Muchos años han pasado desde que el lugar conocido como “La Ley del Monte” era visitado para ver la imagen de la Virgen de Guadalupe, hasta que fue utilizado por integrantes del Cártel Jalisco Nuevo Generación como sitio de exterminio. El empuje de sus familias logró resignificar el espacio para ahora nombrarlo “La Ley de la Verdad”. Hoy en Lagos de Moreno, Jalisco, un memorial se erige para recordar que lo que ahí ocurrió no debe suceder jamás.
Texto y Fotos: Dalia Souza y Darwin Franco
Poco queda del lugar en el que les arrebataron a sus hijos y hermanos para siempre. Apenas unos cuantos muros roídos por el tiempo, una puerta, un portón y un par ventanas sin vidrios que permiten observar hacia dentro. Poco queda de lo material; sin embargo, el recuerdo del hecho atroz permanece vivo, casi intacto, latente, capaz de surgir con el mínimo estimulo. Estar ahí, pararse de frente, pisar el suelo de tierra que probablemente su ser querido pisó y preguntarse una y otra vez: “¿Por qué a nosotros, por qué a mí, por qué a mi “Cone”, a mi “Patón”, a mi Dany, a mi Lalo, a mi Rodrigo?”. Para las sus familias, estar ahí significó un acto de resistencia, memoria y, por supuesto, valentía.
El pasado 26 de agosto de 2017 en Lagos de Moreno, Jalisco, se inauguró el primer espacio memorial para las víctimas de la violencia en este estado. Un mural que esboza entre sus trazos, los rostros de los seis jóvenes y un adulto que la madrugada del 7 de julio de 2013, tras ser llevados contra su voluntad y desaparecidos por un grupo criminal fueron llevados al predio conocido popularmente como la “Ley del Monte”.
Lo que antes fuera un sitio de milagros y después una tienda de abarrotes, ubicada en el camino que lleva hacia la presa La Sauceda a las afueras de la cabecera municipal, fungió de fachada para ocultar los crímenes que en su interior se cometían. En este lugar, se les golpeó, torturó, asesinó e intentó desaparecerles por completo. Apenas unos pequeños fragmentos de huesos y dientes fueron encontrados durante los levantamientos periciales.
No obstante, han sido sus familias, padres, hermanos, tíos y amigos -en colaboración con el colectivo RECO, dedicado a la reconfiguración, reconstrucción y reconciliación de los sitios de dolor en el país- quienes consiguieron, tras años de esfuerzo, la autorización de la Fiscalía General de Jalisco para realizar una acción memorial en la fachada de este sitio, el cual aún está bajo resguardo de la autoridad local debido a que el proceso de investigación para aclarar lo que ahí ocurrió, la madrugada del 7 de julio de 2013, sigue abierto.
Realizar este memorial para cada familia de las siete víctimas tenía un significado especial porque implicaba reconfigurar, resignificar y redignificar el espacio que tanto dolor les ha ocasionado. Renombrar el espacio fue parte fundamental del proceso. Las familias decidieron que lo que antes era conocido como la “Ley del Monte” ahora sería nombrado como la “Ley de la verdad”, esto porque debe recordarse siempre lo que ahí ocurrió, ya que al hacerlo podría no olvidarse y no repetirse.
Si bien, la huella de la violencia ocasionada es imborrable, este mural memorial ha devuelto a las familias la posibilidad de recobrar un poco de lo mucho que perdieron tras la desaparición y asesinato de sus hijos y hermanos. Los nombres de quienes fueron asesinados en este sitio son: Eduardo Isaías Ramírez Hernández (21 años); Ángel de Jesús Rodríguez Hernández (19 años); Daniel Armando Espinoza Hernández (22 años); José Gerardo Aguilar Martínez (18 años); Rodrigo Espinoza Aguayo (38 años); Marco Antonio Ramírez Cárdenas (19 años) y Cristian Fabián Ávila Cardona (18 años).
Sus familias ahora podrán transitar por este camino, como antes lo hacían, pero no sólo para recordar lo que ahí ocurrió sino para mirar en las coloridas paredes que ellos mismos pintaron, el rostro de los suyos; podrán detenerse para regar las flores que sembraron como sinónimo de paz y reconciliación; regresarán para resanar las paredes que también contienen los objetos que sus familiares amaron en vida. Se pararán frente a “La Ley de la Verdad” para contemplar a los suyos y continuar con la vida que les dejaron.
Este memorial es el primer paso de una serie de acciones jurídicas y legales que las familias desean realizar para edificar no sólo en el exterior sino también dentro de la “Ley de La Verdad”, un memorial para todas víctimas de la violencia en Lagos de Moreno. Un espacio memorial que contenga no sólo lo que ocurrió con las víctimas del 7 de julio de 2013 sino también el recuerdo de lo que pasó y ha pasado con las decenas de desapariciones que han ocurrido en este municipio, ubicado al norte de Jalisco. Conforme al Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas y Desaparecidas aquí existen 94 denuncias por desaparición.
