Un poblado casi fantasma en San Miguel Totolapan habría sido escenario de la desaparición de normalistas.
@lydicar
A inicios de 2015, mis compañeras Daniela Pastrana, Ximena Natera y yo realizamos un viaje de reporteo a diversos municipios de Guerrero vinculados con la minería. Empezamos en Iguala, luego viajamos “siguiendo” el río Balsas, visitamos parte de Tierra Caliente (y pudimos realizar diversas entrevistas respecto a la violencia vinculada a la extracción de oro, así como a la delincuencia organizada, actividades que, pareciera, siempre van de la mano). Luego pasamos de rapidito a otros municipios más. Entre ellos San Miguel Totolapan, territorio que es considerado el umbral a la Tierra Caliente, aunque presume de tener el mejor clima del mundo. Relativamente cerca de Iguala, es además, puerta de entrada a la sierra y paso obligado rumbo a los caminos traseros para el Estado de México.
Llegamos a la cabecera municipal, localizada en las tierras bajas. Ahí, en un inusual negocio de mariscos, nos entrevistamos con un contacto que explicó, básicamente, que aquel municipio estaba completamente cooptado por el crimen organizado. Habló de la violencia cotidiana, la facilidad con la que matan, de las poblaciones desplazadas. De los pocos habitantes que se resistían a huir.
Esta andanada de pueblos fantasmas en la sierra ocurría desde antes del 26 de septiembre. Periodistas guerrerenses –por ejemplo Johnatan Cuevas–, lo escribían en sus notas y reportajes desde, al menos, inicios de 2014.
Ya se hablaba de disputa de grupos del crimen organizado, entre Guerreros Unidos –que tendría más arraigo en la población– contra la Familia Michoacana.
Ya a raíz del caso de los 43 normalistas víctimas de desaparición forzada, varios reporteros documentaron esa relación entre el crimen organizado y el oro. San Miguel Totolapan volvía a relucir, sin embargo las cosas en la región no cambiaron. Al contrario, se agudizaron.
Para 2017, la región volvió a ser “nota” ya que habitantes del municipio –en particular un poblado llamado La Gavia– hicieron bloqueos exigiendo que el Ejército se fuera. Estas acciones fueron replicadas también en municipios de Tierra Caliente, como Arcelia.
Para 2018, La Gavia estaba convertido en pueblo fantasma.
Ahora bien, es La Gavia, donde diversos informantes –esta reportera tuvo acceso directamente a uno– señalan como uno de los puntos en los que fueron desaparecidos los restos de algunos de los normalistas. Este pueblo -casi fantasma hace años- era un lugar controlado por Guerreros Unidos, al menos hasta que la Familia Michoacana lo venció.
Y la Familia Michoacana en parte venció a los Guerreros, por el golpe que a éstos les implicó su involucramiento en la noche de Iguala.
Lydiette Carrión Soy periodista. Si no lo fuera,me gustaría recorrer bosques reales e imaginarios. Me interesan las historias que cambian a quien las vive y a quien las lee. Autora de “La fosa de agua” (debate 2018).
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