La solidaridad y empatía con las comunidades rurales e indígenas es un aliento para la resistencia contra el saqueo en su territorio
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El 17 de abril se inauguró el 22° Foro Permanente para las cuestiones indígenas con los temas: “Pueblos Indígenas, salud humana, salud del planeta y territorial y cambio climático: un enfoque basado en los derechos”.
En el arranque del foro, el secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, reconoció la resistencia de los pueblos indígenas en el cuidado de sus bosques, agua y territorio.
“La llamada ‘economía verde’ no es concepto nuevo para los pueblos indígenas. Es una forma de vida que se remonta a milenios atrás. Tenemos mucho que aprender de la sabiduría, conocimiento, liderazgo, experiencia y ejemplo”, expresó Antonio Guterres.
En vía de los hechos, los pueblos indígenas históricamente mantienen el cuidado de su espacio sagrado que los vincula con la naturaleza como madre y padre dador de la alimentación y sobrevivencia.
No es gratuito que las distintas naciones indígenas ofrenden en las montañas para pedir al señor de la lluvia que traiga suficiente agua para los cultivos y la ganadería.
Durante el pedimento de la lluvia en Ve’e Savi (Casa de la Lluvia) un campesino hablaba de la importancia de la lluvia: “Si hay buena lluvia, hay buena cosecha y ganadería, que es la alimentación de la nueva generación”.
De niño, mis abuelos me ponían buena regañada cuando jugaba con el maíz, frijol y semillas de calabaza. Estos granos son sagrados y hay que protegerlos con la vida, nos es gratuito que en la primera cosecha se ofrezca el elote al padre fuego.
De acuerdo con la leyenda de los ñuu savi, el Padre Fuego era el yerno del Señor de la Lluvia, es por eso que mujeres y hombres primero ofrendan en Ve’e Ñu’ú (Casa de Fuego) antes de hacerlo en Ve’e Savi.
Si la memoria no me falla, alcancé a mirar ritos de pedimentos de la lluvia y ceremonia del día muerto, cuando el sacerdote Ñuu Savi pedía abundancias: alimentos y aguas.
La lucha por la vida de las comunidades indígenas va más allá, el cuidado de su territorio es parte de la vida misma.
La tierra como dadora de energía, porque de ahí se obtiene frutas y verduras. Así como madera para la construcción de nuevas viviendas.
El corte de un primer árbol para la construcción de vivienda, los ñuu savi se guían por movimiento de la luna, esto para no talar el bosque de manera irresponsable, siempre se busca que la madera dure muchos años. No se trata de tumbar un árbol, sino el significado que tiene para la comunidad.
Un árbol es un hermano. Tiene pies (tronco) brazos (ramas), cara (la copa) y lo más importante de esto es la raíz, porque ahí está la historia y la lengua de los pueblos Ñuu Savi transmitido de generación en generación. O sea, un árbol es una persona, una casa y una comunidad.
Cuidar el medio ambiente es un estilo de vida para las naciones indígenas de este país, de ahí la resistencia de las mujeres y hombres que se oponen al capitalismo rapas que solo busca el aniquilamiento de las comunidades con el desplazamiento forzado.
“Los pueblos indígenas han tenido históricamente claro que la salud del planeta y la salud de las personas van de la mano, por eso profesan un respeto profundo a la Madre Tierra y a toda forma de vida”, dijo Guterres en la ONU.
La cosmovisión de los pueblos no solo beneficia a sus comunidades, sino a toda la humanidad. Sin embargo, conseguir estos beneficios para la tierra trae consecuencias para los defensores de los arroyos, ríos, montañas, bosques, selva y desierto. Contra ellos todo el peso de la ley y para los saqueadores las gracias y la entrega de territorio indígena.
El foro Permanente para las Cuestiones Indígenas en su sesión de 2023 abordó el papel fundamental de los pueblos indígenas, sus conocimientos, prácticas y sistemas que pueden desempañar en la lucha por mitigar el cambio climático.
En su discurso ante la asamblea de la ONU, Antonio Guterres destacó la marginación, exclusión, negación de los derechos humanos, explotación ilegal de los recursos de sus territorios, así como despojos y desalojos de sus tierras ancestrales, ataques físicos y violencia que enfrenta los pueblos indígenas en todo el mundo.
Ante esta situación en la que viven los pueblos indígenas en el mundo es urgente reorientar la política ambiental. Para esto el Estado mexicano tiene que parar la entrega de las concesiones de uso de agua a hoteles, a empresas refresqueras, cerveceras y agricultura a gran escala.
Decirles a los países verdes capitalistas que dejen de dañar la tierra de las comunidades indígenas en Guerrero, Oaxaca, Zacatecas, Durango, Chihuahua, Sonora, Baja California y Baja California Sur.
Porque si esto no sucede, la economía verde que el secretario general de la ONU, Antonio Guterres reconoció como patrimonio de los pueblos indígenas, quedará solo en una leyenda para las nuevas generaciones.
Pedirle al pueblo mexicano que sea más solidaria y empática con las comunidades rurales e indígenas.
Periodista ñuu savi originario de la Costa Chica de Guerrero. Fue reportero del periódico El Sur de Acapulco y La Jornada Guerrero, locutor de programa bilingüe Tatyi Savi (voz de la lluvia) en Radio y Televisión de Guerrero y Radio Universidad Autónoma de Guerrero XEUAG en lengua tu’un savi. Actualmente es reportero del semanario Trinchera.
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