En Europa, casi la mitad de las personas fallecidas por la pandemia son adultos mayores residentes en asilos. Sólo en Italia, el número alcanza los 6 mil. La tragedia se produjo en 20 días de descuidos
Texto: Cynthia Rodríguez
MILÁN, ITALIA.- Casi mitad de las personas muertas por coronavirus en Europa era residente de casas de cuidado para ancianos. Así Hans Kluge, director regional de la Organización Mundial de la Salud en Europa, subrayó este jueves en conferencia de prensa que “el cuadro de estas estructuras es profundamente preocupante”.
“Según las estimaciones que llegan de los países europeos, la mitad de las personas que han muerto de covid-19 eran residentes en las casas de reposo. Es una tragedia inimaginable”.
“Hay un urgente e inmediata necesidad de repensar el modo en cómo operan estas casas de cura en los próximos meses a venir”, y dijo: “Las personas que con mucha compasión y dedicación que trabajan en aquellas estructuras, seguido por sobrecargadas de trabajo, con malos salarios y sin protección adecuada, son realmente los héroes de esta pandemia”.
Un problema que involucra también a Italia donde los números de ancianos muertos en las casas de reposo rebasa los 6 mil.
Hace unos días, el Instituto Superior de la Sanidad difundió el tercer reporte sobre los contagios en las estructuras residenciales y sociosanitarias donde informa que del 1 de febrero al 14 de abril del 2020 se registraron 6 mil 773 muertes entre los residentes.
La “matanza silenciosa de los abuelos de Italia”, la bautizaron algunos medios cuando se dio a conocer este tercer reporte que involucra decenas de asilos en todo el país y donde en ciudades como Milán, ha sido motivo para que la Procuraduría de esta ciudad haya abierto al menos 22 carpetas de investigación.
Los datos del Instituto Superior de la Sanidad (ISS) se refieren a una muestra de entre mil 82 estructuras, el 33 por ciento del total de las contactadas, que en realidad son 3 mil 420.
Así fue como el ISS descubrió que del primero de febrero al 14 de abril de este año en estas estructuras se dieron los 6 mil 773 decesos entre los residentes.
En el 40.2 por ciento de los casos (2 mil 724 de los 6 mil 773) las muertes fueron con infecciones de covid o con manifestaciones influenzales.
De estos casos, más de mil 600 se han registrado en Lombardía de los 3 mil 45 muertes en total en las casas de reposo; alrededor de 300 en Emilia Romagna de un total de 520.
Las Residencias Sanitarias Asistenciales (RCA) para ancianos se convirtieron en uno de los mayores focos de infección desde dos semanas antes de la orden que la región Lombardía daba para hospedar a los pacientes que iban saliendo de los hospitales.
Hoy, gracias a algunas investigaciones periodísticas y algunas declaraciones que personal sanitario ha comenzado a declarar ante los jueces milaneses, se pueden saber la serie de errores que aquí dentro se cometieron.
Tapabocas ausentes entre el personal sanitario, pues los directores decían que así evitaban atemorizar a los pacientes.
A esto se agregó las visitas de los familiares durante 20 días mientras la epidemia estaba en su apogeo. En estas visitas tampoco habían mascarillas y los tampones ya también se habían suspendido, mientras la fiebre y las pulmonitis devastaban a los ancianos.
Según la reconstrucción de la Procuraduría de Milán, mientras la región de Lombardía el 10 de marzo suspendía las pruebas en las casas de reposo, para esa fecha ya el covid se había expandido en las casas de reposo.
Afuera, las autoridades se ocupaban de reforzar las terapias intensivas de los hospitales, y clausurar restaurantes, bares, y demás negocios, sin blindar de verdad los lugares con alto riesgo. Sólo regresaron cuando en las casas de reposo comenzaron a convertirse en auténticos cementerios y las denuncias de los familiares empezaron a sacar a la luz pública lo que ahí dentro estaba pasando.
Un reportaje del Corriere della Sera ha puesto en evidencia que para haber protegido realmente a los ancianos de las casas de reposo se habría tenido que proteger de inmediato todas las estructuras, así como al personal que trabaja ahí dentro, pues casi todo ocurrió durante las dos primeras semanas de la emergencia sanitaria.
