Nestlé, Mead Johnson y Abbott no solo dominan el mercado mexicano, además influyen en médicos y políticas públicas. Nestlé y Mead Johnson están entre las empresas con más violaciones al código publicitario. Recurren a los medios digitales que no son estrictamente regulados y no llaman sucedáneos de leche a sus productos sino “leches de continuación”, para evadir cumplir con las normas
Texto: Kennia Velázquez / PopLab / Ojo Público*
Fotos: Juan José Plascencia
Ilustración: Leila Arenas
Teresa acaba de dar a luz a su primer hijo y quiere amamantarlo. Le pide a la enfermera que no le de leche de fórmula, pero la profesional de la salud le dice que debe hacerlo. La mamá, convencida de que es lo mejor para su bebe, con voz firme insiste en que solo le dará leche materna, pero la enfermera del hospital privado de Guanajuato, en México, le responde molesta que “sería peligroso” no darle un sucedáneo y que si insiste en alimentarlo ella misma, por seguridad del recién nacido, lo estarán monitoreando cada hora.
Esa no fue la primera vez que personal médico intentó convencer a Teresa que dejara de amamantar, un par de pediatras le sugirieron que su leche “no es lo suficientemente buena y abundante”. Durante los últimos meses de la pandemia del COVID-19, junto a la incertidumbre de las madres la industria de la leche de fórmula ha incrementado su publicidad con el argumento de que su producto protege a los bebés de virus y les da inmunidad.
Un cartel de la fórmula de la marca Similac en las farmacias de Guanajuato dice: “Con Similac 3 con HMO protégelo de virus y bacterias y ayúdalo a descubrir el mundo. Inmunidad y tolerancia como nunca antes”. Unicef, FAO y la Organización Panamericana de la salud recomendaron a México que en este periodo se supervise la distribución de las fórmulas y que no se acepten como donativos. A pesar de ello, el mayor distribuidor de Coca-Cola en el mundo, Femsa y Nestlé han iniciado una campaña de donativos en efectivo para llevar leche en polvo a comunidades vulnerables.
LaOrganización Mundial de la Salud ha sido enfática en mencionar que la lactancia materna durante el confinamiento no se debe detener, ni siquiera en madres contagiadas con el coronavirus porque no hay evidencia de infección a través de la leche materna. De hecho, unainvestigación publicada en Nature muestra que la leche materna protege a los bebés contra los virus patógenos.
En México solo tres de cada diez bebés reciben de manera exclusiva leche materna durante los primeros 6 meses. Este porcentaje se encuentra por debajo del promedio en América Latina (38%) y muy lejos de la meta mundial del 50% que impulsa la Organización Mundial de la Salud (OMS). Según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de México (ENSANUT) 2018, el 95% de las madres intentó amamantar a sus bebés, pero se les presentaron una serie de obstáculos que les impidió hacerlo de manera exclusiva los primeros seis meses.
La Norma Oficial Mexicana establece que las mujeres embarazadas o que recién dieron a luz, tienen el derecho de recibir información y orientación sobre la lactancia materna, esto en la práctica no se cumple, sobre todo en los hospitales privados. Eso fue lo que le pasó a Teresa: aunque en todo momento dijo que daría de amamantar a su hijo, cuando les dieron de alta le regalaron una pañalera con dos latas de leche de fórmula. “Por si acaso”, le dijeron.
Para Matthias Sachse, encargado del área de salud y nutrición de UNICEF-México, es fundamental trabajar con el personal en los hospitales, pues mientras en el control prenatal se habla de lactancia materna, este tema ya no se aborda después del parto.
Otro factor relacionado al bajo porcentaje de lactancia materna en México es el alto número de cesáreas. La OMS recomienda que el porcentaje de cesáreas en los países no supere el 15%, pero en México alcanza al 40% de los nacimientos en los hospitales públicos, y por encima del 80% en las clínicas privadas. Estos procedimientos quirúrgicos -no siempre necesarios- provocan que hasta un 20% de las mujeres decida luego no amamantar, por las molestias físicas que supone la recuperación, informa la agencia de la ONU.
