La politizada diplomacia en la crisis de México y Bolivia

5 enero, 2020

En entrevista, la diplomática Olga Pellicer explica que el conflicto entre México y Bolivia se ha sobredimensionado, tanto por los actores de la política interna de México como por el bajo costo que le genera al país sudamericano en términos geopolíticos y comerciales

Texto: Andro Aguilar

Foto: David Valdovinos / Universidad de Guadalajara 

Desde la llegada de Evo Morales a México, el 12 de noviembre, la tensión entre México y Bolivia ha ido en aumento. Pero en nuestro país toma una mayor dimensión debido a que se ha trasladado a los propios términos de la política interna mexicana, advierte la diplomática Olga Pellicer Silva.

“De alguna manera el descontento hacia el presidente López Obrador y hacia el canciller Marcelo Ebrard condiciona y permea mucho las opiniones que se están dando sobre este caso. Está politizado por razones internas de México. Independientemente de la manera en que un internacionalista, que quiere hacer un análisis lo más completo posible, tuviese que opinar algo sobre este caso”.

Así lo explica quien fue embajadora de México en Austria y Grecia, y embajadora alterna ante la ONU en Nueva York. También, representante permanente ante los Organismos Internacionales con sede en Viena.

Cuando Evo Morales renunció a la Presidencia de Bolivia presionado por el Ejército de su país, López Obrador reprobó lo que consideró un golpe de Estado. 

De forma casi inmediata, personajes como Vicente Fox Quezada manifestaron su inconformidad con la postura del mandatario. En su cuenta de Twitter, el expresidente lo acusó de “vivir fuera de la realidad” y lo llamó “autista” a manera de insulto, lo que le provocó críticas y se tuvo que disculpar.

La decisión de dar otorgar asilo a Evo Morales, después de ayudarlo a salir de su país con en un avión de las Fuerzas Armadas, volvió a levantar críticas y derivó en cascadas de mensajes por las redes sociales.

“Es una diplomacia muy politizada. Pero sobre todo se ha politizado en México porque desde la llegada de Morales a México el asunto se politizó internamente, como parte de un fenómeno de polarización interna”.

Otro ejemplo se dio el pasado 26 de diciembre. El expresidente boliviano Jorge Quiroga, delegado especial del gobierno de facto de Bolivia, se pronunció en una conferencia contra el presidente mexicano. Lo llamó “cínico”, “sinvergüenza”, “bellaco”, “padrino de los tiranos latinoamericanos” y “cobarde matoncito”.

Arturo Zaldívar, ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, llamó a los funcionarios a “elevar el nivel del debate”. López Obrador respondió que no caería en provocaciones y el canciller Ebrard  dijo que “se imponen la unidad nacional y aquella serenidad que dan la solidez de la defensa del derecho internacional”.

Las declaraciones del político boliviano, sin embargo, hicieron eco en México a través de las redes sociales. La etiqueta #Cobardematoncito se colocó durante horas como primer lugar de tendencia en Twitter.

La etiqueta aún es usada por opositores a López Obrador, para insultarlo desde México o desde Bolivia, aparentemente.

El bajo costo para Bolivia

Otro factor que intensifica la tensión, destaca la también integrante del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales, es la distancia tanto geográfica como comercial entre ambos países.

“Tampoco es extraño que México sea visto como un objetivo de reclamos, porque no tiene un costo tan alto para Bolivia. En cambio, entrar a una posición de enfrentamiento contra Argentina sí es muy costoso para Bolivia. Hay relaciones económicas muy estrechas. Porque es un país vecino, es muy arriesgado crear tensiones.

“Nosotros no tenemos relaciones económicas tan importantes con Bolivia; ni políticas, de hecho. Esto se ha sobredimensionado. Sobre todo incidentes como el de la expulsión de la embajadora, que a su vez se combina con el incidente con los españoles. Ya es una situación sobredimensionada mediáticamente.

“En el caso de la Argentina, la Cancillería boliviana no ha expresado demasiadas quejas por el hecho de que Evo Morales está haciendo política de Bolivia desde el territorio de Argentina. Sin embargo las relaciones no están tan tensas como están con México”.

