«La sociedad acepta y rechaza a las muxes al mismo tiempo»: Horacio Alcalá

30 octubre, 2022

En entrevista con Pie de Página, Horacio Alcalá, director de la multipremiada película Finlandia, ahonda sobre los caminos artísticos que lo han llevado a consolidar su carrera como director de cine. Esta es la visión de Alcalá, sobre un cine que busca respuestas, para encontrarse a sí mismo

Texto: Évolet Aceves

Fotografías: Dani Piedrabuena

Horacio Alcalá nació en Tepaltitlán, Jalisco. A los ocho años comenzó su carrera como actor (“de manera accidental”, comenta) en películas de los hermanos Almada. Eso fue antes de darse cuenta de que su fascinación radicaba en estar detrás de cámaras. Se dedicó al teatro y a la ópera, hizo cortometrajes y trabajó en el Circo del Sol durante siete años (“yo creo que esa fue mi escuela, la escuela visual para mí es el circo”). Trabajó con la Compañía Nacional de Danza en un documental titulado Hasta el alba. Hizo otros documentales, hasta que llegó a Finlandia (2021-2022) su largometraje más premiado.

—El circo marcó tu perspectiva visual, ¿qué hacías en el circo?

—Comencé como el asistente del asistente. Poco a poco fui escalando y llegué a ser productor en las giras en Europa. Estaba en contacto con los acróbatas y con toda la parte visual. De los acróbatas aprendí que, cada vez que te caes, tienes que levantarte, limpiarte las rodillas y seguir. Los acróbatas no son nombres famosos, para mí son artistas que no tienen ego y, sin embargo, cada noche arriesgan su vida por el espectáculo, esta motivación me ha llevado a seguir en una industria tan feroz como es la del cine, y sobrevivir.

—¿Cuáles han sido tus influencias cinematográficas?

—Ripstein es un director que me gusta muchísimo. Vi, varias veces con Cuauhtli Jiménez (el personaje Amaranta en la película Finlandia) El lugar sin límites. Me gustó muchísimo. Llegó mi oportunidad y quise buscar ese ambiente para hacer una ficción. Decidí que el universo de las muxes era algo que me interesaba muchísimo, y a través del cine podría plasmar esta belleza visual que tiene Oaxaca. Por supuesto, no quería hacer lo mismo que el maestro Ripstein, pero ha sido mi inspiración. Hicimos el trabajo de iluminación con David Palacio, basándonos en los pintores flamencos, hicimos una investigación sobre sus pinturas. Toda esa calidez o rudeza de la luz sobre los personajes, sobre las muxes, viene de allí. Por otro lado, me gusta muchísimo la música clásica, en la película hay música de Gustav Mahler y también de Wagner: Tannhäuser. Wagner era un homófobo, yo quería mezclar su música con el concepto de las muxes.

—Llevas ya más de dos décadas viviendo en España, ¿cómo fue que llegaste allá?

—Estudié en Berlín y mi hermana estaba viviendo en España. Fui a verla y me gustó el país, sentía que era una ciudad muy conmovedora y dura, que me podría enseñar mucho. Así que decidí dejar el circo y me quedé en España, hice amigos y desde entonces es mi casa. En realidad, desde España estoy viajando todo el tiempo, trabajo en la Comisión Europea en proyectos de cooperación territorial, mi estudio está en España, pero, aunque viva en Madrid soy un ciudadano del mundo, tengo las dos nacionalidades, que para mí son mochilas culturales con las que me gusta viajar. Cuanto más vivo más puedo expresar en la película, creo que esto se puede expresar en Finlandia, cómo las dos culturas chocan pero también tienen un abrazo.

—Sí, con Andrea Guasch (Marta) se puede notar el fenómeno de lo que se conoce como apropiación cultural, sobre todo textil, y este personaje va sufriendo una transformación y decide quedarse en México. Tal vez algo así llega pasarte a ti.

Sí, en realidad es un poco mi historia, voy a otro sitio, me enamora y decido cambiarme. ¿Sabes?, aunque los personajes principales son muxes, tienen algo de mí. Siempre tienen una representación de mi vida».

Horacio Alcalá

—¿En qué momento surge la inquietud por querer abordar la cultura muxe desde el cine?

