5 febrero, 2022
Esta festividad es muestra del sincretismo religioso con la cultura indígena de la Colonia e incorpora a sus tradiciones la danza, la ritualidad, la música y los cantos
“El camino es arduo, está sembrado de peligros, porque, de hecho, es un rito del paso de lo profano a lo sagrado; de lo efímero y lo ilusorio a la realidad y la eternidad; de la muerte a la vida; del hombre a la divinidad”
Eliade, Mircea. Lo sagrado y lo profano.
Texto y fotos: Isabel Mateos
CHIAPA DE CORZO, CHIAPAS.- La Fiesta Grande de enero es una de las tradiciones más populares y conocidas de Chiapas a nivel internacional y este año logró llevarse a cabo tras su suspensión, el año pasado, por la pandemia de covid-19.
La fiesta se remonta a la época de la Colonia, después de la llegada de la familia de María de Angulo, una española que vino a Chiapas desde Guatemala, hace alrededor de 300 años. María creía en los curanderos indígenas de la región y traía, también, consigo la religión católica. La Fiesta Grande simboliza esta unión. Es una fiesta dedicada al Señor de Esquipulas, San Antonio Abad y San Sebastián Mártir.
En las investigaciones que se han realizado al respecto, se ha identificado este sincretismo: la cultura española colonizadora del momento se fusiona con la cosmovisión indígena que en ese entonces reinaba en el territorio y se mantiene con sus danzas, cantos, música tradicional, rezos y rituales.
Este año, después de muchas reuniones entre las autoridades religiosas y municipales de Chiapa de Corzo hubo un acuerdo: que se hiciera la fiesta con poca afluencia, respetando las medidas de sana distancia y de higiene con el uso de gel antibacterial y cubrebocas. Así se realizaron las danzas, con ciertas restricciones.
También se acordó que se realizarían los rituales más representativos e importantes para la población chiapacorceña sin la asistencia de turistas.
Los Parachicos, las Chiapanecas y las Chuntá, personajes principales de esta tradición, salieron a danzar por las calles de este Pueblo Mágico con el llamado previo de las autoridades para que personas de otros estados y países intentaran, en lo posible, no acudir.
Las Chuntá, son hombres vestidos con con faldas y blusas típicas de las mujeres de la región, usan trenzas adornadas con listones de colores, collares, pulseras, aretes, un canasto sobre su cabeza adornado con banderas de colores de papel de china, su chin chin (sonaja) que acompaña su baile y van repartiendo dulces mientras avanzan por las calles. Hay muchas versiones sobre este personaje y su significado. Una es que María de Angulo ordenó a la Chuntá que repartiera alimentos y bebidas al pueblo en agradecimiento porque su hijo fue sanado por un curandero de Chiapa de Corzo; otra es que solamente las mujeres podían transitar libremente por el pueblo y los hombres comenzaron a vestirse de mujeres para ver a sus esposas, novias, hijas o madres; y otra es que algunos hombres acosaban a las mujeres y los esposos de éstas tomaron su lugar vistiéndose de mujer para sorprender a los agresores. Sin embargo, en una escultura dedicada a la Chuntá se lee: “Cuentan los abuelos que el indígena soctón no se dejó someter por los conquistadores, por lo que disfrazado de mujer a manera de sirviente, salía de la demarcación del pueblo, aparentando hacer labores cotidianas con el fin de reunirse con otros indígenas para organizarse en el combate contra los españoles y no ser esclavizados”. Salen cada 8 de enero a hacer el anuncio de la Fiesta Grande de Chiapa de Corzo.
En 2010, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) reconoció como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad al personaje del Parachico, un danzante que, con una máscara de madera realizada artesanalmente con listones de colores, con paliacates, una chalina amarrada a la cintura, un zarape, la montera, un sombrero distintivo hecho a base de Ixtle de maguey, representa los rayos del sol, sale a las calles y visita cada una de las ermitas en Chiapa de Corzo para agradecer a los santos.
La elaboración del traje de Parachico requiere al menos una semana y todo es hecho a mano. Su danza y su andar están llenos de sacrificio y esfuerzo, durante horas y días, danzan por toda la ciudad, una ciudad repleta de elevadas y empedradas calles, bajo temperaturas de entre 24°C y 32°C. La danza del Parachico, requiere sacrificio para demostrar que se merece danzar al año siguiente.
Desde el 4 hasta el 23 de enero, la población de Chiapa de Corzo llevó a cabo su festividad mayor. La covid-19 permitió a los habitantes de Chiapa de Corzo, de acuerdo a las principales voces de la comunidad, conocer el verdadero significado de esta fiesta haciendo énfasis en los rituales y danzas tradicionales, con reflexiones sobre su historia y no sólo como una oportunidad para beber por las calles.
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