El derecho internacional

Luego de la expulsión de la Embajada mexicana y los diplomáticos españoles de Bolivia, España anunció la salida de los representantes bolivianos del país ibérico. México no pudo haber reaccionado de la misma forma. Desde que Jeanine Áñez se hizo del poder en Bolivia, en el territorio mexicano no hay embajador de su país ni encargado de negocios; tampoco, jefe de Cancillería. Sólo hay funcionarios consulares que brindan un servicio para sus compatriotas.

Olga Pellicer, sin embargo, enfatiza lo que debe prevalecer en medio del conflicto: la seguridad de los diplomáticos y funcionarios mexicanos, como de los nueve bolivianos asilados en la embajada mexicana.

Si bien dar asilo a Evo Morales en México y a miembros de su gobierno en la sede de la Embajada de México en Bolivia fue una decisión política, es consecuente con los compromisos del derecho internacional, que México ha firmado. 

“México actuó dentro del marco jurídico existente para otorgar el asilo. No hicimos nada desproporcionado ni nada que no correspondiese a compromisos que México ha firmado, desde el punto de vista del derecho internacional que rige el tema del asilo. Que nos guste o no nos guste es otra cosa. Jurídicamente se ha cumplido”.

“Lo que yo veo es mucho apresuramiento, poco profesionalismo de parte de los actuales dirigentes temporales de Bolivia. Veo cómo se refleja también este ambiente de tensión que se debe dar dentro de una ciudad muy polarizada”.

El papel de Almagro en la OEA

El tema de Bolivia no se inicia el 20 de octubre con las elecciones que la Organización de Estados Americanos calificó de fraudulentas, pero la auditoría que hizo la OEA sobre las elecciones en Bolivia y las conclusiones a las que llegó es un tema polémico.

Pellicer destaca los recientes estudios que evalúan el informe que proporcionó la OEA. Los resultados señalan que no es correcta la conclusión del organismo, en el sentido en el que hubo fraude.

“Si bien es cierto que hubo lo que se podrían llamar irregularidades, concluir que esas irregularidades permiten hablar de un fraude es algo que está abierto a discusión”, apunta.

Es necesario, señala, que se logre explicar qué ocurrió al interior del Consejo Permanenete de la OEA. Y saber por qué la misión de observadores del organismo llegó a conclusiones que no resultan muy válidas. 

“Lo que es muy discutible y que está muy polémico, que se va a prestar a más polémica conforme se acerque la reelección del secretario general de la OEA, es saber si el señor Almagro actúa de una manera correcta.

«No es el papel del secretario general, que representa a todos los Estados miembros no solamente algunos de ellos, el que haga un juicio sobre las elecciones al interior de uno de los Estados miembro, de la manera que lo hizo Luis Almagro”.

“¿Es correcta jurídicamente la decisión de acudir a la corte?: sí; pero eso no es un problema jurídico propiamente, sino es un problema político. 

Como propuesta ante la Corte Internacional respecto a si toman responsabilidad sobre el caso o no. Como propuesta es correcta, porque se está violando el marco jurídico internacional relativo al asilo. Preguntarle a la Corte Internacional si hay esta violación de acuerdos establecidos respecto al asilo y también respecto a la protección diplomática de las embajadas eso está en las convenciones de Viena. Es una interpretación sobre los compromisos que los estados han tomado al firmar esos tratados esas convenciones. 

«La pregunta es válida. ¿Está Bolivia violando la convención De Viena sobre la protección de las embajadas? Una pregunta perfectamente correcta y se puede llevar a la corte Aunque eso no quiere decir que la corte vaya a tomar el caso. Es correcta la preguntas y resuelve políticamente el problema no. Porque el problema político es muy enredado con varias cuestiones políticas en México».

Desde octubre, señala la académica, México fue fijando una posición en la que estaba encontrada con fuerzas determinantes para el curso que siguió la situación en Bolivia.

«Habría que ver lo que está diciendo la Comisión Interamericana de Derechos Humanos; lo que ocurrió dentro de los órganos políticos de la OEA; qué está ocurriendo con el comportamiento del secretario general y cuánta influencia tuvo o no en todos los acontecimientos».

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