Esta es la historia de una comunidad marcada por la migración: Tula del Río, donde de noviembre a mayo se van a trabajar a los campos agrícolas de Morelos, Sinaloa y Chihuahua.
Por: Kau Sirenio
Tula del Río es una comunidad nahua que se ubica en la ribera del río Balsa. Tiene una población de 1375 habitantes. De estos, el 70 por ciento se encuentra fuera de la comunidad; mientras que los habitantes que viven en la comunidad son mujeres, señores de tercera edad y niños. Cuando los adultos emigran, a los estados de Morelos, Sinaloa, Chihuahua, para emplearse en el corte de angú, jitomate, melón, chile y esparrago. Los menores quedan al cuidado de los abuelos.
La migración inicia en el mes de noviembre, después de ofrendar a sus muertos, y permanecen en esos campos durante seis meses. Al terminar la cosecha regresan en mayo a Tula para organizar los preparativos de la fiesta comunitaria del 10 de mayo.
La población migrante que se encuentra en los Estados Unidos coopera para la compra de fuego pirotécnico que llega a costar hasta los 36 mil pesos, así como arreglos florales y velas. Los nahuas trabajan en Houston, Texas, Nueva York, Arkansas, Florida, Miami, y Chicago, Illinois.
Un día platiqué con Genaro Salgado, por ser el gran conocedor de la historia comunitaria de Tula, él fue secretario en la comisaría durante 27 años, y dos veces comisario. En la plática habló de los beneficios que tiene su pueblo por la inmigración cuando salió la primera familia a los cortes de jitomate o melón, “la vida de estos paisanos cobró mejoría desde la construcción de la casa, las vestimentas y alimentación”.
El decano secretario comunitario explica que su comunidad nahua, municipio de Mártir de Cuilapan, se está desarrollando a paso lento pero que ahí va:
“Ahora todos sabemos que hay cinco casas de tejas, y una de palma, y el 98% de las casas son de pre concretos, además hay como diez carros que prestan servicio de transporte. Esto ha sido el beneficio de la inmigración, aunque es doloroso, porque se abandona familia y hábitos, pero ha sido mejor así” explicó Genaro.
A pesar de que la migración en Tula del Río ha mejorado la vida de los habitantes en general, hay una población afectada por esa movilidad social. La falta de control prenatal afecta a las mujeres embarazadas, porque durante el año que trabajan en los campos agrícolas en los estados de Morelos y Sinaloa, las mujeres que se embarazan en estos meses no acuden a consulta médica hasta cuando regresan a la comunidad acuden con el médico.
Cada noviembre los pobladores de Tula del Río viajan a Morelos, al corte de Angú, un vegetal que siembran empresas extranjeras en estos campos agrícolas y lo exportan a Europa y Asia. Este cultivo le dio otro giro a la vida de los jornaleros porque ya no van emigra al corte de chile en Sinaloa.
En las alturas de Tula del Río se mira el puente Solidaridad que luce majestuoso para los vecinos de esta comunidad. Esta obra se construyó en el salinato, cuando la modernidad llegó a Guerrero a principio de los 90, con la apertura de la Autopista del Sol.
Así como lo afirma Genaro Salgado, la migración le dio otro rostro a los pobres de esta zona que besa la modernidad (puente Solidaridad). Pero, es imposible vivir dignamente con la siembra del tlacolol, aquí las madres indígenas no están en condiciones físicas y nutricionales para tener hijos. Aquí se sufre en silencio por el abandono de los hijos que huyen a los campos agrícolas antes de terminar la primaria porque si no lo hacen morirán de hambre.
Para los que se quedan en Tula del Río lo hacen a contracorriente porque saben que ahí, la vida es más difícil de llevarla porque en estas condiciones es imposible que los niños y niñas se dediquen al estudio. El acceso a la educación en esta comunidad es un lujo para las familias que viven en la frontera de la sobrevivencia. La comida y el empleo es algo que no se logra tan fácil en la ribera de río Balsas, si los papás quieren que a sus hijos no les falte alimento tienen que emigrar a otros estados para ser explotados.
Periodista ñuu savi originario de la Costa Chica de Guerrero. Fue reportero del periódico El Sur de Acapulco y La Jornada Guerrero, locutor de programa bilingüe Tatyi Savi (voz de la lluvia) en Radio y Televisión de Guerrero y Radio Universidad Autónoma de Guerrero XEUAG en lengua tu’un savi. Actualmente es reportero del semanario Trinchera.
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