El ejército israelí utiliza armas prohibidas para atacar a los palestinos en Gaza. Es una más de las atrocidades que comete Benjamin Netanyahu para calmar su orgullo herido por el ataque de Hamas
Por Alberto Nájar / @anajarnajar
La organización Human Rights Watch (HRW) comprobó que el Ejército de Israel utiliza fósforo blanco en sus operaciones militares regulares en Gaza y al menos una desplegada en Líbano.
Es un elemento altamente prohibido por la Convención Internacional sobre Armas Convencionales, por los severos daños y el sufrimiento extremo que provoca a sus víctimas.
A través de videos, fotografías y declaraciones de testigos en el terreno, HRW comprobó que el 10 y 11 de octubre las fuerzas armadas israelíes dispararon “múltiples ráfagas aéreas de fósforo blanco con artillería” en el puerto de Gaza.
También se documentó un ataque similar en dos localidades rurales de Líbano, ubicadas en la frontera con Israel.
Estas operaciones forman parte de la rabiosa venganza del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, quien fue exhibido con la incursión armada del grupo extremista Hamas el pasado 7 de octubre.
La denuncia de HRW sobre el fósforo blanco ha pasado virtualmente desapercibida en la histérica cobertura de la mayoría de los medios internacionales de Occidente sobre el conflicto armado.
Pero es un hecho sumamente grave, que se suma a la larga cadena de atrocidades cometidas por Israel contra los palestinos.
El fósforo blanco se utiliza para crear cortinas de humo que facilitan las operaciones militares en el campo de batalla. La sustancia química se incendia al contacto con el oxígeno y provoca un intenso calor que supera los 815 grados Celsius.
Las personas que reciben el fósforo blanco sufren daños terribles, advierte HRW. Las quemaduras son tan profundas que llegan hasta los huesos.
También dañan severamente los pulmones y ojos. Las heridas son difíciles de cicatrizar y con frecuencia las víctimas contraen infecciones que las llevan a la muerte.
Si no se retira por completo los restos del fósforo blanco de la piel el daño se prolonga por mucho tiempo, e inclusive existe el riesgo de que la sustancia se incendie de nuevo al entrar en contacto con el oxígeno.
“Presenta un alto riesgo de quemaduras insoportables y sufrimiento de por vida”, advierte la organización civil.
“Las quemaduras por fósforo blanco en sólo el 10 por ciento del cuerpo humano suelen ser mortales. También puede causar daño respiratorio e insuficiencia orgánica”.
“Quienes sobreviven a sus lesiones iniciales a menudo experimentan toda una vida de sufrimiento. Las contracturas (el endurecimiento permanente de los músculos y otros tejidos) impiden la movilidad, mientras que el trauma del ataque inicial, los tratamientos dolorosos y las cicatrices que cambian la apariencia provocan daños psicológicos y exclusión social”.
Esto es lo que provoca Netanyahu con las operaciones que ordenó en Gaza para castigar, jura, a los líderes y miembros de Hamas.
El grupo extremista islámico aparentemente burló el fuerte cerco de seguridad en la frontera de Israel, y tomó por sorpresa al Ejército de ese país.
Varias células de Hamas asesinaron a por lo menos mil 200 personas, entre ellas niños y personas con discapacidad.
La incursión armada fue un duro golpe al orgullo de Israel y su primer ministro, quienes presumían contar con el mejor y más eficiente sistema de inteligencia del planeta.
De hecho, una de las industrias más rentables de ese país es la venta de sistemas de espionaje de alta especialidad. El caso más conocido es el software Pegasus, pero no es el único.
El gobierno israelí espía prácticamente todas las comunicaciones de los palestinos que viven en Gaza, porque controla los dos únicos sistemas de wifi autorizados para funcionar en ese territorio.
El ejército tiene los datos biométricos de cientos de miles de palestinos, y en muchos casos cuenta con información completa de sus redes familiares o de amistad.
Los datos se verifican cada vez que los palestinos cruzan desde Gaza hacia territorio de Israel. Por si esto fuera poco en toda la frontera común existe un muro vigilado permanentemente por el ejército.
Así, la incursión de Hamas puso en evidencia que el escudo de seguridad que Israel presume y comercializa como invulnerable, no era tal.
Fue un golpe directo a la soberbia de su gobierno. Y por eso la cruel y desproporcionada reacción contra los palestinos en Gaza, que llega al extremo de usar un arma prohibida en convenciones internacionales.
“El uso de fósforo blanco en Gaza, una de las zonas más densamente pobladas del mundo, magnifica el riesgo para los civiles y viola la prohibición del derecho internacional humanitario de poner a los civiles en riesgos innecesarios” advierte Lama Fakih, director de HRW para Oriente Medio y Norte de África.
“Cada vez que se utiliza fósforo blanco en zonas civiles pobladas, se plantea un alto riesgo de quemaduras insoportables y sufrimiento de por vida. El fósforo blanco es ilegalmente indiscriminado cuando estalla en áreas urbanas pobladas, donde puede quemar casas y causar daños atroces a los civiles”.
Hasta ahora, sin embargo, la advertencia no ha sido escuchada y, por el contrario, los aliados de Israel están decididos a respaldar todas sus operaciones militares.
No importa cuántas personas civiles mueran. Nunca serán suficientes para saciar la venganza o curar el orgullo y soberbia heridas de Benjamin Netanyahu.
Productor para México y Centroamérica de la cadena británica BBC World Service.
Periodista especializado en cobertura de temas sociales como narcotráfico, migración y trata de personas. Editor de En el Camino y presidente de la Red de Periodistas de a Pie.
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