hacer de Campeche el bastión de los transgénicos en el sureste mexicano.

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