De acuerdo con los familiares, el predio se encuentra en proceso de extinción de dominio debido a que quien hasta ahora es legalmente su dueño no cedió por voluntad el terreno; sin embargo, éste no podrá disponer del espacio hasta que la Fiscalía General de Jalisco levante el aseguramiento.
De las 29 personas implicadas en la desaparición y asesinato de los seis jóvenes y un adulto (entre autores intelectuales y materiales), existen sólo nueve personas detenidas, cuatro más fueron abatidas el 9 de octubre de 2013 en Tepatitlán, Jalisco, durante un enfrentamiento entre elementos policiacos de diferentes corporaciones (federales, estatales, municipales y el ejército) y una célula criminal del Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG). Entre los 16 implicados que aún están prófugos de la justicia se encuentra uno de los principales jefes del CJNG de apellidos Pizano Jiménez, el cual forma parte del listado de objetivos prioritarios de la delincuencia de la Procuraduría General de la República.
Hasta ahora, las familias se han organizado para seguir exigiendo a la Fiscalía General de Jalisco la detención de todos los culpables y, a la par, han comenzado a realizar una recolección de firmas en Lagos de Moreno para que puedan ser ellos los beneficiados con la extinción de dominio, ya que como ellos mismos lo han mencionado: “No quieren que se repita ningún otro 7 de julio en Lagos de Moreno. No quieren que ninguna otra madre, padre, hermano viva lo sufrido por ellos. No quieren otra Ley del Monte”.
Las desapariciones de Ángel de Jesús Rodríguez Hernández, Daniel Armando Espinosa Hernández, Eduardo Isaías Ramírez Hernández, José Gerardo Aguilar Martínez, Rodrigo Espinosa Aguayo, Marco Antonio Ramírez Cárdenas y Cristián Fabián Ávila Cardona no fueron las únicas sucedidas en los días previos y posteriores al 7 de julio de 2013. El rumor de que estaban desapareciendo personas se volvió realidad en Lagos de Moreno.
Algunas de las personas desaparecidas, en este periodo de tiempo donde el CJNG actúo en plena impunidad y usando a “Ley del Monte” como casa de seguridad, fueron José Wilfrido Mejía Díaz y José Wilfrido Vázquez, padre e hijo desaparecidos la noche del 24 de mayo de 2013, tras salir de una reunión donde fueron vistos por última vez; Edgar Daniel Reyes Valadez desaparecido el 29 de junio de 2013; Ana Belem Arenas Rosas quien desapareció el 13 de julio de 2013, seis días después de la desaparición de las siete víctimas; y Luis Fernando Ramos Mendoza desaparecido desde el 20 de julio de 2013, 14 días después.
A la fecha, ninguno de ellos han sido localizado; en el expediente de investigación alrededor de lo ocurrido en la “Ley del Monte” tampoco existe indicio alguno sobre ellos, esto a pesar de que en el lugar se localizaron prendas, artículos personales y material genético que no ha sido identificado y que podría pertenecer a alguno de ellos.
Lagos de Moreno, entre 2013 y 2017, ha sido uno de los municipios en Jalisco que más ha sufrido los estragos de la violencia generada por la presencia del crimen organizado. Después de la tragedia del 7 de julio de 2013, se han presentado múltiples enfrentamientos entre la autoridad y el CJNG; han sido localizadas decenas de fosas clandestinas y sitios de incineración y se han incrementado el número de homicidios dolosos y desapariciones.
Conforme a las estadísticas proporcionadas por la Unidad de Transparencia de la Fiscalía General, entre los años 2013 y 2015, las desapariciones en la Región Altos Norte (a la cual pertenece Lagos de Moreno) sumaban 181 desaparecidos (50 desaparecieron en 2013; 56 en 2014 y, finalmente, 75 en el año 2015). Además, un total de 90 personas fueron localizadas, 74 con vida y 16, sin ella.
En este mismo periodo de tiempo, 91 personas fueron asesinadas en Lagos de Moreno, todas ellas a través del uso de arma de fuego, así se señala en las estadísticas de defunciones realizada por el Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses. Tanto en homicidios como en desapariciones, las principales víctimas son jóvenes entre los 16 y 29 años.
Llegar a la edificación del memorial no ha sido una tarea fácil para las familias de las víctimas del 7 de julio de 2013. Su lucha ha sido contra corriente porque el estigma que cayó sobre sus familiares ha sido duro de roer. Este estigma se generó cuando el ex alcalde priísta de Lagos de Moreno (hoy diputado local), Hugo René Ruiz Esparza Hermosillo, sin ningún tipo de pruebas señaló que estas víctimas estaban vinculados al robo de un objeto que pertenecía a un líder del crimen organizado. Los resultados de la investigación demostraron que ninguno tenía vínculos con la delincuencia.
Pero el sufrimiento no acabó ahí para estas familias, ya que en las primeras semanas de agosto de ese año se enteraron de que sus seres queridos habían sido localizados sin vida en el predio conocido como “La Ley del Monte”. La manera atroz con la que se buscó borrar la evidencia de la desaparición y muerte de sus familiares, los hizo sólo recuperar una pequeña parte de ellos. Estos fragmentos fueron entregados por la Fiscalía General de Jalisco y el Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses en pequeñas cajas de madera con el logotipo del gobierno del priísta, Aristóteles Sandoval.