Tampoco ayuda que separen al bebé de su madre en cuanto nace y lo regresan horas después, cuando ya fue alimentado con leche en polvo, esto sucedió en un 58 por ciento de los casos, según un informe del organismo. UNICEF considera que es fundamental que madre e hijo se mantengan juntos mientras estén en el hospital, y que en este tiempo se resuelvan todas las dudas de las mujeres sobre cómo amamantar.
Alma salió unos días de la ciudad por trabajo y cuando regresó su hijo de tres meses ya no aceptaba el pecho, el pediatra le sugirió que insistiera e inmediatamente le recomendó una marca de leche en polvo. Desde ese momento, su bebé ha probado tres marcas distintas de fórmulas lácteas, las tres le han provocado cólico y estreñimiento. Dice que su médico no ha podido darle una explicación exacta y especula que “quizá sea por el gluten”, pero en ningún momento le ha mencionado la posibilidad de reincorporar la leche materna.
El Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de la Leche Materna (CICSLM) de la OMS señala que sólo por causas de salud un pediatra debe de recomendar las fórmulas lácteas, sin embargo, la mitad de los doctores lo hace, aunque no exista ninguna condición clínica en la madre o el niño.
En suinforme sobre alimentos para bebés, la consultora en estudios de mercado Euromonitor Internacional, destaca el papel como aliados de los pediatras al momento de recomendar marcas de fórmulas lácteas. “Recetan cada vez más fórmulas especiales de leche para bebés, no solo para tratar afecciones específicas como intolerancia a la lactosa, alergias, reflujo o diarrea, sino también para reducir la probabilidad de que los bebés desarrollen estas dolencias”.
El aumento de las fórmulas especiales dirigidas a bebés con alergia a la leche de vaca provocó que especialistasestudiaran el fenómeno. Lo que encontraron es que existía un «sobrediagnóstico impulsado por motivos comerciales”, que ofrece un tratamiento a síntomas como llanto, vómitos y erupciones cutáneas “que improbablemente eran causados» por la leche de vaca y que “podría socavar la lactancia materna”, pues no se basan en evidencia, “especialmente en lactantes que no consumen directamente leche de vaca”, dado que recibirían el alérgeno por medio de la leche materna y éste sería insuficiente para desencadenar una reacción alérgica.
UNICEF-México está tratando de impulsar que “en las currículas universitarias de las facultades de medicina y enfermería se incluya una materia de lactancia materna”. Matthias Sachse también explicó que solo el 42% de los profesionales de la salud conocen la existencia del Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de la Leche Materna.
OjoPúblico buscó a la Asociación Mexicana de Pediatría para conocer su opinión sobre el tema, pero no respondieron.
Según la Norma para preparados para lactantes elaborado por la FAO y la OMS y que es suscrito por México, en las etiquetas se debe establecer que la leche materna es una mejor opción para los bebés y no debe idealizar la fórmula, sin embargo la publicidad de la leche en polvo presenta una idea de que hace más grandes, fuertes e inteligentes a los niños.
En México solo el 25,2% de mujeres en ciudades amamanta, mientras que en la zona rural el porcentaje crece a un 37,4%. En las localidades más pobres la agresiva publicidad llega con un mensaje perverso. Anabelle Bonvecchio Arenas, directora de Políticas y Programas de Nutrición del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), dice en entrevista que se ha documentado cómo para las madres indígenas en el estado de Chiapas, la alimentación de sus hijos con fórmulas lácteas es considerado un asunto de estatus, además de que no reciben la debida información por parte del personal de salud.
En estas comunidades el precio de la lata de 400 gramos varía entre los 8 y los 28 dólares, dependiendo de la marca y sus características, un verdadero lujo para muchas familias, si se tiene en cuenta que el salario mínimo al día es entre 5 y 7 dólares, dependiendo de la zona.
