¿Cómo es que un médico puede confundir una obstrucción abdominal con «ansiedad»? ¿Por qué en México no se judicializan los casos de negligencia médica mortales?
Tw: @lydicar
A nadie sirve un médico en la cárcel, pero a nadie sirve negligencias médicas debajo de la alfombra.
El 5 de febrero de 2015 en el Estado de México, tres jóvenes asesinaron a Fátima, una niña de 12 años. El 24 de noviembre de 2020, y en un contexto de desplazamiento forzado, su hermano menor, Daniel, murió debido a una negligencia médica en Monterrey. Esta segunda muerte fue desencadenada por todas las violencias que la familia de Fátima y Daniel sufrieron en busca de justicia. Sin embargo, hasta la fecha las autoridades no han judicializado el caso de Daniel.
Lorena Gutiérrez, madre de Fátima y Daniel, ha denunciado legalmente el caso de negligencia médica. Pero su caso lleva más de dos años detenido en tribunales.
Lorena Gutiérrez, madre de Fátima y Daniel, explica: Daniel sufría depresión, debido al crimen cometido contra su hermana. Cuando comenzó a quejarse de dolor, incluso servidores públicos de los mecanismos de atención a víctimas, al solicitar ayuda médica, “informaron” a los hospitales que el chico estaba “ansioso” o “deprimido”.
Lorena Gutiérrez se duele: una funcionaria ya había “diagnosticado” lo que ocurría con su hijo, sin ser médica, y probablemente este juicio a priori predispuso a médicos, que tampoco realizaron una auscultación adecuada. Los últimos hospitales que la familia recorrió fueron el Hospital Psiquiátrico y el Universitario de Monterrey. Y aunque Daniel se quejaba de dolor de estómago, sólo se le diagnosticó ansiedad.
Un médico psiquiatra le recetó una dosis altísima de ansiolítico, y así lo despacharon a casa. El muchacho pasó semiinconsciente varias horas, casi un día. Pero el dolor no paraba. Sus padres, desesperados, lo metieron a bañar. Murió en sus brazos. No había una crisis de ansiedad, el adlescente tenía una obstrucción abdominal.
Sin embargo, a pesar de que la negligencia médica arrebató la vida a Daniel, el caso no ha avanzado legalmente.
La señora Lorena es clara: no se trata de venganza, “a nadie le sirve un médico en la cárcel, pero debe haber garantía de no repetición. Explica y enfatiza que la dosis que recibió su hijo era excesiva, y eso lo mató. Pero las autoridades no admiten que esto pasó. Más aún, explica, se ha encontrado con que es muy difícil perseguir jurídicamente estos casos. Son pocos los litigantes, las organizaciones que se dedican a ello, y no se les suele dar prioridad. Como si la negligencia no fuera un delito grave.
Parte del derecho a la verdad y la justicia, insiste Lorena Gutiérrez, es que admitan que la negligencia mató a su hijo, y que garanticen la no repetición. Insiste: no se trata de meter médicos a la cárcel, se trata de que nadie vuelva a morir así.
Lydiette Carrión Soy periodista. Si no lo fuera,me gustaría recorrer bosques reales e imaginarios. Me interesan las historias que cambian a quien las vive y a quien las lee. Autora de “La fosa de agua” (debate 2018).
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