La sociedad de la nieve es un caso extraordinario, una tragedia que, a la vez, nos enseña la resistencia humana a partir de un factor clave: el derecho a la vida
Texto: Andi Sarmiento
Foto: Tomada del trailer oficial
CIUDAD DE MÉXICO. – La nueva película del director Juan Antonio Bayona, basada en el libro de Pablo Vierci, narra la historia que a pesar de haber ocurrido hace más de cinco décadas, es recordada hasta el día de hoy como uno de los relatos más impresionantes que reflejan lo que puede llegar a ser capaz el ser humano ante una situación que lo lleva al límite.
En octubre de 1972, un grupo uruguayo de rugby conformado por jóvenes de entre 18 y 25 años emprendió un vuelo hacia Chile con motivo de un partido. Sin embargo, al pasar sobre los Andes hubo un fallo provocando que la nave se estrellara y quedara varada en la cordillera más grande del mundo. En este momento los sobrevivientes, que cada vez eran menos, iniciaron algo a lo que nunca pensaron que se enfrentarían en su vida: sobrevivir 72 días en la montaña nevada.
En 1993 se estrenó ¡Viven! de Frank Marshall, una cinta que cuenta esta historia aunque con ciertas modificaciones y enfocada principalmente a lo épico, la aventura y lo hollywoodense. Ahora, se estrenó La sociedad de la nieve, la cual se concentra más bien en la parte emocional y en las reflexiones humanas de los personajes así como los conflictos morales y los paradigmas que deben cuestionar.
En un inicio, de los 45 tripulantes quedaron 25 y con comida casi nula, el grupo no hizo más que aguardar a su rescate y aferrarse a la esperanza de que los viera alguno de los aviones de búsqueda que pasaban.
Pero al paso de 10 días, se enteran por una radio que apenas funciona que no les han encontrado, que se les ha dado por muertos y que la búsqueda de sus cadáveres se retomará en febrero del siguiente año cuando comience el deshielo de la zona. Es entonces cuando caen en cuenta de que ya no hay nada que esperar, que ante los ojos del mundo ya no existen y que tienen la opción de rendirse o la de empezar a tomar las riendas y buscar alternativas para vivir, lo que parece imposible al no tener recursos en un lugar sin flora ni fauna y con temperaturas extremadamente bajas.
Pero a pesar de ello entienden que una parte de su destino depende de ellos, la otra está a la suerte; ¿Qué pasa cuando el mundo te abandona? se pregunta Numa Turcatti.
Es así como comienzan a organizarse y cada uno va asumiendo su rol. Si algo es destacable en esta historia y es la clave para la supervivencia es el compañerismo de cada uno. A pesar del estrés, del dolor y las emociones siempre tratan de ver el uno por el otro, pues son conscientes de que el trabajo en equipo es fundamental cuando ya no hay nadie que les pueda ayudar más que ellos mismos. Sí pueden haber disputas, pero nada que llegue a nivel de dividir el grupo, pues la situación no da para pensar en eso.
Creo que son este tipo de de acontecimientos los que nos permiten analizar algunas acciones y pensamientos que tenemos en nuestra vida cotidiana y que nos han convertido en una sociedad tan indiferente y polarizada.
Le damos mucha importancia a cosas que cuando las examinamos no son tan relevantes. Al encontrarte al borde de la vida y la muerte, te das cuenta que las peleas causadas por el egoísmo, el orgullo o la avaricia son irrelevantes sobre todo cuando no hay dinero ni riqueza alguna que pueda salvarte.
Bien lo expresa Carlos Páez, uno de los sobrevivientes, en una entrevista con Jordi Wild cuando dice que el ser humano está diseñado para trabajar en equipo, solamente nos separa la arrogancia. Si estos chicos se hubieran dejado llevar por rencores innecesarios, el desenlace hubiera sido otro; lo que los salvó fue el trabajo comunitario.
Esta experiencia los obliga a cuestionar su forma de ver la vida en general, algunos se replantean su ideología y su relación con Dios mientras otros refuerzan su fé y sus creencias.
Por otra parte, uno de los mayores enfrentamientos con sus principios morales llega cuando se están muriendo de hambre y lo único que tienen son los cadáveres de sus compañeros.
Todos saben que se van a morir si no comen, no obstante, vienen de un contexto en el que el canibalismo sigue siendo un tabú. A algunos les cuesta más que a otros aceptar que esa es la única alternativa, los detiene el pensamiento de que es un acto incorrecto; además, cargan con la culpa de saber que esos cuerpos no son personas aisladas, son sus compañeros, seres queridos y familias. Es una carga muy fuerte moralmente que involucra también la idea que tenemos sobre lo que es una muerte digna, pero por necesidad terminan cediendo.
Los sobrevivientes de los Andes llevaron al máximo sus facultades tanto físicas como mentales, rompieron con todo lo que estaban acostumbrados y dieron hasta el último aliento para defender su derecho a la vida, demostrando que los seres vivos pueden llegar mucho más lejos de lo que pensamos.
La sociedad de la nieve muestra un caso extraordinario que es difícil creer que haya sido posible fuera de una película. Es una historia que puede ser vista como una tragedia en la que muchas vidas se perdieron, pero a la vez es también un relato de resistencia en el que otras vidas, sorpresivamente, se salvaron.
Esta película está disponible en Netflix.
Me gusta escribir lo que pienso y siempre busco formas de cambiar el mundo; siempre analizo y observo mi entorno y no puedo estar en un lugar por mucho tiempo
Ayúdanos a sostener un periodismo ético y responsable, que sirva para construir mejores sociedades. Patrocina una historia y forma parte de nuestra comunidad.
Dona