20 septiembre, 2022
Manuel, tseltal originario de Chilón, Chiapas, tuvo que migrar a los campos agrícolas de Michoacán. Organizaciones denuncian que allá falleció en pésimas condiciones laborales
Texto: Isaín Mandujano / Chiapas Paralelo
Foto: Secretaría de asuntos migratorios
CHIAPAS.- Manuel “N” era un migrante chiapaneco tseltal, quien falleció en medio de la omisión y negligencia de las instituciones gubernamentales federales y estatales en el estado de Michoacán, denunciaron organizaciones civiles.
Activistas del Centro de Desarrollo Indígena Loyola, del Centro de Derechos Indígenas A.C. y de la Colectiva Feminista Mujeres Andando por Autonomías Sororales demandaron una indemnización hacia los familiares, al mismo tiempo, se revisen las condiciones de miles de campesinos y campesinas que se emplean en el campo agrícola en dicha entidad.
Según las organizaciones, Manuel falleció el pasado 13 de agosto en el IMSS de Zamora, Michoacán. Derivado de una serie de negligencias médicas y laborales, después de que fue diagnosticado de insuficiencia renal debido a los agroquímicos: los cuales empleaba como fumigador en la empresa privada llamada “El Cerezo”.
El 1 de julio inició su trabajo como fumigador. El 16 de julio, sólo 15 días después de iniciar su trabajo, fue ingresado de gravedad a un hospital del IMSS por un cuadro crítico de intoxicación, por lo que estuvo en terapia intensiva durante tres días.
Para el 20 de julio, fue dado de alta y le informaron: “su riñón está intoxicado” y debería de estar desde esa semana y hasta el mes de agosto en tratamiento en hemodiálisis para que se “recuperara” su riñón de nuevo. Las organizaciones mencionaron la ausencia de una información clara y precisa de su situación de salud y el pronóstico real de su salud.
El 12 de agosto, ingresó de nuevo grave al mismo nosocomio del IMSS, después de sufrir un paro cardíaco durante su tratamiento de hemodiálisis. Manuel murió.
El médico que recibió a Manuel llamó a su hermano para decirle: “te informo que tu hermano va a fallecer y te aviso para que no te sorprenda”. Desde ese día 12 de agosto lo desahuciaron y Manuel falleció el pasado 13 de agosto a las 12 horas.
Ante este escenario, activistas defensores de derechos humanos denunciaron un trato racista y clasista que hubo en el proceso laboral y médico hacia Manuel, donde la Secretaría de Trabajo y Previsión Social del Gobierno federal y la Secretaría de Salud no revisan los contratos laborales de las personas jornaleras en el estado: ya que a Manuel no le dieron nunca un contrato escrito.
Denunciaron que la empresa «El Cerezo» no pagó nunca las incapacidades correspondientes a Manuel, ni apoyó económicamente para el traslado a la hemodiálisis ni para medicamentos. Tampoco lo acompañó en su proceso médico, ni le asesoró para la obtención de información clara y precisa de su enfermedad.
Denunciaron los activistas que además, durante su trabajo de fumigación no le dieron el equipo para su protección, solo usó un cubrebocas sencillo que él mismo tenía.
Denunciaron que nunca tuvieron información clara sobre la salud de Manuel, pues le habían dicho que se iba a curar.
Nunca se contó con intérprete ni traductor. Cuando falleció Manuel no se le pagaron los servicios funerarios a la familia ni recibieron la indemnización correspondiente sus hijos y esposa. Tampoco tuvo acompañamiento de la Secretaría del Migrante del gobierno de Michoacán ni asesoría que deberían dar a las personas migrantes de distintos estados del país que llegan para el trabajo agrícola de los cultivo de aguacate, berries, fresas, jitomate y chile, denunciaron.
Ante ello, hicieron un llamado al gobernador de Michoacán para que haga cumplir el convenio de colaboración con la STPS que firmaron en marzo de este año, donde anunciaron mejores condiciones de trabajo para los y las trabajadoras agrícolas, para que se garantice para la familia de Manuel.
*Esta nota fue realizada por CHIAPAS PARALELO, parte de la alianza de medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes leer la original.
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