Uno de los primeros logros en la lucha por la justicia y la verdad alrededor fue haber conseguido que el ex alcalde de Lagos de Moreno emitiera unas disculpas públicas por haber criminalizado a sus seres queridos. Esto lo consiguieron a través de la queja que presentaron en la Comisión Ejecutiva de Atención Víctimas, instancia que –a diferencia de la Comisión Estatal de Derechos Humanos Jalisco- no aceptó sólo una aclaración puntual de los dichos criminalizantes. La disculpa pública se realizó el 2 de junio de 2015.
El esfuerzo por la justicia también ocasionó que el 5 de marzo de 2016, los nombres de las víctimas de Lagos de Moreno fueran incluidos en el Memorial de las Víctimas de la Violencia del Estado que se ubica en la Ciudad de México. Sin embargo, el acto de memoria más esperado para las familias ocurrió, entre el 21 y 26 de agosto de 2017, cuando lograron edificar un memorial en la fachada de la “Ley del Monte”.
Durante toda esa semana, enmarcadas alrededor de la III Jornada: Memoria que resiste, se realizaron actividades entre las que destacaron: “La Siembra por la Paz y el Mural por la memoria”, ambas realizadas en la fachada y terreno de la “Ley del Monte” y cuyo objetivo fue el llenar de vida, color y alegría ese lugar que evocaba tristeza, tragedia y muerte.
Se realizó también un ejercicio denominado “La Cartografía de la resistencia”, a través de esta actividad se marcaron los últimos lugares donde se les vio por última vez a cada una de las siete víctimas. Hoy en estos sitios yacen pañuelos bordados por las propias familias con la leyenda “¿Cómo pudo suceder?” y una pinta en grafiti que en letras verdes dice: “Memoria que resiste”. La idea, como sostuvo el Colectivo RECO, era reconocer que ese espacio cotidiano y habitual por donde con recurrencia se transita fue testigo de un hecho violento que debe ser nombrado como una marca de verdad.
Carmen, mamá de José Gerardo “El Patón” -una de las siete víctimas-, sonrió mientras veía cómo se comenzaba a sembrar en la “Ley del Monte”, los pinitos que había comprado. También sonrió cuando contempló cómo en el mural poco a poco iba dibujándose el rostro de su muchacho. La sonrisa la mantenía, a pesar, de que estaba parada en el sitio donde fue asesinado su amado “Patón”.
En plena “Siembra por la paz” confesó que compró flores de lilis porque a su hijo le gustaban tanto o más que el campo, las plantas y todo lo verde. Carmen observaba constantemente lo que ahí pasaba y se animó a sembrar unas cuantas plantas más. Seguramente, en silencio y sin decir nada, su corazón seguía recordando lo que le pasó a su hijo y a toda su familia.
Quizá, esto mismo pasó con cada uno de los familiares que fueron a dar color a este espacio de dolor. La pintura que ahí colocaron daba vida al diseño que ellos mismo idearon. Lo más recurrente en el mural fueron las figuras triangulares pintadas en colores vivos que se fueron entrecruzando para dejar espacio para los rostros de cada uno de sus familiares. En la pinta del mural que realizaron las familias destacó la presencia de niños y niñas que han tenido que crecer acompañando el dolor y la lucha de sus familias.
En el mural apareció “El Chavo del 8” que tanto le gustaba a Daniel Armando Espinosa Hernández, su papá lo pintó para él; también se dibujó un micrófono que simboliza el amor por el rap y la música que Ángel de Jesús Rodríguez Hernández, “El Cone”, sentía en vida; aparecieron las flores que tanto gustaban a José Gerardo Aguilar Martínez, “El Patón”; y, finalmente, se pintó una botella de tequila que era la favorita de Rodrigo Espinosa Aguayo.
Al centro de estos retratos se colocó una placa titulada “Memoria que resiste”, la cual lleva escritos los nombres de las víctimas del 7 de julio de 2013 y 36 nombres de personas desaparecidas en Lagos de Moreno. Tere, madre de “El Cone”, propuso que la placa debiera tener la siguiente frase: “Hasta que la dignidad se haga costumbre y la justicia prevalezca”.
El mural fue inaugurado el 26 de agosto de 2017 con la presencia de cada una de las familias de las víctimas de la violencia nombradas en la placa. El acto más esperado fue cuando Armando, padre de Daniel Armando Espinosa Hernández, se subió a la fachada de “La Ley del Monte” para tachar ese nombre y pintar en letras azules: “La Ley de la Verdad”.
El dolor, si bien, no ha pasado y lo ocurrido aquella madrugada del 7 de julio de 2013 aún sigue presente, estas familias decidieron reconfigurar y trasformar un sitio de terror en uno de memoria. Ellos quieren que todo habitante de Lagos de Moreno recuerde que lo que ahí no debe a suceder jamás.
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