Lo que muchas mujeres ignoran, es que la leche materna “protege a los niños de sufrir diarreas, enfermedades infecciosas, obesidad y sobrepeso”, explica Bonvecchio.
Existen denuncias que algunas leches artificiales sonresistentes a los antibióticos y otras tienenplomo. Unainvestigación a nivel mundial encontró que los productos de fórmula infantil son más altos en carbohidratos, azúcar y lactosa que la leche materna y esta información no se menciona en su etiquetado. De acuerdo a este estudio de Nature, publicado en febrero de 2020, los bebés que toman sucedáneo tienen mayor peso que los alimentados de forma natural. La Procuraduría Federal del Consumidor realizó un muestreo aleatorio de leches en la Ciudad de México y encontró que las marcas Enfagrow promental, Enfamil sin lactosa, Enfamil promental, Nutramigen Premium y SMA Comfort Gold contienen exceso de jarabe de maíz, “esto puede provocar entre otras cosas que el bebé aumente su deseo por la fórmula”, señala el estudio. Algunos pediatras alarman a las madres lactantes al señalar el bajo peso de sus hijos, pero estas mediciones no están basadas en las tablas que la OMS ha diseñado, sino en las creadas por las empresas, denunció Olga Rosales, vocera de la Liga de la Leche, una organización que lleva 64 años promoviendo la lactancia materna y brindando apoyo a mujeres en 85 países. La Encuesta Nacional de Salud mostró que el 22% de la población de 0 a 4 años tiene riesgo de sobrepeso.
UNICEF México, la Organización Panamericana de la Salud y el INSPreportaron los incumplimientos de la industria: distribución de muestras gratuitas, regalos y mercadotecnia en medios de comunicación y puntos de venta. “Más del 90% contiene declaraciones de propiedades nutritivas y/o saludables, contienen invitación a comunicarse con la empresa, a través del teléfono, página de internet o correo electrónico; y 30% incluye imágenes o texto que idealizan el uso de biberón o chupón en su empaque”. Entre las empresas que más violaciones cometen están Nestlé y Mead Johnson, quienes han recurrido a los medios digitales que no son estrictamente regulados y no llaman sucedáneos de leche a sus productos sino “leches de continuación” para evadir cumplir con el código. El estudio encontró “alta presencia” de productos dirigidos a infantes menores de 2 años, “acompañados de imágenes y leyendas engañosas o que incitan al uso del sucedáneo para casi todas las marcas y tipos de productos”.
Quienes más entregaron muestras de productos fueron médicos y representantes de empresas, en tiendas y farmacias les dan cupones de descuento y regalos, señala el estudio.
La publicidad de la industria láctea utiliza mensajes cruzados. Por un lado, dicen apoyar que las mujeres amamanten y por otro promueven sus productos como más nutritivos. El Código de Sucedáneos establece que no se debe realizar esta propaganda en espacios médicos, pero los productores lo hacen. Nestlé es una de las empresas que suelen hacerlo, en su reporte de resultados 2016-2018, detalla que donó “676 artículos educativos, 20 salas de hospitales para la lactancia materna alcanzando dos millones de usuarios a través de su programa”. El material que se distribuye, si bien da algunos consejos para amamantar, contiene los logos de la empresa y la invitación a unirse a su club virtual en el que hay “increíbles premios”.
También han sabido aprovechar actividades oficiales como la Semana Nacional de la Lactancia Materna pues patrocinan eventos durante la conmemoración. Olga Rosales considera que la falta de difusión del código internacional, su operación y verificación del cumplimiento y los vacíos legales facilitan que las empresas interpreten la normatividad a conveniencia.