—Yo no sabía de la existencia de las muxes, un amigo me lo dijo en una cena. Me sorprendí de no saber de este tema tan interesante. Pensé que era el único mexicano que no lo sabía, pero no. La mayoría de los mexicanos no conocemos este tema, y me pareció un reto interesante llevarlo al cine de una manera que fuese delicada, en la que mostráramos las dos partes de las muxes, porque en mi investigación sobre el tema todo estaba muy romantizado, y al llegar a Juchitán me di cuenta de que no era así, en realidad las muxes viven en una sociedad de doble moral: las acepta y las rechaza al mismo tiempo. Era un reto representar esto a nivel emocional, visual y sonoro. La película tiene varias capas.

Realidades y ficciones bajo un mismo lente

—Es algo que has logrado con esta película, no sólo la romantización de la cultura muxe, sino también su realidad. Al ser también documentalista, llevas un poco de esta realidad a la ficción.

—Para mí es una mezcla de realidad y ficción, y era necesario hacerlo un poco como documental para no correr el riesgo de que el público, fuera de México, llegara a pensar que son personajes inventados. Obviamente lo son, pero tenía que quedar claro que ellas/ellos existen. Toda la situación del plagio textil que abordo en la película está documentada, dos personas relacionadas con la moda me ayudaron a desarrollar estos personajes, y sobre todo los diálogos.

—Los diálogos llegan a ser poéticos, me recuerdan a los diálogos de Paz Alicia Garciadiego en las películas de Ripstein. Hiciste una especie de investigación antropológica, fuiste al campo, ¿cuánto tiempo te llevó el hacer anotaciones, vivir en Juchitán?

—Fueron cuatro viajes en total. La primera vez fueron casi tres semanas, estuvimos conviviendo con las muxes, nos contaron sus vidas; después hicimos varias entrevistas, grabamos el material, nos sentamos a repasarlo y después vinieron las ideas del guion. El último viaje fue el del rodaje, en el que estuvieron muxes con nosotros, acompañándonos. Fue un proceso continuo en colaboración con ellas. Tenemos a Estrella Vázquez en la película, encargada del diseño de vestuario, y no sólo eso, sino que ayudó a los actores para decir las frases en zapoteco.

—Y también Estrella estuvo a cargo del maquillaje.

—Sí, vestuario, maquillaje y arte.

—Ese involucramiento local que hubo hace a la película, digamos, más tangible, apegado a su realidad. Hablando sobre la roca donde las muxes vierten sus penas y preocupaciones, ¿qué me puedes contar sobre esta roca?

—En realidad íbamos a rodar en una pequeña capilla sobre una pirámide, pero el día anterior nos eliminaron el permiso, así que no pudimos rodar ahí. El productor fue a buscar una opción, vimos rocas y árboles, pero de repente vimos esta cantera, yo creo que Dios nos puso en la situación de llegar a esta cantera porque realmente es mágica. Las muxes no van a esta cantera, porque están en el Istmo, y esta cantera está en Mitla.

Para mí, la roca, como el terremoto, es un personaje, uno que se convierte en Todopoderoso, porque es la tierra que mantiene un diálogo con ellas, y que en algún momento decide hacer algo, responde a la situación. Delirio (Noé Hernández) inicia el movimiento telúrico».

Horacio Alcalá

—La roca es un personaje más, hasta cierto punto divino, con quien las muxes mantienen comunicación. Son escenas espléndidas, retratas ese misticismo en torno a la espiritualidad de las muxes. Y hablando de Delirio, interpretada por Noé Hernández, en alguna escena aparece en la pared la imagen de la película Mi vida en rosa (1997), de Alain Berliner, ¿hay una influencia de esta película en la tuya?

—En este caso, no, puede que haya algo similar, pero no lo hemos tenido en cuenta, no sabía de esta imagen.

Cine para descubrir nuestro potencial, cine para redescubrirse

—¿Cuáles son los temas de tu interés en tus documentales?

