11 febrero, 2021
Tras presentar el diagnóstico de la región, la secretaria Ejecutiva de Cepal, Alicia Bárcena, hizo un llamado a los países a trabajar en la construcción de “sociedades de cuidados” y fomentar fuertemente la autonomía económica de las mujeres a través de un pacto fiscal y una transformación digital incluyente
Texto: Daniela Pastrana
Fotos: Isabel Briseño
CIUDAD DE MÉXICO.- Este es otro de los daños colaterales de la pandemia de covid-19: en América Latina, las mujeres perdimos, en un solo año, una década entera de avances en equidad laboral.
El diagnóstico, presentado este miércoles por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), es demoledor:
“La pandemia de covid-19 produjo una contundente salida de mujeres de la fuerza laboral, quienes, por tener que atender las demandas de cuidados en sus hogares, no retomaron la búsqueda de empleo”, dijo Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la agencia de Naciones Unidas
“Es una década pérdida en la participación de la mujer en el mercado laboral que tanto trabajo nos ha costado”, resumió.
Cepal presentó su noveno informe especial sobre covid-19, en esta ocasión, dedicado a La autonomía económica de las mujeres en la recuperación sostenible y con igualdad. Según el documento, la tasa de participación laboral de las mujeres en 2020 fue de 46 por ciento en 2020, mientras que la de los hombres fue de 69 por ciento. El año anterior, esas tasas habían alcanzado 52 y 73 por ciento, respectivamente.
Además, la tasa de desocupación de las mujeres fue de 12 por ciento en 2020, pero si se considera la tasa de participación laboral de las mujeres en ese año, el porcentaje de desocupación de mujeres sube a 22.2 por ciento.
Pero más allá de los números, la pandemia ha exacerbado la carga de cuidados para las mujeres que ya desde antes del SARS-CoV-2 dedicaban tres veces más del tiempo que los hombres en tareas de cuidado no remunerado.
Frente a esa situación, Bárcena urgió a los países de la región a transitar a una “sociedad del cuidado” que permita contener la pandemia, sustentar la vida, reducir la brecha laboral y fortalecer la autonomía económica de las mujeres.
«La sociedad hoy debe irse no solamente a una economía del cuidado, sino a una sociedad del cuidado. Si algo nos ha mostrado esta pandemia es la importancia de cuidar y cuidarnos. Invertir en la economía del cuidado puede tener efectos multiplicadores», aseguró.
Las mujeres de la región están enfrentando un doble obstáculo para el trabajo en casa: la falta de acceso a internet y la falta de capacidades en la conexión tecnológica.
Además, la segmentación laboral está afectando mucho más a las mujeres. Durante la pandemia, el trabajo doméstico remunerado ha sido de las actividades más afectados; en algunos países, la pérdida de trabajos en este grupo supera el 40 por ciento.
Otros sectores fuertemente impactados son el comercio, el turismo y la manufactura, donde radica el 56.9 por ciento de las trabajadoras de América Latina.
Pero quizá el sector donde más claramente se nota la diferencia es, paradójicamente, en el sector salud.
«Las mujeres de la región son parte crucial de la primera línea de respuesta a la pandemia. Un 73,2 por ciento de las personas empleadas en el sector de la salud son mujeres; el problema es que no ganan lo mismo. Hay una diferencia salarial de 24 por ciento», dijo Bárcena.
Y uno más, del que casi nadie habla: las madres, que han tenido que dejar sus trabajos porque en ellas recae la carga de la educación a distancia. Es una situación que afecta, sobre todo, a mujeres jóvenes, dijo Bárcena, tras detallar que, en Chile, las mujeres dedicaron al acompañamiento escolar más del doble del tiempo que los hombres.
Transitar a una sociedad de cuidados implica varias cosas, desglosadas por la Cepal:
Un nuevo pacto fiscal con igualdad de género, que amplifique ingresos, iguale oportunidades y abra espacios de participación laboral formal para las mujeres. Una transformación digital incluyente que garantice la inclusión universal de las mujeres en el uso de plataformas digitales. e invertir en una economía del cuidado como un sector dinamizador del crecimiento y el empleo.
Bárcena destacó como positivas las acciones de política social y recaudación fiscal aplicadas por el gobierno mexicano. Sobre todo, el hecho de tener uno de los niveles más bajos de recaudación tributaria de América Latina (16 por ciento del PIB) no limitó el margen de acción del gobierno mexicano para apoyar a la gente.
Incluso, reconoció que reducir la evasión fiscal en plena pandemia es un paso en la dirección correcta para fortalecer los recursos del erario.
“El país cerró el año pasado con un incremento real de ingresos tributarios de 0.8 por ciento en plena pandemia. Esta política de eliminar los privilegios fiscales que ha obligado a contribuyentes a eliminar adeudo ha permitido que en los últimos dos años el Servicio de Administración Tributaria pudiera recuperar 736 millones de pesos en los últimos dos años en adeudos fiscales; eso es bastante interesante y debemos mirarlo. El secretario de Hacienda (Arturo Herrera) está dando un manejo prudente a la deuda pública y creo que cuenta con distintas alternativas”, dijo la representante de Cepal.
Destacó también el incremento de 3.7 por ciento en gasto social y la instrumentación de programas “interesantes” en la visión de género, incluso desde antes de la pandemia. El secretario de Hacienda (Arturo Herrera) está dando un manejo prudente a la deuda pública y creo que cuenta con distintas alternativas”.
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