Esta fiesta se realiza para pedir perdón entre los barrios Oriente y Poniente por los conflictos que mantuvieron durante años. Al ser el barrio Oriente indígena (me’phaa) y el Poniente, mestizo, no había comunicación entre ambas poblaciones, a pesar de que ambos se asientan en la cabecera municipal de Azoyú. La solución fue una fiesta
Texto y fotos: Kau Sirenio
AZOYÚ, GUERRERO.- Cuando el tigre levantó los brazos hacia el cielo para ofrendar la flor de Cempasúchil sobre la cúpula de la torre de la catedral de San Miguel Arcángel, hombres y mujeres seguían intercambiando los collares de la flor de muerto en señal de perdón y olvido. Este tradicional encuentro se realiza cada 6 de octubre en el centro de Azoyú donde se reencuentran los barrios Oriente y Poniente. Este peculiar reencuentro conocido como “La Llorada de los viejitos o la octava” data de al menos dos siglos, y se celebra ocho días después de la fiesta patronal de San Miguel. En la celebración participan en su mayoría adultos de la tercera edad como símbolo de despedida a las personas que murieron durante el año.
Sin embargo, esta fiesta se realiza para pedir perdón entre los barrios Oriente y Poniente por los conflictos que mantuvieron durante años. Al ser el barrio Oriente indígena (me’phaa) y el Poniente, mestizo, no había comunicación entre ambas poblaciones, a pesar de que ambos se asientan en la cabecera municipal de Azoyú.
Esta población se ubica en el territorio histórico de los me’phaa desde antes de que llegaran los españoles. Sin embargo, la constante guerra con los mexicas, los pobladores se replegaron hacia la montaña de Guerrero. De aquí que la danza de los Apaches o los Yopes sea la insignia de rebeldía de este pueblo.
El profesor, Santacruz Hernández dice que la división barrial en Azoyú mantenía una fuerte disputa entre jóvenes:
“La división territorial empieza sobre la calle que viene del panteón y termina hacia el camino que va a Cuanacaxtitlán. En esa línea divisoria, los del lado oriente no podían cruzar hacia el poniente o viceversa. Había peleas entre los muchachos que buscaban llegar a cualquiera de los dos puntos. Tampoco se podían casar entre los dos barrios”.
Mientras anota en la libreta de la mayordomía del barrio Poniente, el profesor agrega otros datos: “Los señores principales se reunieron con las autoridades religiosas y civiles para buscar acuerdo con el fin de unificar los barrios y de esta forma conseguir el desarrollo del municipio, así que organizaron el reencuentro, justo en el lugar donde semanas antes habían peleados los jóvenes. A partir de ahí, se hace cada año”.
Este reencuentro fincado en raíces culturales entre indígena-afro y mestizo es la escena más representativa en la historia de México, sin embargo, para los jóvenes solo lo ven como “fiesta de los viejitos” por ser los ancianos en su mayoría los que participan en el intercambio de flores, abrazos y hasta unos que otros sueltan las lágrimas ante el temor de no volver a encontrarse en el próximo año.
La fiesta de reencuentro inicia en la mañana del 6 de octubre en la casa de mayordomo de ambos barrios con el desayuno y después la ensarta de las flores que se va a ofrendar en la tarde en la catedral de San Miguel Arcángel. Por la noche se organiza la danza de la tortuga que visitan los barrios, el de Poniente baila en el Oriente y viceversa, esto en señal de que la buena reconciliación entre los pueblos de Azoyú.
Los mayordomos lo nombran el cabildo en una asamblea en la casa de los mayordomos salientes. El cabildo lo integran vecinos de los barrios y los encargados de la libreta donde se registran las actas de asambleas y la cooperación que los propios pobladores aportan para realizar las fiestas anuales. “En la asamblea aprueba a la persona que va a recibir dicha mayordomía o en su caso el cabildo ratifica al mayordomo saliente para el siguiente año” dice Santacruz.
En el barrio Poniente se organizan en un comité, pero a raíz del asesinato del señor Antonio Paulino Bautista (2020), quien era el presidente del comité, a partir de ese año su esposa asumió el cargo que consiste en resguardar las libretas de las asambleas. Para esta encomienda la señora Justina Mendoza Martínez se acompaña de cuatro señores en las fiestas.