En agosto de 2016 los fabricantes de fórmulas en México firmaron un acuerdo de autorregulación, el “Código de Ética, Transparencia y Buenas Prácticas de Comercialización y Publicidad de los Sucedáneos de la Leche Materna”, donde se establece un marco de competencia y se estipula la realización de auditorías anuales, y mecanismos para la denuncia de particulares. En caso de incumplir, existirían sanciones que van desde amonestaciones privadas o públicas. OjoPúblico preguntó en tres ocasiones sobre el trabajo del comité y las sanciones emitidas, pero no respondieron.
México firmó el código internacional, incluso en algunas de sus normas se refieren a él como marco rector, pero no se revisa su implementación. La encargada de regular a los productores de sucedáneos es la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), que en este momento es liderado por el pediatra José Alonso Novelo, con poca experiencia en el área.
La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) en la recomendación “Sobre los derechos de niñas, niños y adolescentes ante el incremento de sobrepeso y obesidad infantil”, habla de las deficiencias en la implementación de estos mecanismos de vigilancia en la agresiva campaña de la industria láctea: “el progreso ha sido mínimo debido a que se carece de mecanismos efectivos de monitoreo, denuncia y sanción frente al incumplimiento de la normatividad, y cuando llegan a aplicarse, son tan poco significativas en términos monetarios y reputacionales, que no resultan suficientes para desincentivar las conductas violatorias”. Cofepris se negó a declarar sobre el tema argumentando que están enfocados en atender la emergencia sanitaria por COVID-19.
El representante de Unicef explica que Cofepris no hace un monitoreo general, sino revisiones limitadas, pues no hay presupuesto para ello, de tal forma que será “muy difícil seguir con las recomendaciones”. El funcionario del organismo de la ONU hace un llamado a la sociedad civil y a la academia a hacerse escuchar, pues hasta el momento la voz dominante es la de las empresas, que han logrado que el código de sucedáneos de la FAO permanezca en el limbo en la normativa mexicana.
Su presencia ha sido predominante, fueron parte de la comitiva mexicana que asistió a la reunión del Comité del Codex sobre nutrición y alimentos para regímenes especiales organizada por la FAO en Berlín del 26 al 30 de noviembre de 2018. Representado al gobierno de México acudieron las funcionarias de Cofepris: Pamela Suárez Brito, María Guadalupe Arizmendi Ramírez y Alejandra Salas Fernández, (ahora trabaja como relacionista pública de The Coca Cola Company).
La industria tuvo más representación que el Estado Mexicano: Claudia Jaquez, (de Abbott Laboratories de México y la Confederación de Cámaras Industriales); Magda Cristina García Domínguez (Mead Johnson Nutrition), Javier Luna Carrasco Chairman (Nestlé), y Xóchitl Morales Macedo (Cámara Nacional de Industriales de la Leche y Gerente de asuntos regulatorios de Mead Johnson Nutrition).
La comitiva no gubernamental representó a poderosas empresas a nivel mundial: Abbott Laboratories es una empresa estadounidense con 132 años de existencia, el año pasado tuvo ingresos por 31.9 mil millones de dólares. Mead Johnson Nutrition forma parte del conglomerado británico Reckitt Benckiser, produce las fórmulas Enfamil, en total son 70 productos que distribuye en 50 países, en 2019 tuvo ganancias por 3.6 mil millones de dólares. La suiza Nestlé sólo en México tuvo ingresos por 2 mil millones de dólares, es quien encabeza las ventas en este país. Mientras que por la parte mexicana estuvieron presentes la Confederación de Cámaras Industriales es el organismo cúpula de los industriales, sus agremiados generan el 30 por ciento del producto interno bruto del país. Y la Cámara Nacional de Industriales de la Leche aglutina 130 empresas.
México es el primer importador de leche en polvo en el mundo (realiza el 11% de las compras), incluso más que China (8,4%).
En 2019, tan solo cinco empresas importaron 9.781 toneladas de fórmula para bebés por un monto que asciende a 80.7 millones de dólares. Nestlé dominó el mercado de alimentos para bebés en 2019, cuenta con varias categorías y marcas: Nan, Nido, Gerber, Nestum y Cerelac. Igual predominan en las categorías de alimentos secos, preparados y otros alimentos para bebés, así como la leche de fórmula.
