Los desplazados de la Sierra y Tierra Caliente de Guerrero continúan en Tijuana en espera que la Corte de migración empiece por analizar la solicitud de asilo humanitario, sin embargo, la covid-19 empeoró la situación por el cierre total de la frontera.
Por: Kau Sirenio
La falta de atención del gobierno de Guerrero a los desplazados a causa de la violencia en la Sierra y Tierra Caliente, orilló a cientos de guerrerenses a trasladarse a la zona fronteriza de Tijuana, Baja California, para solicitar asilo político en Estados Unidos, proceso que puede durar hasta noventa días.
José María García Lara, Chema, coordinador del albergue Juventud 2000, dice que de abril de 2018 a la fecha han llegado entre veinticinco y treinta familias a Tijuana. “Vienen de diferentes comunidades de Guerrero; al momento de registrarlos nos damos cuenta de que la mayoría provienen de la Sierra y Tierra Caliente. A veces el número de refugiados sube hasta treinta personas al mes. Están llegando cada semana”.
Lulú Lizardi y Chema García coinciden en que la principal causa de la migración interna en los últimos años es la violencia y el despojo de la tierra, que así como el hambre, ha obligado a cientos de familias a buscar refugio en otros estados de la República o en su caso en Estados Unidos.
“Lo que sucede allá en Guerrero es muy grave; si no fuera así, entonces la gente no abandonaría su familias y tierras para venir a sufrir en los albergues. El problema radica en que los tres niveles de gobierno no le están poniendo atención a lo pasa en la zona apartada de las ciudades. Es por eso por lo que comunidades enteras se desplazan. Esto no es propio de México, sino que pasa en los países centroamericanos como Honduras, El Salvador, Guatemala y Haití”, denuncia la activista.
Lulú dice que uno de los principales factores que intervienen en el fenómeno migratorio en el sur de México y Sudamérica se debe a la violencia sistemática que los gobiernos ejercen sobre las comunidades para imponer los megaproyectos, pero, además, interviene el crimen organizado.
“¡No sé qué está pasando en este siglo! Porque estamos viviendo una de las peores tragedias en el mundo. Por donde quiera hay desplazados. Y lo peor es que se ensañan con tanta crueldad con la gente; lo más triste de todo esto es que lo hacen los más desprotegidos, como son los campesinos. Al gobierno no le importa que maten a familias completas, se volvió cómplice de los civiles armados que andan acechando en la Sierra y Tierra Caliente”.
Lizardi pone el dedo en la llaga: “Todo esto me tiene preocupada, triste, porque el gobierno de Guerrero no hace nada para contener esa violencia, pareciera ser que no le importan los muertos, los desaparecidos, los heridos y los desplazados. Es tanta la violencia que esto se ha vuelto inhumano”.
De diciembre de 2018 a la fecha, Lulú ha denunciado la opacidad del gobierno de Guerrero, y dijo que la corrupción y la impunidad son elementos perfectos para silenciar a los campesinos guerrerenses que son despojados de sus tierras.
El número de migrantes incrementó en Tijuana desde 2003; de ahí no ha parado; al contrario, ha crecido. Lo más preocupante de todo esto, es que antes, a esta ciudad fronteriza llegaban migrantes centroamericanos, pero ahora llegan de todo el mundo por la violencia e inseguridad en sus lugares de origen.
La migración interna consistía en que el jefe de familia iba a trabajar por temporadas, mientras que la familia se quedaba en sus comunidades, allá en el sur. Los de Guerrero empezaron a llegar a Tijuana porque en sus asentamientos no hay empleo, pero en los últimos años se triplicó por la ola de violencia que se vive en Sierra y Tierra Caliente.
En Tijuana pasa de todo. El tránsito migratorio no es sólo de sur a norte, sino también de norte a sur. Ahí llegan los mexicanos deportados, que según Lourdes Lizardi rebasan los sesenta mil al año. Unos encuentran trabajo en Tijuana, otros se regresan a sus comunidades y los que sale despistados caen en manos del crimen organizado, porque los migrantes son los más vulnerables.
Así las cosas, los desplazados de la Sierra y Tierra Caliente de Guerrero continúan en Tijuana en espera que la Corte de migración empiece por analizar la solicitud de asilo humanitario, sin embargo, la covid-19 empeoró la situación por el cierre total de la frontera.
Mientras esto ocurre en Tijuana, en Guerrero urge un programa inmediato para que no haya más desplazados hacia las ciudades frontera. Porque al final del día los más afectados de este desplazamiento son los niño, adolescente y mujeres que pueden acceder a los derechos mínimos: educación, salud, alimentación y vivienda.
Luego entonces que los buenos deseos para el próximo año se refleje en acompañamiento a los migrantes desplazados y de una vez por todo, acabemos con las fronteras y que no se criminalice a los migrantes.
Periodista ñuu savi originario de la Costa Chica de Guerrero. Fue reportero del periódico El Sur de Acapulco y La Jornada Guerrero, locutor de programa bilingüe Tatyi Savi (voz de la lluvia) en Radio y Televisión de Guerrero y Radio Universidad Autónoma de Guerrero XEUAG en lengua tu’un savi. Actualmente es reportero del semanario Trinchera.
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