—Hasta ahora, todos hablan sobre pasar las barreras emocionales, físicas y sociales, descubrir quién eres y luchar por lo que quieres. Uno es A nosotros tu reino (2020) sobre un boxeador español que después de ganar trece veces el título mundial está en silla de ruedas; y Hasta el alba (2021), que es el proceso creativo de Joaquín de Luz para la puesta en escena de Giselle, pero para llegar hasta eso tuvo que superar muchas cosas; y A ras del cielo (2013), que son ocho historias alrededor del mundo, de gente que deja lo que está haciendo para dedicarse al circo, y no solamente eso, sino que llegan a ser los mejores del mundo en el circo.

—En el caso de Ángeles Cruz, quien aparece como Sara en Finlandia, se asemeja un poco a tu situación, ambos empezaron frente a las cámaras, actuando, después se fueron detrás de la cámara. ¿Cómo fue ese proceso para elegir a los personajes?

—En realidad no hubo casting. Yo elegí a los actores dependiendo de su carrera, me gusta cómo trabajan y estaba seguro de que iban a ser capaces de hacerlo. En el caso de Ángeles Cruz, sólo teníamos dos líneas en el guion, pero cuando empezamos a trabajar me di cuenta de que este personaje tenía que desarrollarse más, entonces nos inventamos líneas sobre la marcha. Y, a todo esto, en nuestra próxima película, Sobre las olas, el personaje principal es Ángeles Cruz, empezamos a rodar en noviembre.

—¿De qué va este nuevo proyecto?

—Vamos a revivir a Sara Montiel y la vamos a llevar al Lago de Chapala. Ahí van a suceder cosas surrealistas con el personaje de Ángeles Cruz; el personaje de Sara Montiel lo va a hacer Roko, una cantante española. Tendremos en el reparto a Cuauhtli Jiménez, Alejandra Herrera y Nacho Guerreros.

—¿Cómo se logró financiar Finlandia?

—La financiamos Aitor Echeverría [el productor] y yo, porque nadie creía en el proyecto. Creían que hablar de muxes era hablar de hombres vestidos de mujer; pero no, muxe es el tercer género.

—Para ir finalizando, ¿me podrías hablar sobre los premios que ha tenido Finlandia?

—Llevamos nueve premios internacionales, lo que más obtenemos es el Premio del público, y es lo que más me gusta porque la película está hecha para el público, no para jurados. Francia, Italia, cinco premios en Estados Unidos, son los premios del público, incluso más importante que el de Mejor Director [en el Festival de Seattle].

[Recientemente, posterior a la realización de esta entrevista, Finlandia fue galardonada con el Premio a Mejor Largometraje en el XIV Festival Internacional de Cine LGBTIQA+ (Centro Cultural España y Cineteca Nacional)].

—¿Dónde se estará presentando Finlandia?

—A partir del cuatro de noviembre se puede ver en la Cineteca Nacional, a partir del 5 de noviembre en la Cineteca de Guadalajara, el Cineforo y en la Universidad de Puebla. Y en las redes, @finlandialapelicula, estaremos poniendo todas las salas en las que se presentará.

—¿Qué música te gusta escuchar, además de la música clásica que mencionabas, Wagner y Mahler?

—Los paisajes sonoros: Sigur Ros, Ólafur Arnalds.

—¿Te gustaría agregar algo antes de finalizar?

—Quiero decirle al público que lo que van a encontrar es mi visión de las muxes para presentarlo ante el mundo. Pero es simplemente, de mi parte, una introducción a partir de mi visión.

Évolet Aceves escribe poesía, cuento, novela, ensayo, crónica y entrevistas a personajes del mundo cultural. Además de escritora, es psicóloga, periodista cultural y fotógrafa. Estudió en México y Polonia. Autora de Tapizado corazón de orquídeas negras (Tusquets, 2023), forma parte de la antología Monstrua (UNAM, 2022). Desde 2022 escribe su columna Jardín de Espejos en Pie de Página. Ha colaborado en revistas, semanarios y suplementos culturales, como: Pie de Página, Nexos, Replicante, La Lengua de Sor Juana, Praxis, El Cultural (La Razón), Este País, entre otros. Fue galardonada en el Certamen de ensayo Jesús Reyes Heroles (Universidad Veracruzana y Revista Praxis, 2021). Ha realizado dos exposiciones fotográficas individuales. Trabajó en Capgemini, Amazon y Microsoft. Actualmente estudia un posgrado en la Universidad de Nuevo México (Albuquerque, Estados Unidos), donde radica. Esteta y transfeminista.