Mead Johnson Nutricionales de México ocupó el segundo sitio, seguido por Abbott Laboratorios de México y Bayer de México con sus productos Novamil.
El mercado mexicano de leches de fórmula ha crecido sustancialmente: en 2005 había 27 productos, para 2016 ya eran 79, elaborados por 13 fabricantes. Académicas de la Universidad Autónoma Metropolitana encontraron que el volumen del mercado nacional en 2016, fue de 78 mil toneladas, es decir, 600 millones de litros de fórmula preparada, lo que hubiera alcanzado para alimentar a todos los recién nacidos ese año.
Euromonitor Internacional ha reportado que la leche de fórmula para bebés registró el crecimiento más rápido en el volumen minorista en 2019, “y parece que seguirá teniendo el mejor desempeño dentro de los alimentos para bebés”, aún cuando haya disminución de las tasas de natalidad. Changing Markets reveló que los productos lácteos para bebés, comercializados por Nestlé, Danone, Mead Johnson Nutrition y Abbott no tienen base científica para respaldar los beneficios que dicen promover, sólo se guían “por un deseo de aumentar la cuota de mercado y los beneficios de los fabricantes”.
En agosto 2015 se presentó un proyecto que propone que la fórmula láctea se venda sólo con receta médica. Pero antes de tomar una medida tan radical, se deben dar las condiciones para que las mujeres amamanten.
Sachse explica que los niveles de lactancia caen drásticamente cuando las mujeres regresan a trabajar, para que no se pierda se deben contar con “espacios dignos, accesibles e íntimos”. Alma explica que para ella fue muy difícil extraerse leche en su trabajo, no porque encontrara oposición de sus jefes, sino porque no tiene un lugar adecuado, además de la larga jornada laboral, “una pasa mucho tiempo separada del bebé, es muy complicado”.
Euromonitor considera la baja por maternidad de 14 semanas como una ventaja para las empresas, pues al regresar a sus labores las mujeres optan por los productos lácteos. Bonvecchio Arenas dice que “las trabajadoras no conocen cuales son sus derechos como mujer que amamanta” pero además se considera que es un acto que sólo le incumbe a ella, pero “debe recibir apoyo de su pareja, de la comunidad, del Estado, de los empleadores” para tener una lactancia exitosa.
Save The children calcula que, por cada dólar invertido en lactancia materna, se generan $35 por los beneficios para la madre y su hijo. La organización ha reportado que las prácticas inadecuadas de lactancia materna en México han dado como resultado 2.360 muertes infantiles al año. El costo económico atribuido al aumento de la mortalidad y las pérdidas cognitivas como resultado de una pobre la lactancia materna lo estima en $8 mil millones de dólares al año.
Anabelle Bonvecchio sugiere que se aumente a 6 meses la licencia por maternidad que ahora es de 14 semanas, que se brinden apoyos económicos a las mujeres que están en el sector informal; que se realice una campaña para revalorizar la lactancia; que se capacite al personal de salud tanto en formación como en servicio; el fortalecimiento de la iniciativa Hospital amigo del niño y la niña, que se dote de presupuesto a la lactancia materna, a la Estrategia Nacional de Primera Infancia y al Programa Nacional para la protección de los niños, niñas y adolescentes, que se armonicen todas las leyes para que el Código tenga un soporte en el marco legal y que se publique la Norma Oficial Mexicana de Lactancia Materna.
Dado el grave problema de sobrepeso en México es necesario impulsar la alimentación saludable desde los primeros días de vida para ello se requiere trabajar con los profesionales de la salud, atender las necesidades de las madres y sus bebés, pero sobre todo la participación decidida del Estado para la protección y fomento de la lactancia materna, y para ello es necesario acotar el poder y la influencia de la industria.
*Este reportaje forma parte de una investigación liderada por OjoPúblico en Perú y México.
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