“Después fue sólo contar los cuerpos. En los días más negros fue pasando la idea de que los ancianos eran la parte de la población que debía sacrificarse e incluso hubo una pasiva aceptación que debía ir así. Pero en realidad fue un desastre humano y social de proporciones enormes, que nos marcará por siempre”, dijo en entrevista uno de los médicos del Trivulzio, uno de los centros ahora investigados.
Si los ancianos que estaban en las RCA podían recibir el contagio sólo del exterior, la orden tendría que haber sido que los parientes no entraran o si lo hacían, estuvieran protegidos. Ninguna de las dos cosas ocurrió. La región Lombardía reaccionó casi de inmediato a los hechos de Codogno del 21 de febrero y el 23 de febrero mandó una circular para decir que a estos centros sólo podrá entrar un familiar por paciente.
Sin embargo en casas como Trivulzio o Don Gnocchi, donde hay más de mil pacientes, significó que cada día entraban alrededor de mil personas sin protección que ayudaban a los ancianos a comer, cambiarse, moverse. Todos contactos que no permitieron la distancia, por lo que si un pariente era positivo, la infección era casi un hecho.
Hasta el 27 de febrero, se les pidió a través de otra directiva que visitantes y operadores debían confirmar que no hay fiebre o síntomas respiratorios. Pero en la mayor parte de las residencias, este filtro nunca se realizó.
Otro problema fue que dentro de estas estructuras como la RCA “Virgilio Ferrari” nunca se cerró el comedor, el bar y las salas comunes donde entraban y salían personas todos los días.
Las mascarillas que comienzan a faltar en todo el territorio italiano dejan de ser distribuidas en las casas de reposo, por considerar que no eran prioridad que ahí se repartieran.
La hija de Anacleto Baglio, de 87 años de edad y después muerto en la RCA del Instituto Auxológico de Milán, asegura que ella entró ahí hasta el 16 de marzo y nadie usaba tapabocas.
En el Trivulzio de Milán, el geriatra de la Universidad Estatal Luigi Bergamaschini es corrido y (después reintegrado) porque pidió el uso de las protecciones. Sin embargo, de los documentos internos de la sanidad lombarda, emerge que los primeros 10 mil tapabocas destinados a las RCA llegarían el 19 de marzo, pero las primeras mascarillas “decentes” destinadas a estas casas de reposo eran 122 mil pero se tuvo que esperar hasta el 10 de abril.
Entre el 20 de febrero y el 10 de marzo, en la más completa ignorancia de los riesgos, entre parientes que entran y salen sin protección, con los médicos y enfermeras y pacientes que circulan de un lado a otro entre áreas y espacios comunes, las casas de reposo son una silenciosa licuadora del virus en expansión.
Los documentos ya no dejan espacio a las dudas: el daño ocurrió en esos 20 días e inmediatamente después comenzó a manifestarse: en la casa de reposo Don Gnocchi donde murieron más de 40 ancianos de un total de 103, las primeras fiebres se descubrieron el 10 de marzo, mientras en la sede central del Palazzolo, otro RCA, el primer positivo viene certificado el 11 de marzo.
En la RCA Virgilio Ferrari ocurrió un deceso cada cuatro huéspedes y para mitad de marzo todo el sexto piso ya estaba en cuarentena. A Mediglia se cuentan más de 40 decesos.
Otra de las irregularidades es que en estos centros nunca se realizaron los tampones y aunque en muchos de estos centros se comienzaron a suspender las actividades de ambulatorios ya entre el 8 y 15 de marzo, en el Auxiológico de Milán, se quedaron abiertos hasta el 26. Aquí han muerto 50 ancianos de los 150 que tenían como huéspedes, donde todos los terapistas también se contagiaron.
Un ejemplo de lo que se repitió en decenas de casas de reposo a cargo del Estado en todo el país, donde muchos ancianos eran transferidos de los hospitales sin ser considerados infectados del Covid, pero a los pocos días comenzaron a estar mal y ante los pocos controles el virus hizo lo suyo.
Periodista mexicana radicada en Italia, donde ha sido corresponsal para varios medios. Autora del libro Contacto en Italia. El pacto entre Los Zetas y la '
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