Así lo explicó Santacruz Hernández durante el cambio de mayordomo: “El 26 de diciembre la señora Justina Mendoza Martínez entregará en una asamblea del barrio Poniente todas las libretas que tiene en su poder para que el barrio nombre un nuevo comité de Tradiciones del Barrio Poniente”
La mayordomía del barrio Poniente cambia en relación con el barrio Oriente. Para la llorada hay dos mayordomías: La de música y tortuga, y la de misa y gastos. Ambas mayordomías son para la octava de San Miguel Arcángel. Antes de la procesión para el encuentro de las flores, el cambio de mayordomía se realiza en la casa del mayordomo de misa en una sola ceremonia.
Al mayordomo de música y tortuga le corresponde pagar la música durante el cambio de mayordomo y el recorrido de la danza de la tortuga durante la noche del 6 de octubre. Años atrás la tortuga recorría las calles de los barrios hasta la madrugada. Sin embargo, en este año solo se hizo dos horas por la pandemia.
Antes de que suenen las primeras piezas de la danza de la tortuga, se somete a consideración del cabildo si se aprueba el recorrido de la tortuga en todas las capillas del pueblo. “Inicia en el calvario, así le llamamos donde antes estuvo el centro de salud, porque ahí fue el primer panteón. Aquí la danza de la tortuga es obligatoria, por ser el lugar sagrado, como está cercado, se baila afuera, de ahí visita otras capillas” explica Santacruz.
Al mayordomo de misa y gasto le corresponde traer la imagen de San Miguel Arcángel de la iglesia a su casa, el 5 de octubre, para rezarle y después ofrecer pozole al cabildo e invitados. Además, pagar la misa del 6 de octubre para ambos barrios. “En la mañana del 6 de octubre, invitar a los ancianos para ensartar las flores y cadenas de cempasúchil y flor de pastora para el intercambio.
Con los primeros cohetes en el barrio Oriente se anuncia el recorrido de las flores entre las principales calles de Azoyú. El barrio Poniente se acompaña del sacerdote, mientras que el Oriente viene acompañado de la danza de la Conquista el tigre hasta encontrarse en el corazón de la población.
Después de caminar entre música de viento y danzas, los peregrinos se encuentran en el punto de espera; ahí un representante de cada barrio dirige la palabra al público. El primero en hacerlo es el embajador del barrio Oriente, que este año le tocó al alcalde Luis Justo Bautista:
“Pido que este encuentro nos permita construir la unidad y respeto entre nuestro pueblo”.
Luego habló el sacerdote a nombre del barrio Oriente:
“Que este encuentro sirva para encontrar el camino del bien y que logremos salir de la crisis por la pandemia que afecta a nuestro pueblo. Que todos unidos construyamos la nueva relación entre hermanos”.
Cuando ambos hicieron votos de unidad. Frente a cada contingente se formaron los danzantes de la Conquista. De lado Oriente los que representan a los mexicanos: Cuauhtémoc, Cuitláhuac, Moctezuma, Tezcatlipoca… con sus brillantes plumajes y traje bordado con chaquira. De lado Poniente, los españoles: Cortez, Pedro de Alvarado, Gonzalo de Sandoval… con sus espadas.
Con el toque de música fúnebre, los danzantes avanzan hasta encontrarse de frente, se detienen unos segundos, se despojan de los collares de cempasúchil para colocarlos en el cuello del otro, luego se abrazan. Después se retiran de ahí para esperar el turno de los barrios, que realizan el mismo protocolo.
Una vez que los señores se han abrazado y llorado, voltean a ver la cúpula de la torre de la catedral para apreciar la ceremonia del tigre que habrá de ofrendar con las flores de los muertos y después colocarlo a la cruz: “Años atrás, era diferente, no había dos actos. Era una al mismo tiempo. Cuando los señores se abrazan y se entregan las flores, el tigre hace lo mismo como símbolo del perdón con el pasado. Ahora lo hicieron más folclórico”, observa el profesor Hernández.
Periodista ñuu savi originario de la Costa Chica de Guerrero. Fue reportero del periódico El Sur de Acapulco y La Jornada Guerrero, locutor de programa bilingüe Tatyi Savi (voz de la lluvia) en Radio y Televisión de Guerrero y Radio Universidad Autónoma de Guerrero XEUAG en lengua tu’un savi. Actualmente es reportero del semanario Trinchera.
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